De todas las tareas del cultivo de los rosales la más atractiva e importante es la poda. El rosal hoy adormecido por el invierno se entrega a nuestras manos, para luego brindarnos su floración. Cada rosal tiene sus propias peculiaridades a la hora de meterle las tijeras, por eso debemos conocer de antemano todos los detalles. Esta práctica tiene como fin mejorar el crecimiento, vegetación y floración del rosal, mejorando su vigor y equilibrando la madera vieja y nueva del pie. Una poda correcta es sinónimo de flores abundantes y un desarrollo correcto en primavera. Para lograr esto depende del estado en que se encuentra cada planta: salud, porte y la edad, sin olvidar las características de cada variedad de rosa. La poda permite alcanzar los siguientes objetivos:
* Abundantes rosas
* Crecimiento enérgico y correcto
* Formación de la planta
* Salud y longevidad del rosal
* Rejuvenecimiento del rosal
¿Qué podamos primero?
1. Trepadores
2. Híbridos de té y grandinfloras
3. Floribundas y polyanthas
4. Miniaturas
5. Arbustivas
6. Arbustivas inglesas
Principios básicos de poda
Generalmente las ramas abiertas y principales de un rosal crean una estructura denominada "vaso", es para que el sol y aire lleguen al interior de la misma. El crecimiento ideal del rosal se logra cuando aparecen nuevos brotes y tanto en la parte superior como la inferior se recubren de hojas sanas y verdes, logrando una copa equilibrada. Sin la poda, la mayoría de los rosales sólo crecerían hacia arriba y quedarían sin follaje en la parte inferior. Es importante evitar que un rosal gaste su energía en mantener ramas viejas o débiles que ya cumplieron su función. La poda es cortar las ramas enfermas, quebradas y que obstruyen el paso del aire necesario para su limpieza y formación. La madera vieja se elimina. En otros casos dejamos un tocón de 2 a 3 yemas, siempre que la savia sea óptima. Si el color de la savia que se encuentra en el centro de la rama es blanco y verde claro es buena. Si su color es marrón es mala y se elimina desde abajo. Solamente cuando el color empieza a ser claro, el brote está sano. Para realizar la poda el rosal debe estar totalmente desfoliado. Si todavía posee algunas hojas deben retirarse a mano. Los criterios de poda son específicos de cada planta. Quiere decir que se practicará una poda drástica si el rosal está enfermo o muy debilitado. De lo contrario su poda será siguiendo el criterio de desarrollo de cada planta. Nos ubicamos frente a él y observamos en qué condiciones está, cuando tenemos el panorama claro comenzamos a podar. De acuerdo con nuestra experiencia como rosicultoras no siempre se poda igual. Si no hubo suficientes heladas y frío la savia no baja y por lo tanto debemos respetar este fenómeno y ser cautos al podar realizando una poda alta y una profunda limpieza, cortando todos los tallos secos, viejos y débiles (los menores del grosor de un lápiz). De acuerdo a la variedad más frecuente es que describimos la poda de:
Rosales híbridos de té: Son arbustos robustos, erguidos y rígidos. Estos alcanzan una altura desde 60 cm. hasta 1 o 2 m., según la fuerza del crecimiento. Son los rosales comúnmente llamados clásicos, de floración recurrente y son de pie bajo. Los pimpollos son puntiagudos y al abrirse muestran muchos pétalos. Son flores dobles y fragantes, florecen desde octubre hasta el invierno. Una vez realizada la limpieza de todas las ramas que no sirven, se eligen los tallos principales de la planta y se cortan aproximadamente a la mitad o un tercio del largo total de la rama. A la hora de cortar unas ramas, fijarse bien en su grosor: si es delgada (como un lápiz) debes eliminarla. Si pasa este grosor, dejar tres yemas, y si son más gruesas, seis. Podaremos siempre por una yema orientada hacia fuera, para que el rosal vaya adquiriendo forma de copa. Una vez finalizado el trabajo, nuestro rosal debe presentar un aspecto similar al de una copa.
Rosales trepadores: Estos rosales se distinguen por su porte erguido por eso se utilizan en pérgolas, pilares y cerco con respaldo (alambrado). Los trepadores necesitan una poda de formación más severa los primeros años para educarlos hasta formar la estructura básica que cubrirá el espacio que le destinamos. Posteriormente, se reducirá a mantener un equilibrio de madera y eliminar chupones y ramas que se entrecrucen. Debemos procurar que los brotes crezcan lo más horizontalmente posible para que la savia circule mejor y obtener mayor rendimiento de ellas y que su floración sea copiosa y espectacular. Debemos atarlos a un sostén y la misma se realiza entre medio de una yema para que los vientos no lastimen sus ramas y lo estrangulen.
Rosales miniaturas: Se trata de pequeños y medianos arbustos que van de los 20cm. a 70cm. de altura. En la poda eliminar todas las ramas viejas, secas o enfermas que tengan en su interior. La forma de estos pequeños depende de cada cultivador, su poda es de limpieza, no en forma drástica, salvo que esté enfermo.

