Las rosas son arbustos caducos pertenecientes a la vasta familia de las rosáceas. Ninguna otra flor tiene tan fabulosa historia detrás de sí, quizás porque constituye una estupenda combinación de perfume, belleza y magnetismo. Identificada con la espiritualidad, el amor y la pasión, ha sido desde siempre un símbolo de todos ellos, venerada y exaltada en un sinnúmero de obras de arte.

Si bien se las cultiva y admira en todo el mundo, todas las especies de rosas son originarias del hemisferio norte. El género rosa ofrece una gran diversidad de variedades aptas para distintos usos por su tipo de crecimiento. Así hoy podemos tener desde una miniatura en una maceta en el balcón, hasta un magnifico arbusto de grandes dimensiones como ejemplar único, o un rosal trepador capaz de cubrir una pérgola. Las podemos apreciar en cercos floridos, en canteros o borduras en combinaciones con herbáceas y seguramente en los tradicionales jardines de rosas como únicas protagonistas. En la actualidad observamos los rosales podados en forma de arbolito que escoltan entradas. Macetas llenas de los rosales miniaturas que ornamentan dando un foco de color impactante. También canteros compuestos por una única variedad en grandes cantidades que hacen un impacto visual inusual.

Según el clima y el tipo de rosa de que se trate, pueden comenzar a florecer durante la primavera temprana o el verano y seguir produciendo flores hasta el otoño. Algunas lo hacen con mayor profusión, tal es el caso de las floribundas, cuya floración en primavera es un verdadero espectáculo.

Encontramos una gran variedad de rosas de todas formas y tamaños. Los colores son impactantes y tan es así que en los jardines donde hay cultivos de ellas, llegan a formar con sus combinaciones todo el espectro de un arco iris. Algunas tendrán un solo color, otras combinadas, otras los irán cambiando desde su centro hasta el borde de sus pétalos, otras cambiarán una vez que estén totalmente abiertas.

Sin embargo su escenario no se reduce a los jardines, la rosa como flor de corte tiene un importantísimo papel en la economía mundial. Su resistencia en los floreros y sus magníficas formas de flores, las vuelven únicas a la hora de regalar. En el arte de hacer arreglos florales las tienen como las preferidas, sin olvidar a los románticos que las enarbolan como símbolo del amor.

Las formas de las flores, merecen un capítulo aparte, son muy variadas y lo mismo ocurre con la cantidad de pétalos. Las hay desde simples de 5 pétalos hasta las turbinadas de cuarenta pétalos o más.

Pero su encanto no termina en su forma y color, es decir en los visual, queda lo más sensible que es el perfume, una cualidad mágica de ellas. Las fragancias abarcan desde delicados y dulces aromas hasta los más penetrantes, con matices especiados o frutales.

Una flor con historia


Nombrada mil veces por los historiadores y evocada por los poetas de todos los tiempos, la rosa ha llenado por sí sola más renglones que cualquier otra flor. Su belleza y simbolismo siguen tan vigentes como hace miles de años, reforzados y enriquecidos con el correr de las generaciones.

Puede decirse que la figura histórica de la emperatriz Josefina de Beauharnais, separa el mundo de las rosas en los que se puede simplificar como rosas antiguas y las que aparecen después del notable caso de la rosaleda de la Malmaison ya como rosas modernas. Sin duda, la coyuntura reunió a dos personalidades fuertes y singulares cada una en su esfera: Josefina y el pintor Redouté. El mismo fue maestro floral de Josefina y ejecutó para ella sus acuarelas que reunió en libros "Los Jardines de la Malmaison" y "Las Rosas". Este último no llegó a ver Josefina, ya que se publicó siete años después de su muerte, en 1821.