A sólo tres años de su nacimiento, "Encuentro por una esperanza’,-un grupo destinado a pacientes oncológicos, familiares y personal de salud-, fue declarado por la Municipalidad de la Capital de interés cultural, una mención que para sus integrantes es muy valiosa por la labor que llevan adelante. Lejos de encontrarse hablar de sus dolencias se reúnen cada tercer sábado del mes de 16 a 18 para compartir un momento agradable y productivo. Es que este año incorporaron los talleres laborales que les permite entretenerse, encontrar un motivo para estar bien y, sobre todo, una motivación para pasar de la mejor manera todo lo que implica una terapia para los distintos tipos de cáncer.
Todo comenzó en el Hospital Marcial Quiroga cuando Florencia Peña, licenciada en psicología, especializada en Capital Federal en Psiconcología, llegó a trabajar con los pacientes que estaban en tratamiento en este nosocomio. "Ellos querían tener un espacio para divertirse, pasarla bien, porque se deban cuenta que cuando esperaban para la terapia contaban chistes, charlaban de diferentes temas y eso los ponía muy bien. Así decidimos reunirnos la primera vez en el Parque de Mayo porque no teníamos otros lugar. Preparé juegos, decidimos hacer una bandera que nos representara, elegir un nombre para el grupo, pedir a hijos, maridos o esposas que acompañaran en este proceso, y así fue", indica Florencia.
Afortunadamente el Club Ausonia les cedió un espacio para que pudieran reunirse a compartir un momento que tiene casi como consigna "no hablar de las enfermedades", sino de cosas que dan vida y esperanza.
Aprovechando que asisten personas desde 15 a 80 años que tienen diferentes habilidades es que este año decidieron hacer talleres en los que aprenden costura, tejido, manualidades, carpintería y hasta artes marciales que dicta uno de los hijos de las señoras que participa.
Nancy Irazoque tiene 46 años y se sumó al grupo el año pasado. "Me hace muy bien ir a las reuniones y este año está muy bueno porque aprendemos muchas cosas en los talleres. En mi caso, como soy modista, en julio enseñé a hacer botitas de polar, luego otra de las chicas nos enseñó a tejer fundas para celulares. Fundamentalmente nos divertimos y la pasamos bien. Además me acompañan mis hijas de 12 y 16 años porque la idea es integrar a la familia", asegura.
Además de los encuentros mensuales también se reúnen a fin de año en una gran fiesta acompañados por sus familias, médicos y otros integrantes del personal de la salud, sobre todo enfermeras que son las que más contacto tienen con ellos.
"El grupo nos contiene a todos, nos da energía, nos enamora. Tanto que muchos me cuentan que al menos una semana están muy bien de ánimo gracias a estas reuniones. Claro que la asistencia también depende de como se sienten o están con la quimio, por eso a veces van veinte personas, otras quince o cinco, igual lo hacemos", dice la psicóloga.
Gracias a los medios electrónicos, el contacto es permanente, ya que utilizan el whatsapp y el facebook para comunicarse todo el tiempo. Además el face (Encuentro por una esperanza), tiene como finalidad que otros pacientes oncológicos se sumen a estas reuniones.
Nancy Videla (59), empezó a participar hace dos años cuando trataba su cáncer de mamas, y actualmente es una activa integrante. "Primero me operaron, luego empecé la quimio – todavía me quedan algunas-, pero ahora yo me siento muy bien. La presencia de Florencia en el hospital fue fundamental para mi porque yo tenía un panorama negro y ella lo llenó de colores. Me dio otra visión de las cosas y eso es muy bueno, por eso me parece importante que se sumen otras personas que pasan por lo mismo sino uno se queda sin horizontes. Me acompañan mis hijas de 26 y 19 años, incluso uno de mis yernos, y eso es muy positivo para todos".
Que el grupo haya sido declarado de interés cultural por la Municipalidad de la Capital, es para todos ellos muy importante. "Es un premio social, para mi y para todos los integrantes es algo emocionante", cuenta Florencia que una vez recibida de psicóloga en la provincia decidió viajar a Buenos Aires para hacer la especialidad en oncología ya que se trata de una área muy definida.
Marisa Molina (46), es una de las fundadoras del grupo y asegura que "para mi son fundamentales estas reuniones porque nos ayuda a todos a llevar la mochila. Aunque hablemos poco de la enfermedad sabemos que nuestros miedos, angustias son entendidos por el otro porque pasa por la misma situación. No digo que en la familia no sea así porque a mi me apoya muchísimo, pero es diferente. Los tratamientos son feos, largos, invasivos y mucha gente deja porque no puede más y esto sirve para poder seguir adelante. Además Florencia nos entiende tanto, es muy sensible y nos ayuda mucho".
Tiene dos hijos, uno de 13 y otro de 9 que siempre la acompaña a las reuniones. "También hay que entender que la vida sigue con los inconvenientes de todos los días, la escuela, las cosas de la casa, y a eso se suma la enfermedad, por lo que sino tuviéramos un grupo en el que apoyarnos todo sería bastante más difícil", agrega.
En definitiva "Encuentro por una esperanza", es un verdadero placebo para quienes tienen algún tipo de cáncer por lo que esperan que muchas personas más puedan llenar de colores este momento de la vida.