Quienes disfrutan de sus vacaciones en la playa o acudiendo a piletas con regularidad aumentan en forma excesiva la cantidad de radiación que su piel y cabello reciben.

Los rayos UV alteran la capa protectora del cabello (cutícula), lo que debilita el pelo y lo hace estar más expuesto a otros agentes externos, que también contribuyen a su fragilidad.

En cuanto a la piel, los daños de los rayos UV son más que conocidos. A pesar del adecuado uso de factores solares, reaplicándolos sobre todo el cuerpo cada cierto tiempo (especialmente después de nadar), el sol puede dejar la piel seca y, si durante el verano no se complementa el uso de factores con una correcta hidratación y una buena limpieza diaria, la piel se podrá ver muy afectada después de las vacaciones.

Por otra parte el cloro de las piscinas es un agente muy agresivo y con propiedades oxidantes, que barre los compuestos naturales del cabello y altera su color (especialmente los tonos más claros y los teñidos).

La sal de mar también reseca y afecta el brillo del pelo, ya que favorece su deshidratación.

Algo similar sucede con la piel, ya que con la exposición permanente al cloro y al agua de mar, ésta pierde aceites esenciales que la nutren y lubrican. Por esa razón es común que a la vuelta del verano se sienta la piel deshidratada, lo que implica que ha perdido colágeno, responsable de su elasticidad. Es por ello que se puede ver reseca y cansada.

Qué hacer

Para el cabello se recomiendan cremas capilares que se aplican luego del lavado y se dejan por un tiempo antes de enjuagar, de manera que actúen en profundidad. El enjuague debe ser con abundante agua tibia. Preferir aquellas cremas que contengan activos hidratantes, como palta y aceite de jojoba. También son aconsejables los acondicionadores con nutrientes para aplicarse después del champú, ya que el acondicionador ayuda a sellar las cutículas del pelo que se abren durante el lavado. Por último es ideal evitar el secador lo máximo posible.

Para la piel, ésta no sólo se resiente por la exposición al sol sino que hay que añadir el uso de factores solares, repelentes y otros químicos que frecuentemente se usan en el verano, junto con la falta de una limpieza correcta. Con esto, una reparación post verano se hace urgente. Y el primer paso es adoptar una rutina diaria de cuidado que implique, además de hidratación, limpieza y nutrición.

La limpieza realizada todas las mañanas es el primer paso obligado, ya que las impurezas impiden que la piel que pueda "respirar" de manera adecuada, disminuyendo sus niveles de hidratación. Luego se recomienda aplicar una crema hidratante que, preferentemente tenga factor solar. Y en la noche, luego de una nueva limpieza, aplicar una crema nutritiva.