Los arbolitos de Noelia Lescano tienen un no sé qué. Son diferentes a los netamente comerciales. Será porque no sólo tienen su "sello de identidad" sino que además implican un verdadero trabajo creativo.
Noelia Lescano es una artesana que no sólo se dedica a tejer pinos de lana para cada 8 de diciembre. Ella también ofrece compartir sus conocimientos y sus ideas para que muchas casas y muchas mesas como la suya, tengan sus arbolitos a crochet y puedan cargarlo no sólo de adornos significativos para cada familia, sino además llenarlos de buenos deseos y augurios con cada cadena de puntos.
Ella misma empezó hace apenas dos años en estas laborales, poniendo en práctica muchos de los secretos de su mamá Jaqueline, una experta en el tejido a dos agujas y en los bordados. Siguió al pie de la letra cada uno de sus consejos mientras entrelazaba lana con puntos básicos. Hasta que un buen día, investigando por su cuenta y con ayuda de internet, notó que el crochet le abría un mundo de mayores posibilidades para sus artesanías. Entonces decidió abandonar las dos agujas para quedarse con una sola. A partir de ese momento, sus manos crearon desde cactus hasta pinos navideños, pasando por juguetes e inclusive ovejas y llamas con gorritos de Papá Noel.
Eso sí, la artesana tiene una materia pendiente: tener tiempo suficiente para lograr tejer un pesebre con todos sus integrantes. Sabe que algún día lo logrará, como alguna vez, hizo con estos pinitos.
"En mi afán porque mis productos se distingan del resto y sean originales, empecé a buscar qué hacer para diferentes ocasiones. Por eso, llegadas las fiestas se me ocurrió tejer arbolitos con diferentes lanas y puntos básicos (como el vareta, medio punto, escama y abanico) que reflejen luz a cada familia, que tengan adornitos con los colores que nos gustan, que tengan un sello autóctono y hasta un recuerdo de las abuelas tejedoras que no faltan en ninguna casa", dice esta artesana que no se guía por patrones para hacer sus arbolitos sino que cada uno, por tratarse de una artesanía, es diferente del resto. Para eso recolecta con anticipación, esferitas de colores (las que se usan para armar bijouterie), pero además cintas de diferentes colores y texturas, inclusive macetas pequeñas de yeso o de barro para poder sostenerlos de pie. Aquí la imaginación no tiene límites y justamente todo es parte de ese juego de crear.
Conociendo cómo se construyen se descubre que los arbolitos de Noelia van más allá del trabajo artesanal con el que pretende transmitir unión familiar y esperanzas, en el lugar dónde los coloquen. Llevan implícita una finalidad ecológica: para darle forma de pino, a cada cono de cartón lo rellena con bolsas de supermercado u otros objetos reciclables. "No será mucho, pero todo suma para tener un mundo mejor", define su postura.
"Cualquiera puede tejer su arbolito como más le guste y adornar su mesa, un rinconcito de su casa y su oficina con este detalle que nos prepara para las fiestas de fin de año. Es una buena terapia pero también es darle otro sentido a las celebraciones. Es decir, esto está hecho con todo mi corazón", resume las intenciones que pone en cada pino, en cada estrella, en cada guirnalda de lana que lo decora.
Punto por punto
Si bien ayer Noelia finalizó un taller de arbolitos navideños, ella siempre está dispuesta a enseñarle a quien quiera aprender (y no lo limita solamente a objetos navideños sino que da cursos de diferentes temáticas vinculadas al tejido a crochet). Para contactarla hay que llegar hasta el local de Arquetipas Artistas Independientes, del que ella forma parte. Está ubicado en Avenida España y 25 de mayo.
Los cursos son cortos, de una o dos jornadas de 3 horas, a lo sumo.
También tiene su propia página en Facebook como Pía Píasj.arg, donde ofrece al público una variedad infinita de tejidos artesanales, desde prendas de vestir hasta adornos.

