Algunas con un tinte más competitivo, otra formativa cien por ciento y una tercera, recreativa sin lugar a dudas. Lo cierto es que estas propuestas no sólo sirven para difundir esta actividad que cada día tiene más adeptos sino que es totalmente recomendable para aquellos que quieren divertirse, refrescarse y entrenar en un deporte complejo y completísimo ya que combina técnicas de la natación con las del handball y el fútbol, además de una rutina de gimnasio para estar en condiciones físicas. Por todas estas razones, el waterpolo se ha convertido en una práctica alternativa más que interesante.

Hace poco más de tres años aproximadamente, un grupo de deportistas mendocinos pidió la pileta cubierta del Palomar para poder participar en la Liga Nacional de Waterpolo. Aunque parezca increíble, la vecina provincia no contaba en ese entonces (ni tampoco tiene hasta el momento) con un natatorio con las medidas reglamentarias para dicha práctica. Lejos de negarse, las autoridades del complejo deportivo de la UNSJ le dieron el sí a los integrantes del equipo del Círculo Policial de Mendoza pero les pusieron condiciones: que dejaran en San Juan los elementos necesarios para el juego y que dieran cursos y clínicas para empezar a formar equipos locales. Esa fue, según Juan Manuel Escobar, el jefe de deportes del Palomar, la mecha para que se encendiera nuevamente la pasión por el waterpolo.

Empezamos como una cuestión sui generis. Al principio éramos 7 ú 8 solamente. Ahora no sólo logramos conformar dos equipos, sino además convocar para un campeonato nacional (que se hizo hace tres semanas) y generar que este deporte se practique en otros clubes, dice Escobar con orgullo.

La pileta cubierta del Palomar -para no molestar e inclusive no golpear a quienes van a la colonia de verano o se están bañanado en el natatorio que hay en el exterior- es escenario de las competencias que hasta ahora se han realizado y por supuesto que de partidos amistosos. Pero también es el espacio de entrenamiento de este deporte que se ha tomado al más alto nivel. De todos modos estamos en formación de equipos por lo que aceptamos a cualquiera que se quiera sumar, sea un experto en el tema o no. Creemos que cuántos más seamos mejor serán los entrenamientos, cuenta Marcelo Pericaz, licenciado en Educación Física y alma mater del equipo local del deporte que se basa en el nado con la cabeza dentro y fuera del agua, y que tiene como objetivo hacer la mayor cantidad de goles en el arco contrario (mide poco más de un metro de alto por 3 de ancho). Los jugadores no pueden hacer pie en la pileta, ni agarrarse de los bordes ni tocar la pelota con las dos manos. Tienen por reglamento 30 segundos para tener la pelota en su poder y pasarla a otro o apuntar al arco. Se juega con equipos de 7 jugadores, con el arquero incluído, en 4 tiempos de 7 minutos (cronometrados) cada uno.

En el Club Obras Sanitarias -cuna por excelencia del waterpolo- acaba de iniciarse una "escuela" de ese deporte a cargo de Alejandro Chatar, otro integrante del equipo competitivo del Palomar pero que quiso abrir otras posibilidades para otros nadadores. A mí este deporte me encanta y me parece muy completo por eso creo que lo mejor es que se practique en distintos lugares. No hacen falta mayores requisitos, salvo traer la malla y a lo sumo antiparras, ya que los gorritos reglamentarios los tenemos en el club porque al tener colores diferentes permiten distinguir un equipo del otro, cuenta este profe más conocido hasta ahora por su labor en el volley que en el waterpolo, donde también está dejando huellas y alcanzando marcas importantes.

A su vez, los fines de semana, el waterpolo es una de las tantas actividades propuestas en el Del Bono Beach. Allí el equipo de profesores comandados por Alejandra Pugliese y Javier López, lo ofrecen como alternativa de recreación para grandes y chicos. No se ciñen al reglamento como en los casos anteriores, pero si lo aplican para jugar en familia o entre amigos. En este caso, utilizan una pileta nueva que hay en el complejo del Dique de Ullúm, en la que todos hacen pie y pueden caminar para hacer los goles. +Es una vuelta de tuerca del deporte que sirve para sortear las altas temperaturas y divertirse, explica Javier López.

Si bien está catalogado como un deporte un poco desgastante (por el esfuerzo que implica jugarlo en el agua que es un medio que ofrece resistencia), es altamente recomendable para todos. Hombres y mujeres de cualquier edad. De todos modos, por ahora, ha captado el interés mayoritario de los varones -casi que exclusivamente aunque en la pileta de la UNSJ ya se ha anotado un grupo de chicas que quieren probar suerte- entre los 12 y los 70 años. Eso sí para jugar waterpolo es fundamental saber nadar, al menos lo básico como para mantenerse flotando en el agua. Según los expertos, la resistencia, la velocidad y la habilidad para manejar la pelota dependerá del entrenamiento y en buena medida, de las capacidades de cada deportista.

No es un requisito fundamental hacerlo bajo un estilo determinado de nado, igual la mayoría juega deslizándose con la patada y brazada de crawl (o libre) y espaldas. A veces se apela al estilo pecho, cuando se está un poco cansado.

Más allá de los conocimientos dentro y fuera del agua, el waterpolo ayuda para fortalecer todos los músculos del cuerpo (especialmente los de las piernas que están en permanente movimiento, pero también los de los brazos y abdomen), sirve para perfeccionar la movilidad del atleta dentro del agua ya que debe coordinar los movimientos de piernas, brazos, tronco y cabeza para hacer pases certeros por ejemplo. Es fundamental para la resistencia anaeróbica (buena parte de los partidos se juegan fuera del agua) y aeróbica.

Pero no es todo esta práctica aporta resistencia cardiopulmonar, estimula la circulación sanguínea, ayuda a mantener estable la presión arterial, reduce el riesgo de enfermedades del corazón, permite desarrollar habilidades físico-psiquicas.

Si bien no es un detalle menor, este deporte al ser en grupo fomenta el trabajo en equipo, la coordinación de varias personas y la comunicación. "Mucho no importa la actuación individual. No es como en el fútbol donde un crack se destaca del resto. Acá es fundamental el trabajo en equipo. Esto se nota no sólo a nivel recreativo sino en especial a nivel competitivo donde el deporte se hace más exigente y hasta agresivo ya que se permite golpear al jugador para quitarle la pelota e inclusive tirarlo por debajo del agua. En estos casos el resto de los compañeros juegan un rol clave, coinciden los profesores que despliegan la actividad en la actualidad.

Como si fuera poco, es un deporte que no se limita a la pileta en tiempos de verano exclusivamente, ya que al contar San Juan con un natatorio cubierto, permite entrenarse en los tiempos en que nadie se metería al agua, salvo que sea en un ambiente climatizado.