Hay muchos calificativos que describirían a la perfección a Elva Leánez de Monserrat, a punto de cumplir 99 años el próximo jueves, aunque a juzgar por lo que dicen quienes la conocen, el más adecuado sería: luchadora. Si a eso le sumamos su buen humor, sus ganas de cantar tangos en alguna celebración o en la intimidad de su hogar, su gusto por los boleros interpretados por Luis Miguel o la música de Ray Conniff, su entusiasmo por gestar cosas por la comunidad, sus deseos de viajar y seguir de cerca los pasos de sus hijos -aún estando lejos-, descubrimos que esa mixtura es el secreto de la larga vida. Claro que a todo esto le precedió una historia llena de amor, tanto en su profesión de maestra "de alma"; como en sus exigencias para lograr que todos sus hijos obtuvieran títulos profesionales, y sus vecinos del Barrio Centro Empleados de Comercio tuvieran un mejor standard de vida -un hecho que la llevó a recibir una distinción por parte de Marcelo Orrego en 2014, por entonces intendente de Santa Lucía.


Y sí, la vida puede transcurrir sin más, o plantearse objetivos permanentes que lleven a metas concretas. Uno de los primeros fue ser maestra egresada de la Escuela Normal Sarmiento, luego llegó su matrimonio con José Manuel Monserrat (viticultor) y sus ocho hijos: Bautista, María Magdalena, José, Octavio, Carlos, Alejandro Mario, María Alejandra, y María Cristina. En la actualidad, sólo cinco disfrutan de ella tan cerca o lejos como estén. Aquí aparece otro de los ingredientes de la mixtura: fortaleza para soportar los duros avatares que le propinó la vida.
Si de seguir sumando piezas se trata, hay que decir que Elva amó toda la vida las celebraciones -con shows incluidos-, aunque este año sabe que será "un cumple de cuarentena", lejos de sus afectos pero tan cerca como lo permite la tecnología y el amor de cada uno de ellos. Sus hijos, sus 12 nietos y 17 bisnietos, estarán ahí, listos para ayudar con el corazón a soplar las 99 velitas y cuidarla como corresponde.


Muchos años por recordar en ese día. Seguramente rondarán en su memoria Manuel Leánez y Erlinda Pérez, sus padres; los momentos de felicidad junto a su familia; los cumpleaños rodeada de todos los afectos; los celebrados en su casa con todos sus amores o en el mismísimo Moulin Rouge en París, o en un paseo en barco por el Sena. Es que precisamente ahí reside desde hace 30 años su hija menor, María Cristina, médica anestesióloga y terapista que hoy forma parte del equipo de salud que combate la pandemia de Covid-19 en Francia. 


Mendoza también atesora otros dos hijos, José Manuel, profesor de lenguas clásicas y Octavio, despachante de aduanas, quienes tampoco podrán estar presente porque para ello deberían hacer el aislamiento previo, aún cuando pensaran que en el cumple no podría haber más de 12 invitados.


Bautista, técnico en saneamiento ambiental, y empleado del juzgado Federal hasta el año pasado, estará un poco más cerca, y seguramente podrá visitarla. Sí la acompañará todo el día, su hija Magdalena, enfermera universitaria, profesora de la Universidad de Misiones, Epidemióloga, y ahora jubilada, que eligió vivir con ella y cuidarla muy de cerca.

 
Su carrera y mucho más

Elva, precursora e inquieta mujer para su época, transitó con éxito su carrera profesional, luego de egresar como maestra en la Escuela Normal Superior Sarmiento, donde ella misma asegura, recibió el diploma máximo al que puede aspirar una persona: Ser elegida mejor compañera en Cuarto año y distinguida por el Rotary Club. Muchos alumnos de las escuelas Superior Sarmiento, Leandro Alem, Fray Luis Beltrán, Antonio Torres y el colegio Santa Rosa 


de Lima la recordarán aún en su paso por las aulas. El final de su carrera también fue bueno, ya que se jubiló cuando estaba a cargo de la Dirección de Revalidación de Títulos, área dependiente de la Dirección General de Escuelas.


Tener ocho hijos y trabajar todo el día no fue impedimento para ocuparse de su comunidad: fue secretaria de CORDIC durante muchos años, también de la Unión Vecinal del barrio Centro Empleados de Comercio, que contribuyó a fundar.


¿Hay más secretos para una larga y rica vida? Sí, al menos para Elva. Una fe indestructible -presidió la Acción Católica durante mucho tiempo-. Ella misma lo asegura: "es lo que me ha permitido sobrellevar los golpes de la vida, como la pérdida de mis seres queridos, con entereza y dignidad". 


Y lo ingredientes siguen cayendo al recipiente acumulador de años. Esta vez es el turno de la adaptación. ¿Cuántos cambios sociales y tecnológicos hubo en este último siglo?. Más de los que se puedan enumerar en este espacio. Sin embargo, Elva pudo adaptarse a todos y estar siempre actualizada.


Es una apasionada por la lectura, disfrutó siempre de sus viajes por Argentina y también por el exterior para visitar a sus hijos e hijas, entre tantas actividades que recuerda y cuenta con cariño. 


"En esta época de crisis sanitaria, donde las reuniones están prohibidas y los viajes del extranjero se encuentran anulados, la reunión familiar tradicional para festejar su cumpleaños no se podrá realizar. Pero desde ya todos sus hijos, nietos y bisnietos estamos organizando el gran festejo de los 100 años, y como dice mi mamá, si Dios así lo quiere", asegura Cristina desde París, a quien el mismo virus que ella combate le impidió llegar el 27 de mayo tal como estaba planeado.


Elva hizo su último viaje a esa capital europea cuando tenía 94 años, edad en la que aún se manejaba con autonomía. Eso sí, sus cumples nunca dejaron de festejarse, recibiendo a amigos y familiares con chocolate caliente. Para que este año no sea la excepción, recibirá abrazos y amor virtual que disfrutará como siempre. Ahí está: Disfrute, el gran secreto de su larga vida.