Nuestro primer sistema de comunicación es el llanto. Todo venimos al mundo llorando y, en los primeros años, lloramos para transmitir nuestras necesidades básicas. Pero, si a medida que crecemos, seguimos llorando y no aprendemos a gestionar nuestras emociones, corremos el riesgo de usar el llanto para manipular a otros.


"Lloro por cualquier cosa", expresa mucha gente adulta. Muchas veces, no podemos evitar llorar porque el llanto es una conducta automática que hemos aprendido. Pero es preciso dejar en claro que llorar se trata de un acto voluntario. Nadie "nos hace llorar", sino que elegimos hacerlo. Entonces, también podemos elegir dejar de hacerlo.


Hay personas con un alto nivel de sensibilidad a quienes, desde chicos, les fue transmitido el mensaje de que "el mundo es un valle de lágrimas y hay que vivir sufriendo". Las siguientes son algunas de las frases que ellos seguramente han escuchado en sus hogares de boca de sus padres, abuelos y demás adultos:


-La vida es una lucha.

-La vida es dura y hay que pelearla.

-Cuando trates de hacer algo, siempre encontrarás dificultades.

-Preparate para sufrir cuando seas grande.

-Nadie puede escapar del dolor.

Cuando uno ha recibido estas enseñanzas, con el tiempo, la felicidad se hará algo complicado de lograr. ¡Por no decir imposible! Por supuesto los padres hacemos lo mejor que podemos con nuestros hijos con aquello que nos transmitieron a nosotros. No se trata de echar culpas, sino de reconocer cuál es el origen de nuestros comportamientos.

La mayoría de los seres humanos han sido culturalmente preparados para el sufrimiento

De ahí la razón por la que, hoy en día, vemos en nuestra sociedad a tantas personas que se sienten presas de emociones de las que no saben cómo escapar. Se encuentran detenidas por algo que, por mucho que lo intenten, no pueden evitar. Como resultado, experimentan conductas repetitivas y hábitos para responder a las situaciones duras a través del llanto.


¿Cuál es el verdadero origen del llanto? Más allá de lo que hayamos vivido en casa, este se origina en un pensamiento que siempre es seguido de una emoción. Es importante tener presente que cada emoción que uno tiene es la consecuencia de un pensamiento que se quedó a vivir en nuestra mente. El hecho de que alguien reaccione llorando frente a sus circunstancias responde a que en algún momento anterior pensó algo que lo condujo al llanto. No fue la situación ni otra persona, como algunos eligen creer. "Vos me hiciste llorar" es una frase que expresa esta idea errónea que muchos tienen.


Si el llanto es un hábito en tu vida, recordá que son tus pensamientos los que te hacen llorar o reír. Cada uno de nuestros pensamientos trae aparejada una emoción. Un pensamiento negativo puede equivaler a llanto, tristeza, angustia y otras emociones similares. Por eso, prestemos atención a lo que pensamos y escojamos siempre los mejores pensamientos que nos hagan sentir bien.


Instagram @berstamateas
facebook.com/bernardostamateas
Live 9 p. m. todos los miércoles.