Por momentos la plaza parece transformarse en una paleta multicolor de guardapolvos, sobre el fondo verde del césped. En invierno buscando el abrigo del sol y en los días de calor, el bálsamo que ofrece la arboleda. Se trata de la plaza Hipólito Yrigoyen, conocida también como "la plaza de la joroba". Cuando los estudiantes secundarios llegan al paseo público, el lugar se transforma en una gran red social, sin teclados, más bien la clave es mirarse a los ojos y comunicarse. Hacer nuevas amistades, acordar salidas, compartir una gaseosa entre varios y hasta los clásicos romances que genera ese ámbito, son parte de la vida cotidiana en ese lugar.
Tranquilidad. Esa es la definición de al menos una treintena de chicos entre 14 y 17 años consultados, que prefieren, cada vez más, esa plaza para disfrutar a la salida de la escuela. Es que si bien, desde hace al menos unos 10 años, la plaza 25 de Mayo se transformó en epicentro de las juntadas estudiantiles masivas, a toda hora del día, surgió esta nueva alternativa debido a que el lugar es amplio y más bien parecido a un parque, con su loma y fuente de agua con escenario incluido.
Hasta ese lugar llegan estudiantes de escuelas como la Rogelio Boero, EPET Nro 4, Colegios Nacional, Paula Albarracín de Sarmiento, Cesap, El Tránsito, San Bernardo, entre otros.
Cerca del medio día comienzan a llegar los primeros grupos para sentarse en el pasto y compartir alguna gaseosa de 2 litros entre 5, 6 ó más chicos. Por la tarde sucede lo mismo desde las 17 aproximadamente.
Rodrigo, de la escuela Boero, cuenta que "a muchos adolescentes les gusta venir a esta plaza por la tranquilidad que hay, incluso se puede hacer amistades con chicas de otros colegios y hasta se pusieron de novios".
Rocío, del Colegio Nacional, charla y comparte música de su celular con Adrián, un alumno que estudia la especialidad Automotores, en la Boero. "Acá en esta plaza hay un ambiente pacífico y siempre que tenemos hora libre o salimos de la escuela venimos con algunos compañeros a charlar, divertirnos y hacer amistades". Una de las chicas que encontró novio fue Carolina, del Colegio Nacional, con un chico de la Escuela Boero.
Es que la plaza se convirtió en una auténtica red social, sin tener la necesidad de recurrir a un teclado. Las ganas de divertirse y hacer agrandar la cantidad de amigos, se refuerza con planes para salir los fines de semana.
En un grupo del Colegio El Tránsito, Natalí, Belinda, Carolina, Candela y Giorgina, caminan por las veredas construidas de piedra laja. "Nos gusta pasear por la plaza y charlar. Después nos sentamos en el pasto y comentamos cosas de las materias o de nuestras vidas, comenta Giorgina.
La plaza toma color y por la tarde se pueden contar por centenares los adolescentes que charlan y disfrutan de una juntada entre amigos. Por ahí aparece algún artista escolar y se arma una guitarreada o bien una pelota como para jugar al vóley.
La policía transita por el lugar. Los jovencitos son pacíficos y no dan lugar para que les llamen la atención. La movida se deja ver en un paseo que es la alternativa a la plaza 25 de mayo. Sin tribus urbanas, pero con ganas de pasarla bien, en una gran red social que se entreteje entre los estudiantes secundarios.