Fotos: colaboración Del Campo San Juan 


Esa sensación inigualable de tomar el fruto entre las manos y removerlo con cuidado hasta que se desprenda de las raíces que lo atan a la tierra o la emoción que da caminar por entre los surcos y detectar esa verdura a punto, escondida entre las hojas de la planta, pueden dejar de ser imágenes "románticas del campo" en el imaginario colectivo para convertirse en realidad. Es que hay un productor agrícola que abre las puertas de su establecimiento para invitar a cosechar, a aprender de cultivos y, como si todo esto fuese poco, a llevarse a casa lo recolectado con las propias manos.


Esto ocurre, algunos fines de semana, en un par de parcelas sembradas con distintos productos de estación, en el predio de Valle Encantando, unas fincas en el departamento Rivadavia que nacieron con el fin de ser solamente un loteo donde se conviva en una construcción segura, entre montañas (la propiedad llega al pie del cerro), viñedos y arte (tendrá su propia galería de arte como eje fundamental). Ahora también con cultivos orgánicos propios, porque, nobleza obliga decirlo, mientras se concreta el negocio inmobiliario, se sembraron diferentes cultivos con la idea clara de acercar público para conocer de cerca el proceso productivo. Actualmente, las plantas ya están dando frutos, por eso ya está todo listo para que cada cuál tome un cajón, las tijeras de podar y comience a cosechar.


La iniciativa es de Javier Liwsky y un equipo de trabajo de varias personas. Este porteño se abrazó a este terruño hace más de 25 años luego de haber estudiado Ingeniería Mecánica, especializada en fluidos (son quienes hacen las secuencias del riego por goteo o el diseño de las bombas de agua) en la Universidad Ben Gurion, en Beersheva, Israel. Allí se recibió y trabajó por cinco años. Hasta que motivado por el auge de los diferimientos impositivos vinculados al campo que se multiplicaban en la provincia, encontró tierra fértil aquí. De hecho, en San Juan, echó raíces cuando fue convocado para desempeñarse en distintos emprendimientos en los que vio crecer desde olivares, viñedos, frutas de carozo, alfalfa. Inclusive animales. Trabajó para distintas firmas hasta que logró tener su propia finca en Médano de Oro, donde crió ovejas y desde hace un tiempo ya, se dedica al cultivo de espárragos que son requeridos como producto gourmet no sólo en el exterior sino, ahora más que nunca, en Capital Federal y provincia de Buenos Aires, donde llegan por venta a domicilio, una modalidad que implementó en pandemia inclusive en la provincia. Y como una cosa trae a la obra, también quiso diversificar creando una huerta que permitiese experimentar, en primera persona, de qué se trata cultivar.


"Siempre quise hacer algo para vincular al agro y la tierra, con los niños. Quizás porque quería que mis hijos vieran de otro modo mi trabajo. Ahora ellos crecieron pero la inquietud sigue vigente. Es más, la pandemia aceleró esa idea que siempre me rondaba en la cabeza y con ayuda del propietario de Valle Encantado y de los ingenieros Kulichevsky, Pechuán y Martini, profesionales del INTA y de Prohuerta, que me aconsejaron y asesoraron dimos los primeros pasos", cuenta el productor que tiene en mente muchos juegos y actividades para grandes y chicos, entre los surcos. Es más, hasta ya proyecta concretar una próxima etapa con su réplica en la finca que tiene en Médano de Oro.


El fin de semana pasado se hizo la primer prueba piloto. Tan solo dos horas de presencia de público fueron suficientes para demostrar el interés por lo que ya programa repetir la vivencia durante todo este 2021. Claro que con cambios, ya que los cultivos irán rotando según la temporada. Ahora hay disponibles berenjenas, pimientos (verdes, rojos y otros ajíes picantes), tomates de diversas variedades (desde redondos, peritas y cherries), zapallos ancos, inglés y redondo, melón y algunas sandías. Hasta hace poco, había en cantidades cebollas, lechugas, acelgas, cebolla de verdeo, remolacha y habas.


Pero eso no es todo. Es que después de muchos meses de trabajo y planificación, de aperturas y cierres por las distintas fases de la cuarentena, a la idea original de Liwsky de generar un contacto real con el campo y responder a todas las preguntas e inquietudes se le sumarán verdaderos aspectos educativos y didácticos, ya que al recorrido por las parcelas se le agregarán talleres para generar plantines y observar los distintos pasos de la germinación, un espacio para sembrar esos plantines y hasta propuestas de charlas, en principio centradas en la alimentación saludable y en el mejor aprovechamiento de frutas y verduras de estación, a cargo de nutricionistas. Su sueño es que vuelvan las clases presenciales y de esto no sólo puedan disfrutar abuelos, padres e hijos sino grados completos que puedan llevar a la práctica, eso que se aprende en la teoría.


"El objetivo es que vengan y vean cómo es una propiedad agrícola, que conozcan qué se puede cultivar en San Juan, cómo se trabaja para que sea agroecológico (esto significa que tiene todos los cuidados de un proceso orgánico, sin pesticidas ni herbicidas pero le falta la certificación oficial), de dónde vienen los alimentos que se consumen todos los días, que se enteren qué variedades se multiplican por semillas y cuáles por plantines y hasta tener la posibilidad de colaborar en parte de todos los procesos. Que sea una experiencia inolvidable", explica, sin dejar de resaltar, la alegría de llevar a casa frutas y verduras cosechadas por uno mismo.

> Tijeras y cajón en mano

 


A diferencia de otro tipo de emprendimientos turísticos, Del Campo funciona cuando hay algo que cosechar. Por ende, depende de los tiempos de las plantas y de cuestiones climáticas que difícilmente se puedan manejar. De todos modos, ya hay fecha para el próximo encuentro que está previsto para el sábado 13 y el domingo 14 de febrero, de 17 a 20:30. 


Fuera de este cronograma, los futuros encuentros se anunciarán en las redes sociales de Del Campo San Juan. La firma se encuentra tanto en Facebook como en Instagram como @delcamposanjuan, también tiene su página web delcamposanjuan.com.ar.


La visita, con los talleres y charlas incluidos, tiene un costo de 200 pesos para mayores, los menores entre 6 y 15 años pagan la mitad y hasta 6 años es gratuito. Además hay un costo del cajón de cosecha que varía según el precio de los productos de temporada. Por ejemplo, el cajón con tomates, melón, zapallos que se puede cosechar ahora ronda entre los 500 y los 600 pesos.


En el lugar -que al que se llega por calle Ignacio de la Roza, frente a la fábrica Loma Negra, a 2 kilómetros del Jardín de los Poetas, camino a Zonda- se puede tomar una merienda sencilla, ya que venden bebidas frescas y hay un sector con fardos de pastos donde poder descansar y admirar el paisaje.


La actividad sigue un protocolo por Covid por lo tanto es fundamental la inscripción de todos los participantes. Además de ese registro (nombre y DNI) se exige el uso de barbijo de manera permanente y aunque es al aire libre, se pide el respeto de la distancia social. Aparte, fuera del protocolo por el coronavirus, pero sí fundamental para el proceso productivo, cada familia recibe un cajón de madera y unas tijeras para poder recoger sus cultivos.


Los interesados pueden recabar más información, contactándose al 2644186746.