De aquel viejo Hospital Guillermo Rawson, sólo quedará para la posteridad el pabellón declarado histórico cuyo frente da a la avenida del mismo nombre. Este espacio, que por razones lógicas, será puesto en valor recién cuando se hayan terminado el resto de las estructuras dedicadas a los servicios médicos, fue en su momento una gran obra tanto desde el punto de vista arquitectónico, como estético y tecnológico. Algunas de las razones por la cuales será preservado junto a la gran mole que avanza a pasos agigantados y ahora se encuentra en la segunda etapa de las tres previstas.

Una conjunción de obras que seguramente las vería con agrado el doctor Guillermo Rawson quien pasó a la inmortalidad gracias a su distinguidas cualidades profesionales y su obra como político de la época. Un nombre que se repite en varios hospitales del país y que, particularmente San Juan, no podía estar ajeno.

Su gran obra estuvo vinculada a la higiene en la salud y cómo las condiciones de vida de la gente eran fundamentales para terminar con algunas enfermedades. Su labor científica no logró opacar su vida política y fue así como se animó a tener grandes debates con otros que luego también pasarían a la historia, incluido el mismo Sarmiento con quien no compartía muchas de sus opiniones.

Fue precisamente durante la gobernación de Sarmiento cuando comenzó a construirse el hospital de beneficencia que luego se llamaría Guillermo Rawson y en 1913 sería trasladado a su ubicación actual. Recién en 1924, durante la gobernación de Federico Cantoni se construyó lo que existió hasta hace un tiempo en que fuera demolido para levantar una obra acorde a la demanda de estos tiempos. No obstante, de todo aquello, el pabellón central fue declarado "histórico" a nivel provincial por su valor, estético, tecnológico, y por supuesto, histórico. Ese pabellón lleva el nombre de otro médico afamado como fue Juan Hiracio Videla.

Este espacio posee una arquitectura que responde en el exterior o fachada a líneas francesas como por ejemplo la mansarda (ventana dispuesta sobre el tejado en la fachada de un edificio), y otros detalles, pero la tipología de planta responde a los pabellones del estilo alemán que en ese momento era lo más avanzado ya que estaban separados para que la gente se trasladara por el exterior debido a las infecciones que existían en aquel momento. Luego, a fines de la década del 30, se construyó otra parte del edificio con líneas más modernas y comunicación interna por escaleras en el mismo ambiente.

María Rosa Plana, una de las arquitectas que más ha investigado sobre la historia de este edificio, indica que ‘el valor de este edificio no es sólo histórico sino también científico y arquitectónico. Lo construyó Cantoni quien consiguió un millón de pesos con lo que logró hacer el mejor hospital de la Argentina en ese momento, desde las luces que tiene en los bordes, el tipo de construcción, el mármol de carrara de gran calidad y una mano de obra fantástica. El proyecto inicial contaba con varios pabellones paralelos pero no se terminaron y luego en el año 37, se construyó otra parte con líneas más modernas que es lo que ya se ha tirado. El pabellón central siempre tuvo como fin albergar la administración, pero como no se terminó se lo ocupó para otros fines. Este hospital tuvo toda una evolución junto con la medicina que le dio un valor científico muy importante”.

Debido a todas estas características es que fue declarado y histórico y como tal debe ser respetado.

"La declaración de pabellón histórico implica que hay que conservar todo lo que tiene, por lo que en el pliego para la licitación del nuevo hospital se estipuló que había que adecuarlo al nuevo hospital. Por lo tanto debe ser respetado, conservado y puesto en valor ya que es un edificio emblemático de San Juan", dice Juan Salvo, director de Patrimonio cultural.

Fue la empresa Smith, de origen alemán la encargada de la construcción del viejo nosocomio, pero no fue la misma la que lo diseñó. ‘En aquel momento se usaba mucho tener a alguien encargado del diseño de la fachada y otro para la planta, y no se sabe quien diseñó el frente en este caso. Hay algunos nombres, pero no se conoce realmente porque por aquel entonces habían arquitectos de afuera que se trasladaban por el país con la misma tipología de planos. Sí se sabe de la empresa Smith porque además hizo varios edificios en todo el país y en la provincia también construyó el estadio cerrado Aldo Cantoni", recuerda la arquitecta Plana.

La buena construcción del edificio quedó demostrada cuando resistió los terremotos de los años 44 y 77. Claro que en este último sufrió mucho la caja de escaleras del pabellón histórico que está colapsada y es una de las cosas que deberá ser consolidada cuando le toque el turno de dejarlo en condiciones preservando cada uno de sus elementos.

"Ahí se deberá hacer una obra de consolidación importante porque se construyó como se hace en el resto del país, primero colocaron los ladrillos y luego llenaron las estructuras. Nosotros acá hacemos al revés. Eso sumado al peso del tanque de agua que va arriba y a columnas cortas provocó que se moviera mucho", explica Plana.

De todos modos, los expertos sostienen que "esta demasiado bien para no haber recibido ningún tipo de mantenimiento desde el año 77".

María Rosa Plana y Estela Marquez han sido las arquitectas que han asesorado a la empresa constructora actual para preservar este sector histórico y también las encargadas del estudio de impacto ambiental del nuevo nosocomio.

Gracias a la categoría de monumento histórico provincial, esta parte del hospital quedará para siempre en una fusión con la modernidad que exigen los edificios actuales para atender a los pacientes. Un espacio que siempre recordará la memoria del doctor Guillermo Rawson, un sanjuanino, que marcó una etapa en la medicina nacional.