Con el invierno recién estrenado, y las vacaciones a un paso, Esquel dice presente en el calendario familiar. A pura nieve, como manda la cordillera, pero también con aventuras de montaña y tentaciones para golosos. La Comarca de los Alerces le suma al verde de los bosques el blanco de la nieve. La temporada está lista. La nieve cubre La Hoya y todo está -literalmente- de punta en blanco para recibir a los visitantes de todas las edades: Esquel, como pocos otros lugares, tiene un abanico de opciones que gusta a toda la familia. Además no hay cenizas volcánicas, por lo que se salva del caos que vive la Patagonia desde hace un mes.
La nieve
La geografía dejó a La Hoya lejos de las cenizas volcánicas que afectan el comienzo de la temporada de nieve en la cordillera. "Este es un centro de esquí muy elegido por las familias por sus características de seguridad: todas las pistas convergen en la base", explica Diego Alonso, gerente del complejo. Y subraya: "Las pistas de la zona principiante tienen dos medios de elevación con buena progresión; terminan en un plano se pueden ver desde la zona de la confitería, por eso las eligen los grandes que quieren ver de cerca a sus chicos".
La cercanía de La Hoya con la ciudad -sólo 12 kilómetros- es otra ventaja. Y para los traslados, ya que las familias suelen alojarse en cabañas en Esquel, hay combis de los rentals, de los hoteles y de las agencias de turismo que operan durante todo el día en el horario de apertura del cerro (de 9 a 17 horas).
Mientras los más avezados se internan en las pistas para los que ya tienen experiencia, los más chicos tienen escuela de esquí y jardín de nieve de 200 metros cuadrados. "Las familias requieren muchas clases, mientras tanto tienen dónde dejar a los chiquitos, aunque también hay cada vez más clubes armando escuelitas", cuenta Alonso.
La superficie esquiable total es de 60 hectáreas, con 22 kilómetros de pistas interconectadas, aunque la posibilidad de practicar esquí fuera de pista es también una de las características sobresalientes de La Hoya.
El complejo cuenta también con tres propuestas gastronómicas: en la base, cota 1.430; restaurante y confitería en la cota 1.650, y finalmente el Refugio del Esquiador en cota 1.850.
Tiempo de descanso
La secretaria de Turismo de Esquel, Florencia Aversa cuenta que esa localidad cuenta con más crecimiento de los servicios turísticos y la variedad gastronómica, aunque siempre basada en una cocina que privilegia los ingredientes locales: los ahumados, el cordero patagónico, la cocina de tradición centro-europea, los chocolates artesanales y la herencia galesa tal como se la puede ver en el cercano pueblo de Trevelin.
"Para el invierno -subraya Aversa- recomendamos actividades en cercanías, porque los días son más cortos". Pero el abanico de opciones es muy amplio, y abarca desde turismo tranquilo hasta activo con buenas variantes para realizar durante las horas de luz.

