La muerte del cónyuge es uno de los momentos más críticos y dolorosos por los que atraviesa un ser humano, incluso cuando la relación de pareja fue muy conflictiva, dicen los expertos ya que siempre se tiene a idealizar o rescatar lo mejor del que murió. El vacío, la ausencia, los proyectos comunes, los afectos, todo se desmorona y comienza un trabajo de recuperación personal que demanda más o menos tiempo según las características personales.
El tema de la muerte y el duelo posterior tomó vigencia en los últimos días con el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner y la consecuente viudez de Cristina sobre quien se posaron todas las miradas. Es que socialmente se tiende a "sentir más pena" por una viuda que por un viudo, por pensar que es "más indefensa". Esto no escapa a Cristina aun cuando se conoce públicamente su fortaleza de carácter, pero a la par también se sabe que sus proyectos personales, políticos y sociales estaban totalmente vinculados a su esposo.
Como cualquier ser humano ella deberá -a su manera- atravesar por un proceso de duelo del que nadie escapa.
Si bien los psicólogos aseguran que no se puede calcular cuanto tiempo dura ese duelo, se puede decir que "técnicamente", serían unos dos años y si uno se retrotrae a la época de los abuelos puede hacer un parangón con el año de luto (vestirse totalmente de negro) que hacían las viudas (los viudos usaban crespón o cinta de color negro), y el otro año de medio luto (vestirse con negro y otro color neutro – también llamado "vestirse de alivio").
"El duelo es inherente a la vida, tanto es así que en el manual de trastornos mentales se lo sacó porque figuraba como una patología, y no lo es. En el proceso de asimilación de la pérdida, el viudo o viuda, puede sentirse deprimido pero no hay que confundir con depresión porque en este último caso la vida no vale nada, y en el otro caso él que sufrió la pérdida siente que el mundo está mal, y él también en parte, pero no todo se está desmoronando como en el depresivo", explica la psicóloga Adriana Dumandzic.
Se entiende por pareja a dos personas que conviven, que tienen exclusividad sexual (en una cultura monogámica), y que tienen proyectos compartidos, pero a su vez cada uno de ellos debe tener proyectos personales y áreas de autonomía personal. "Es que cuando alguno se muere, si no existen áreas de autonomía personal se muere también él otro porque no tiene nada suyo. Distinto es cuando hay un proyecto propio, un deseo, porque eso es lo que le permitirá sobrevivir", indica la profesional.
En el caso de la presidenta se sabe que si bien ella compartía todas sus inquietudes con su esposo, existe un gran espacio personal y de responsabilidad social que la mueve a seguir adelante con fuerza.
Nelita Meaca conoce el tema de cerca no sólo por ser psicóloga sino porque también perdió a su esposo. "La viudez implica la pérdida irreparable de tu compañero, es un quiebre de la estructura familiar, es un acto doloroso, angustioso, por lo que hay que atravesar etapas para superarlo".
La primera etapa está vinculada con la incredulidad, el desconcierto, el viudo no entiende lo que pasó. "Vivís durante un tiempo esperando que no sea cierto, que sea un sueño, es como un estado de fantasía. Luego aparece un estado de bronca porque uno se cuestiona por qué se tuvo que morir justo ahora. Siempre es justo ahora, llevés tres o treinta años de estar juntos. Posteriormente viene la etapa en la que te das cuenta que vas a estar solo, sin él, por el resto de tu vida. Los tiempos, en todos los casos son distintos, y de ahí en más uno se puede afianzar en el trabajo, en la familia, en los amigos, en la fe para quienes la tienen", explica Nelita.
La sociedad, en general, se compadece más de una viuda que de un viudo, y en este sentido, Adriana Dumandzic sostiene que en "la gente piensa que la viuda debe ser sostenida y no necesariamente es así. La persona que queda se toma de algo para seguir adelante, según la etapa de la vida en que la encuentre".
Claro está que en ciertos casos pueden aparecer patologías por no poder superar las etapas, lo que sí demandará ayuda profesional. Todo dependerá de la predisposición y estructura de personalidad del afectado.
Meaca indica que "en esta sociedad se tiende a ver a la viuda más desprotegida porque se supone que el hombre es el proveedor, pero no nos olvidemos que las cosas han cambiado mucho, de todos modos se lo ve al hombre como el jefe de la familia y a la mujer como quien lo secunda aunque no se así".
Griselda Sisterna, miembro del grupo Renacer, integrado por personas que perdieron a un hijo, y conductora de un programa de radio que ayuda a personas que padecieron la muerte de un ser querido (sin importar el vinculo), dice que "sencillamente creo que es una cuestión cultural y social en torno a la mujer. Considero que tanto un hombre como una mujer sufren y sienten dolor en igual medida”.
El cuerpo también reacciona ante un duelo, puede aparecer falta de apetito, insomnio, apatía y hasta puede llegar a enfermarse por baja de defensas en lo afectivo. "Empezás a trabajar el doble porque no tenés sueño, se intenta reemplazar la ausencia por un actividad que muchas veces la haces en forma automática", dice Nelita.
Lo cierto es que el duelo por el compañero/a de vida debe necesariamente pasar por etapas hasta llegar a la de aceptación, lo que nadie puede asegurar es de qué manera reaccionará cada persona ya que dependerá de su estructura de personalidad. Lo ideal, o lo que se espera, es que después de tanto dolor, llegue la tranquilidad para entender que la vida continúa.

