La convivencia entre lo tradicional y lo moderno está más vigente que nunca en San Juan, inclusive en instituciones emblemáticas como puede ser el caso de la Biblioteca Franklin. De hecho, esta es una de las entidades locales que reconoció, a los 148 años de vida, la urgencia por dar respuestas a las nuevas demandas y necesidades de los lectores. Y por eso, ya adquirió cinco dispositivos (entre e-readers o lectores de libros electrónicos y tablets) como parte de su patrimonio adaptado a las nuevas tecnologías que, por supuesto, dentro de unos meses más coexistirá con los miles y miles de libros que allí se albergan.

No es el único organismo que dio este paso tecnológico "para llegar a la gente”. La representación local del Instituto Nacional del Teatro (INT) también se aferró al aporte de lo electrónico para difundir sus acciones. Claro que esto no significa que los teatreros dejarán de utilizar los "viejos y queridos” programas de papel para invitar a ver sus obras o folletos para sumar alumnos a sus talleres; sino que lo complementarán con un interesante aparato diseñado a nivel local -dotado de un televisor y un puerto USB- para atraer al público y facilitarle el acceso a la información de una cartelera de espectáculos que se va nutriendo semana a semana. Los totems -como se les llama a los aparatos en cuestión- estarán distribuídos en 10 puntos estratégicos de la ciudad, al alcance de quien pase por el lugar y quiera curiosear la agenda teatral. Inclusive ya hay algunos que fueron instalados este fin de semana.

Ambos proyectos en marcha, son, sin lugar a dudas, un modo de adecuarse y por qué no, inclusive aprovecharse de las nuevas tecnologías.

Libros renovados

"Hace un tiempo ya que nos planteamos por experiencias vividas en bibliotecas de diversos lugares del mundo con las que tenemos contactos permanente, el paradigma de la "biblioteca híbrida" es decir aquel lugar donde se conjuga de igual a igual el material impreso con el material digital. Entonces nos propusimos empezar a trabajar en este tema”, da el puntapié inicial Renato López, actual presidente de la Biblioteca Franklin, esa meca cultural fundada a instancias de Sarmiento y que está considerada la más antigua de Sudamérica.

Así fue como se comenzó a perfilar en la Comisión Directiva de esa biblioteca el proyecto por incorporar más tecnología con varios argumentos: por un lado la premisa de que en los próximos años lo electrónico va a reinar en todos los ámbitos, inclusive en aquellos donde por mucho tiempo primó el papel como es el caso de las bibliotecas, pero también como buenos lectores de la realidad, la simple observación de lo que sucede en la propia sala ubicada en la calle Laprida, dónde desde hace unos años y a partir de la instalación de wi-fi, es mayor el público que accede para conectarse a Internet que el que busca libros para leer en el lugar. Ante este panorama es que encararon la posibilidad de comprar nuevo equipamiento, buscando aliados para financiarlo.

Justamente, en el 2013, se enteraron de una convocatoria de la Fundación del Banco San Juan en sus programas de Responsabilidad Social Empresaria, que podría ayudarlos. Interesados en conseguir sus objetivos, los integrantes de la biblioteca hicieron un proyecto y lo presentaron. En ese entonces pedían dinero suficiente para 10 e-readers. Por esta vía filantrópica consiguieron apenas 4. Y, lejos de desalentarse con el apoyo recibido, compraron los dispositivos hace unos meses y sumaron, con su propio dinero, uno más, una tablet para complementarlos.

Si bien los lectores electrónicos comenzarán a ofrecerse al público formalmente a principios del 2015, ya se están dando los primeros pasos. Por ejemplo, Luis Olguin, quien se dedica dentro de la biblioteca a todo lo referente a cuestiones informáticas, los está poniendo a punto. Ya descargó un buen catálogo de libros infantiles (como Ricitos de Oro, Pulgarcito, El Rey León, entre otros) que tiene acceso gratuito en las redes. Algo similar ha hecho con reconocidísimos títulos de la Literatura Argentina del siglo XIX.

La idea, es en un principio, capacitar al personal sobre el uso de estos aparatos y luego comenzar a dar talleres de lectura con este equipamiento. Después -y una vez que se elabore un protocolo de uso- se habilitará el préstamo para la sala de lectura para los socios. Pero para llegar a este punto todavía falta un tiempo. Es más, en la biblioteca esperan que, llegado ese momento, poder contar con 10 dispositivos más para poder responder a las expectativas de los lectores. Consideran que sólo 5 no serán suficientes.

Miles de textos en un click

Sin lugar a dudas, muchos son los beneficios que encontraron en la biblioteca en estos nuevos dispositivos, eso que todavía no se utilizan a pleno. Es que ocupan un ínfimo espacio físico y cada e-readers o tablets puede llegar a contener hasta 2000 títulos diferentes, una vez que se les incorporen los libros adquiridos en comercios virtuales (este objetivo recién será puesto en marcha el año próximo). Además en el caso de las tablets no sólo se puede leer en línea una publicación determinada, sino que on line se puede acceder a la vez a un diccionario (para buscar una palabra desconocida en el texto) o inclusive a una enciclopedia, solo para dar un ejemplo de las ilimitadas posibilidades que brindan, según explican Mirta Palacios y Pablo Henríquez, otros dos miembros de la Comisión Directiva.

"Creemos que este equipamiento va a potenciar el objetivo que siempre caracterizó a la Biblioteca Franklin y que no se reduce al préstamo de libros sino que trasciende para convertirse en un lugar de contención social. Con e-readers y tablet estamos seguros que vamos a atraer a un público más joven”, coinciden quienes están al frente de la institución que desde hace un tiempo ya encaró un perfil más tecnológico microfilmando textos y utilizando un lector de barras para inventariar todo el material disponible. De todos modos, esto no los conforma y a mediano plazo buscan incorporar además de más tablet y e-readers, computadoras para acceso público, inclusive una que sólo permita navegar por diarios locales, nacionales e internacionales.