Tuvo en sus manos la posibilidad de que sus videos fuesen vistos por lo menos por las 100.000 personas que estuvieron presentes en el espectáculo final de la Fiesta Nacional del Sol, en la Quebrada de Zonda. Eso sin contar a aquellos que siguieron la fiesta por televisión. Confiesa que jamás, en su trayectoria profesional, le pasó algo por el estilo, pese a que algunos de los trabajos de los que formó parte, dieron que hablar por el mundo entero. Pablo Pastor fue quien estuvo al frente de todas las proyecciones en 3D -conocidas como mapping- que pudieron verse reflejadas sobre el cuerpo tallado en mármol de la estatua recostada sobre el escenario de 40 metros de largo. La exhibición implicó el uso de 3 paños de videos de Alta Definición y 15 proyectores a la vez.

A Pablo lo convocaron en octubre. A partir de ese momento, sus tardes tomaron otro ritmo, el de la Fiesta Nacional del Sol. Horas y horas de charlas, debates, torbellino de ideas e imágenes que pasaban en su cabeza sin límites. Al principio su trabajo se vería en dos escenas, pero después fueron surgiendo ideas que prácticamente se adueñaron del guión. "Se instaló una ingeniería tan compleja para desplegarlo que era un desperdicio aplicar esta metodología para tan poco. Esto fue posible gracias al apoyo técnico de la productora de GHM y todo el grupo de profesionales con los que formamos un equipo en todos los sentidos: la última semana solo dormimos 2 horas por día”, cuenta el creativo que con su arte pudo hacer derrumbar la piedra mientras Lola Mora cincelaba una de sus tantísimas esculturas o que le dio vida a los portarretratos donde estaban las Patricias Sanjuaninas y Juana Azurduy, dos de las escenas más difíciles de concretar.

El secreto del mapping pasa por un relevamiento exacto y milimétrico de la superficie donde se va a exhibir la imagen. "Hay que copiar o mapear el volumen y sobre ese modelo o base hacer los videos desde el punto de vista del público. Luego lo que se verá tendrá que adaptarse exactamente a esa superficie”, explica, dejando entrever "que lo que se hizo en San Juan fue algo inédito en el mundo audiovisual: nunca se hizo mapping en una estructura que no existe, como en este caso la escultura que se iba construyendo en paralelo al ensamblaje de las imágenes”.

Pablo cuenta que cada diseño -real o abstracto- fue creado absolutamente para complementar el guión, desde los globos que subieron al cielo mientras cantaba Sandra Mihanovich hasta la estatua que cobraba vida, sobre el final del espectáculo, escena que causó la emoción y los aplausos en la mayoría de los presentes. Por supuesto que lo único que no quedó en manos del equipo fue el material de archivo de imágenes reales de algunas de las protagonistas.

"No tenía experiencia en mapping, pero me sumé a este enorme desafío convencido de que había muchas cosas interesantes por mostrar”, dice el profesional.

Vocación gigante

Pablo desde muy pequeño desarrolló su capacidad de "comunicar”. Fue a los 8 años cuando, con la excusa de participar en un concurso televisivo para ganarse una canasta de fruta y verdura de la Super Feria Desamparados o una camionada de ripio, llamó al programa de Jorge Enrique Pinardi y terminó siendo su columnista de temas ecológicos, según recuerda. Ese fue el inicio de un camino de ida, porque de la tele pasó a la radio con sus opiniones. "Ya en ese entonces había decidido ser periodista. Después me di cuenta que uno no siempre tiene las palabras justas o necesarias para decir entonces descubrí que con imágenes también se podían decir muchas cosas”, cuenta Pablo que con los años dio un giro en su vocación y se fue a estudiar Cine a Córdoba, aunque terminó regresando a casa con el título de Técnico en Medios Audiovisuales.

De la mano de la productora de Gustavo "Huevo" Muñoz volvió a su provincia, con trabajo. Hasta que decidió irse a España en busca de otros horizontes. Allí hizo de todo: desde mozo hasta documentales con su camarita que luego pudieron verse en la televisión española. Entonces se abrió otra puerta, la de la "Fábrica” de Benetton, en Italia, el lugar considerado un centro de experimentación en comunicación y publicidad de la conocidísima marca de ropa y accesorios. En esa meca de la imagen y la palabra, le propusieron una beca de estudio y trabajo por año, la que aceptó sin dudarlo ya que sería una gran oportunidad para "codearse” con los más grandes artistas del rubro, desde ilustradores a músicos.

En Benetton, Pablo fue parte del equipo que en el 2000 logró llevar a la cartelería pública a la polémica campaña publicitaria donde los besos eran el eje. Para los afiches y con miles de fotos de bocas más photoshop de por medio, aparecieron mimándose los líderes políticos y religiosos del mundo, desde el Papa Benedicto XVI junto con el imán egipcio Ahmed al Tayeb o el hasta el presidente de Estados Unidos, Barack Obama y el líder chico Hu Jintao ó también Hugo Chávez, ó el primer ministro isarelí Benjamín Netanyahu con el presidente palestino Mahmoud Abbas; ó el ex presidente francés Nicolás Sarkozy y la alemana Angela Merkel para transmitir el mensaje de la firma textil por "combatir la cultura del odio”.

En la misma compañía, participó de proyectos artísticos audiovisuales que financia Alessandro Benetton (el dueño este emporio de la moda), captó escenas de la vida cotidiana de este personaje para ilustrar su blog y dirigió contenidos de videos de la afamada revista Colors.

En el 2011, volvió de vacaciones a San Juan y decidió no volver a Europa para dedicarse a seguir filmando y editando videos de manera independiente con la convicción de que "aquí hay mucho por hacer y mucho por mostrar”. Lo que hizo en la Fiesta del Sol, es un ejemplo.