Fotos: colaboración Pedro Gómez 

Hasta tanto la Granja Tía Nora pueda retomar su rutina habitual, sus dueños decidieron hacer florecer otras huertas orgánicas a lo largo y ancho de la provincia. A partir de ahora ofrecen kits de almácigos con variedad de hortalizas, inclusive flores y hasta cultivos un tanto desconocidos o exóticos, para que cada uno pueda cosecharlos en su casa. Es que por la pandemia, este espacio agroecológico y recreativo de Albardón, tuvo que cerrarle las puertas a los voluntarios que llegan a trabajar de todas las latitudes del mundo, se apagaron las risas de los niños que visitaban la huerta como parte de sus tareas escolares y ni siquiera pudieron permitirle a las familias disfrutar ni de su restaurante de campo, ni de las visitas guiadas por el invernadero ni por los corrales de los animales que allí crían Pedro Gómez y su esposa María Lucía Córdoba.

"Esta pandemia nos ha traído cosas malas pero también cosas positivas, una de ellas fue que el estar en casa, las familias tuvieron tiempo e interés para volcarse al cuidado de la naturaleza, para pensar y poner en práctica una alimentación más saludable, libre de pesticidas. De hecho, en muchas casas se armaron huertas orgánicas a partir de nuestra guía', cuenta desde Albardón, Pedro Gómez.

Los primeros que incursionaron en las huertas orgánicas son, según la experiencia de Pedro, los habitués de su restaurante y su granja, aquellos que han disfrutado del lugar en estos doce años. "Ellos recordaban los almácigos que hacíamos en nuestro invernadero para nuestra huerta y nos pidieron que les preparásemos algunos y por supuesto enseñásemos cómo sembrarlos en el jardín'', agrega y ejemplifica que no hace falta tener 7 hectáreas como ellos de tierra fértil ya que uno de sus clientes vive en departamento y siembra en macetas.

Este interés y el detectar un nicho en el mercado posible fue lo que los animó a convertir esos tímidos pedidos en una nueva alternativa para el negocio, veta que piensan seguir una vez que pase la pandemia.

Los kits vienen en bandejas de 128 alveolos. Traen 8, 16 ó 24 almácigos de cada variedad según el paquete elegido. Entre los cultivos hay pepino, zucchini verde, zucchini amarillo, zapallitos, pepino de encurtir, copete (flor), albahaca morada, rúcula, diferentes tomates, pimientos, berenjena, ají Sweet Banana, kale, lechuga morada, rabanito, pak choi, cebolla, beteraba, espinaca de verano y puerro. El precio de los kits varía de $ 600 a $ 750. Una vez que el cliente hace el pedido, la entrega recién se realiza en aproximadamente 30 días.


"Algunos de los cultivos que hoy ofrecemos son de estación y pueden cosecharse generalmente en el mes de diciembre mientras que otros se cultivan todo el año y son de crecimiento rápido como la lechuga, rabanitos, pak choi ó rúcula', agregan mientras ya se imaginan  a sus primeros cosechando sus primeras hortalizas orgánicas. 

  • DEL CAMPO A LA MESA

Además de los plantines y almácigos que venden a particulares, otro aspecto comercial que desarrollaron en los últimos meses fue la venta de todos los productos alimenticios que allí producen. Desde las verduras y hortalizas orgánicas para quienes aún no tomaron la decisión de tener su huerta hasta pollos vivos o faenados, conejos vivos o faenados, huevos, dulces y conservas caseros y frutos secos. La Granja Tía Nora queda en el Callejón Perón, al ingreso de Albardón, pasando el puente. Para contactarse se puede recurrir al número de whatsApp 2644365391 o en redes sociales (Fabebook @granjaorganicatianora e Instagram @granjatianora) 

  • RAREZAS NATURALES

Entre las propuestas para sembrar figura el kale, considerado un super alimento, con muy pocas calorías y altísimas propiedades nutritivas: aporta más calcio que la leche (150 miligramos por cada 100 gramos); tiene mucho hierro que la carne; es rico en vitamina C y una ración de kale contiene de 3 a 4 veces más ácido fólico que los huevos. Es una variedad de col, de hojas verdes muy rizadas. Se cultiva en Europa y Norteamérica, pero en San Juan, se da muy bien. Otra hortaliza llamativa, al menos para estas tierras, es el pak choi, un ingrediente muy común en la cocina asiática, pero aquí un tanto desconocido. Parece una especie de acelga pero en realidad es una col.