A medida que la persona se desarrolla va adoptando algunas costumbres que pueden ser extrañas a los ojos de otros. Las grandes mentes creativas de la historia también solían tener sus manías, como escribir de pie o adoptar animales que no verías en el fondo de cualquier casa.

Amante de la vida animal

Todos a lo largo de nuestra vida solemos tener al menos una mascota, familiar o propia, pero la artista Frida Kahlo amaba tanto a los animales que llegó a vivir rodeada de ellos en La Casa Azul, de Coayacán, en la Ciudad de México. Cobijaba perros, gatos, monos, guacamayos, gallinas, loros, pavos e incluso un ciervo y un águila.

20 minutos eran suficientes

Leonardo Da Vinci es sin duda uno de los genios más grandes de la historia. Inventor, músico, pintor, filósofo entre otras tantas cosas que hizo durante su vida, tenía algunas manías y mañas.

Da Vinci tenía una rutina de descanso bastante peculiar. Comenzó a estudiar el método del sueño polifásico, que consiste en repartir las horas de sueño en diferentes fases del día, en vez de concentrarlas en la noche. Él dormía solo 20 minutos cada 4 horas.

Escribir con los pies sobre la tierra

Al escribir, sea a mano o en la computadora, tendemos a sentarnos para estar más cómodos. Hacerlo de pie no es algo que se nos haga común, mucho menos escribir un libro, por ejemplo. Virginia Wolf, considerada una de las figuras literarias más importantes del siglo XX, trabajaba sobre un pupitre inclinado de unos 105 centímetros de altura. Según sus biógrafos, contemplaba sus escritos como si se trataran de lienzo de un pintor, acercándose y alejándose de los mismos y por este motivo, prefería trabajar sus escritos de pie.

No era un gatito cualquiera

Siempre excéntrico y rodeado de polémica, Salvador Dalí en vida dio mucho de qué hablar. Entre sus excentricidades se encontraba su mascota, que lejos de ser un gato doméstico ordinario, Dalí se enamoró de un ocelote al que llamó Babbaou y adoptó en 1960 gracias a un gobernante colombiano. El felino acompañaba al artista a todos lados, incluso cuando viajaba o salía a comer.

Un hobbie un tanto siniestro

Michelangelo Buonarroti, mejor conocido como Miguel Ángel fue uno de los artistas más reconocido de su época, y cuyas obras aun son admiradas en todo el mundo, con El David, por ejemplo. Además de pintar y esculpir, entre otras cosas que hacía, el artista tenía la macabra afición de desollar cadáveres y diseccionarlos, lo cual, según manifestó en más de una oportunidad “le proporcionaba el mayor de los placeres”. Según información de la época, él pensaba que esa era la mejor forma de obtener información del cuerpo humano para pintar huesos, músculos y tendones.

El desorden detrás del genio

Ludwig van Beethoven ha trascendido generaciones con sus composiciones. Quedándose sordo alrededor de los 30, eso no fue un freno para que el compositor continuara con su trabajo y sus genialidades. Aun así, no era un ejemplo en orden.

Si bien se bañaba a menudo, usaba la misma ropa, que solía estar sucia. Además, dejaba los platos de comida a medio terminar por toda su casa e incluso no vaciaba el orinal que colocaba bajo el piano. Entre los registros sobre la vida del músico, hay testimonios que aseguran que llegaba a tirar la comida por la ventana o estrellarla contra la pared cuando algo no le gustaba.