Siempre estuvo en el ánimo de Ana ayudar de alguna manera a las personas que más lo necesitan. No le hizo falta armar una asociación u organización que la ampare, sólo invitó a sus vecinos de la cuadra del Barrio Profesional de Rivadavia a colaborar en situaciones especiales. Este grupo de ciudadanos prefiere no dar a conocer sus nombres porque consideran que se trata de una labor anónima y totalmente desinteresada. Su última ayuda tuvo como destino la Villa San Miguel en Albardón donde llegaron con cerca de 50 pares nuevos de zapatillas para la gente de la zona, sobre todo para los más pequeños. No es al único lugar al que asistieron, también hicieron frazadas tejidas en el invierno, colaboraron con alimentos, juguetes y prendas de vestir a otros barrios de la provincia. Siempre trabajando en forma silenciosa, y con una logística acorde a la situación sanitaria actual.


La idea es continuar llevando calzado en la medida de las posibilidades a algunas zonas donde detecten esa necesidad porque entienden la importancia que tiene para el desarrollo de los chicos. Sólo hace falta pensar en la alegría que implica para cualquier pequeño estrenar zapatillas.


"Siempre me preocupó la situación de muchas personas con necesidades, y la vida me fue poniendo en la camino mucha gente que se sumó a esta idea de colaborar con lo que pudiera para dar una mano a otro que lo necesita. Cuando me mudé al barrio me encontré con muy buena gente y me animé a decirles que si querían todos podíamos colaborar con algo para ayudar. No dudaron ni por un minuto y se comprometieron a hacerlo. Algunos vecinos están atentos a las noticias, o se enteran de familias que necesitan algo y así vamos aportando. Empezamos con las mantas en el invierno y ya estamos más organizadas con eso para el año que viene", cuenta Ana.


La pandemia fue un detonante para hacer foco en las necesidades que salían a la luz y así fue que una vez al mes recolectan cosas o dinero para llegar cubrir algunas carencias de familias con problemas económicos. 


En particular el tema de las zapatillas surgió porque si bien muchos grupos ayudan con prendas de vestir, es difícil que la gente acerque zapatillas recién compradas. Ahí fue cuando Ana decidió pedir colaboración a los vecinos de su cuadra, juntaron dinero y el objetivo fue, en principio, comprar al menos 10 pares de calzados.


En ese preciso instante entró en juego otra persona que también decidió ayudar. Es que entre los vecinos está la mamá de un fabricante de calzado que no sólo les hizo precio si no que donó más de lo esperado para llegar con 50 pares a la localidad albardonera.


La Villa San Miguel no fue elegida al azar. Para dar con un punto vulnerable, Ana decidió llamar a una radio, hablar con una periodista que tuviera una visión de algunos sitios donde esta ayuda fuese necesaria. Luego se contactaron con Sandra, una vecina de la Villa San Miguel, quien tuvo el trabajo de recorrer la zona, anotar el número de calzado de cada niño, que finalmente recibió este regalo bien pensado.


"Sentía la necesidad de llevar zapatillas a un lugar donde los chicos lo necesitaran. Es tan importante para un niño, tener un calzado nuevo para caminar, correr, jugar, para sentirse bien y desarrollarse. Primero se lo comenté a mi marido y luego una vecina me impulsó. Muchas veces uno no valora lo que tiene, y creo que si todos ayudáramos a otros en la medida de las posibilidades habría menos necesidades insatisfechas. En el barrio lo entienden así, incluso todas estamos muy atentas a las necesidades de cada uno para darnos una mano. Tuve la suerte que me tocara estar rodeada de gente muy buena y solidaria, con muy buena predisposición para ayudar", relata.


Ana y sus vecinos sólo aceptaron contar esta experiencia para que otra gente aporte su granito de arena a la sociedad en una etapa tan difícil como la actual, pensando en una gran cadena de favores. "También lo hago por mis hijos, para que vean la importancia de valorar lo que uno tiene y aprendan el valor de la solidaridad. Claro que debo decir que en este camino me encontré con mucha gente llena de luz que colabora para concretar cada iniciativa ya que de otro modo no se puede", dice notablemente emocionada.


El dato


Si alguien quiere sumar ayuda puede comunicarse al teléfono de Ana: 264 462 9204