La pyracantha coccinea es una especie nativa del sudeste de Europa, el Himalaya y el centro de China, cuyo cultivo se ha extendido a otras partes del mundo gracias a su enorme valor ornamental y a su gran capacidad para adaptarse a prácticamente cualquier suelo. Se trata de un arbusto perenne o semiperenne que puede alcanzar entre 1,5 metros a los 3 metros de alto. Su tronco luce una corteza de color pardo grisáceo y posee ramas intrincadas y espinosas.

Características y condiciones de cultivo



Las hojas de la piracanta son coriáceas, pecioladas, lanceoladas, con bordes dentados y de distribución alterna. Son de tamaño reducido y aspecto lustroso, de color verde oscuro y brillantes por el haz.


En aquellas zonas donde se puede cultivar como especie semiperenne, el follaje adquiere un color bronce y luego marrón antes de caer mientras se aproxima la temporada invernal.


La floración tiene lugar habitualmente a mediados y fines de primavera, con pequeñas flores blancas agrupadas en racimos que contrastan agradablemente contra las hojas de color verde profundo.


Las flores de esta planta tienen la particularidad de emitir un aroma poco agradable, pero afortunadamente no es muy fuerte, por lo que no representa un inconveniente a la hora de cultivarla en el jardín.


Otro atractivo del espino de fuego son sus frutos, consistentes en bayas de unos 0,65 centímetros de diámetro y color rojo anaranjado que maduran a fines del verano y comienzos del otoño, persistiendo en el invierno por un lapso de tiempo. Estos llamativos frutos aparecen agrupados en gran número y no resultan comestibles cuando están crudos, debido a su sabor amargo y su efecto astringente, aunque puede aprovecharse para la elaboración de jaleas, mermeladas o salsas. 

Para un mejor rendimiento y fructificación de la piracanta, se necesita ubicarla en un lugar a pleno sol, aunque puede tolerar su cultivo a semisombra.


Es un arbusto que crece y se desarrolla en casi cualquier tipo de suelo, siempre y cuando éste se encuentre bien drenado. Es tolerante a suelos secos una vez establecida, es una planta muy rústica.


Puede propagarse mediante la técnica de esquejes enterrados en verano o por semillas. En este último caso, se lava la simiente contenida en los frutos, asegurándose de no dejar restos de pulpa en la misma. Los granos se dejan en la heladera por 20 días y luego se siembran en contenedores orientados al sol. Precisamente las plantas cultivadas en macetas son más fáciles de trasplantar que aquellas extraídas directamente del suelo del jardín.