El de dulce de leche bañado en chocolate es el preferido. De todos modos, cada vez tiene más seguidores ese que ellos mismos -los Platero- patentaron haciendo una alquimia de dulce de alcayota, pasas maseradas y canela entre dos finas tapitas de masa que se deshace con el primer mordisco.


Claro que sólo aquellos entendedores de lo que significa ser un goloso con todas las letras eligen los de chocolate con corazón de frutilla o de frutos rojos. Hay más. De higo, de durazno, de dulce de leche bañado en chocolate blanco o glasé. El único que discontinuaron era el de manzana porque quedaba demasiado húmedo y perdía las características de alfajor. El resto, no tiene techo, en cuánto a la demanda.


Sin lugar a dudas, Tres Crumbres -la marca de la fábrica de alfajores sanjuaninos de la familia Platero- nació para hacerse mucho más que un lugarcito en el mercado. De hecho, ya han cerrado tratativas para expandir sus franquicias de cafés (donde además de la exclusividad de sus alfajores ofrecen tartas, tortas, pastelería y hasta tostadas de pan casero de campo que allí mismo se prepara) a Mendoza y a San Luis, Y como si fuera poco, próximamente, planean llegar con la misma propuesta a Chile.


Además, su línea escolar, el alfajor que lleva el nombre de "Urbano'' -es el mismo producto a base de galletitas de masa con relleno de dulce de leche bañado en chocolate, sin conservantes y preparado según una receta casera que, en lugar de pesar 65 gramos, tiene un peso de 50 gramos- ya se consigue en más de 1000 puntos de venta, entre kioscos, almacenes y servicompras de estaciones de servicio.


"Soñamos con potenciar el alfajor como un producto más de San Juan porque todos nuestros insumos son locales, como por ejemplo los dulces que son de las marcas Profecía, Yornet y Olta. Hay que tener en cuenta que en Argentina, el alfajor es mucho más que una golosina. Es parte de la cultura. Es una comida más'', dice Gustavo Platero, el emprendedor que se sumó a una tendencia nacional en alza: en el país se consumen 6.000.000 de alfajores al día, a promedio de 70 unidades por segundo, y es el mayor productor mundial de este dulce cuya historia se remonta a la época colonial.

Más allá de los números apabullantes, Gustavo llegó a la conclusión que a Cuyo le faltaba su alfajor. La costa lo tenía. El norte y el sur también. A él siempre le encantó siempre degustarlos y jamás faltaban en sus cumpleaños ni meriendas. Incluso ese gusto se traspoló a su propia familia y hoy su esposa Patricia Félix y sus hijas Daniela, Alejandra, Cecilia y Guadalupe lo acompañan desde distintos roles en el emprendimiento que comenzó tímidamente en el 2012, cuando se puso a investigar el tema pero además puso las manos en la masa, literalmente hablando. Empezó a probar sabores y combinaciones que lo obligaron a dejar su profesión de Licenciado en Informática para dedicarse de lleno a conseguir un rico alfajor sanjuanino. Y así comenzó a tomar forma su fábrica.


"Abrimos la fábrica, pusimos el primer café frente a la Plaza 25 de Mayo y queremos más: aspiramos a tener un emprendiminto de puertas abiertas'', adelanta sobre su idea, para la cuál ya están ultimando detalles y piensan que en estas vacaciones de invierno estará lista para estrenar. ¿De qué se trata ese emprendimiento? De una fábrica que podrá ser visitada por alumnos de todos los niveles e inclusive turistas para hacer el recorrido y ver todo el procedimiento hasta tener listo el alfajor para degustar. Ese mismo alfajor podrá consumirse en un café que funcionará en el mismo predio y comprarse para llevarse a casa en una tienda gourmet, donde además de alfajores se venderán otros productos y delicatesen bien sanjuaninas. Este complejo abrirá sus puertas en la calle Santa Fe, entre Jujuy y Aberastain, para delicia de todos, especialmente los más golosos.

Fotos: Maximiliano Huyema