Todos lo conocen por ser fotógrafo de DIARIO DE CUYO, por lo que no resultaría extraño ver una exposición de fotos de su autoría. Claro que si a eso se suma que son relatos visuales de la ciudad que no vemos, y junto a ellos esculturas y dibujos que también tienen una mirada diferente de lo urbano, resulta para muchos sorprendente. Eso sucedió en la apertura de la muestra que está abierta al público hasta el 13 de octubre en la Sala 3 del Museo de Bellas Artes Franklin Rawson, cuando Federico Levato presentó en tres lenguajes artísticos un San Juan casi oculto.

Nació en La Plata, pero se encantó con la provincia como tanta otra gente que viene de afuera, y así decidió estudiar, crecer, trabajar y formar una familia en el sitio que por propia voluntad eligió como su lugar en el mundo. Si bien él llegó con 11 años cuando sus padres (ambos astrónomos) vinieron a trabajar, al momento de decidir su carrera eligió Licenciatura en Artes Visuales no sólo por su inclinación hacia las actividades artísticas sino por su atracción por estos lares.

"Me gustó siempre el dibujo y la escultura, pero tenía un interés especial por lo visual, incluso llegué a pensar en estudiar cine, pero opté por Artes Visuales en San Juan porque me atrae como ciudad. Consideré que era necesario tener una formación universitaria a pesar de ser disciplinas en las que podés ser un buen profesional sin pasar por la universidad. Por el contrario considero que eso te abre caminos y te muestra un panorama que desde afuera no lo conseguís", cuenta Federico, un hombre de carácter sereno y repleto de precisiones a la hora de opinar sobre ciertos temas, pero siempre con un aporte sui generis.

Las materias que contiene la carrera son las tradicionales y "Fotografía", es sólo una asignatura anual, algo que no le impidió ser el primer alumno de toda la historia de esa casa de estudios que realizara su tesis final con esta herramienta visual que incluía una muestra de fotos en el Auditorio Juan Victoria. Ahí comenzó su historia profesional. Es que uno de los asistentes era Carlos Echeverri, un colombiano que fue gerente de Diseño de DIARIO DE CUYO, quien vió la exposición de Levato y quedó impresionado. Para colmo de bienes, al poco tiempo Federico ganó un concurso organizado por este medio con el tema "La primavera". Con semejantes puntapiés fue contratado ya que la idea era incorporar un fotógrafo con una veta artística para la realización de suplementos y trabajos que demandarán una estética diferente.

No hay que olvidar que corría el año 1999 cuando la cultura de la imagen comenzaba a hacerse más fuerte en los medios y la fotografía cobraba un carácter más protagónico aún.

Ya en aquel momento, Federico estudiaba la ciudad, su paisaje urbano, sus alrededores, poniendo foco en aquellos que el común de los mortales no ve en el trajín diario, pero que está ahí esperando ser observado.

Así su camino profesional estuvo signado por esta búsqueda de una ciudad que no deja de atraparlo, con sus sombras, sus quiebres, sus edificios, sus colores, sus rincones, a los que no sólo fotografió, sino que se animó a recrear e intervenir. Será por esto que no se siente ni artista, ni fotógrafo y prefiere señalarse y reconocerse como un "productor visual".

Así uno observa fotos intervenidas de Federico en los que una vereda o un cordón de cualquier calle céntrica se transforma en un paisaje con sólo agregar un recorte de una imagen o un dibujo que el mismo crea.

Del mismo modo nacieron las esculturas: Una madera de aquí, un pedazo de hierro por allá, que son buscados para reproducir otra parte de la ciudad que no se ve y él sí puede contarla. En el caso de los dibujos alcanza un soporte de papel, grafitos y sus dedos que terminan de dar su perspectiva final. Todo esto está plasmado en esta última muestra "Los códigos de la mirada". Nada más ni nada menos que tres opciones para ver San Juan con y desde otros ojos.

"No todos los que están vinculados a la producción artística pueden trabajar de eso, pero en mi caso, además es mi trabajo formal ya que uso la misma herramienta y tengo la posibilidad permanente de crear imágenes. A veces puedo meter sólo un bocadito de ese mundo artístico, en otras no. Eso me permite tener un proyecto de obra a la par, bajo ciertos lineamientos, con cierto discurso, algo que se hace con un grado de intimidad muy importante que luego sale a la luz para compartirlo con amigos, familiares, con la gente. Si después ese proceso que uno trabajó gusta o no gusta es un valor agregado. Claro que es importante lo que genera en las personas", indica Fede.

Sin lugar a dudas detrás de cada una de sus imágenes, cualquiera sea el lenguaje que utilice, hay un trabajo pensado, consolidado y coherente, vinculado a problemas o situaciones que lo conmueven. "Pensar la ciudad no solo como un lugar para ser habitado sino también para ser imaginado, donde la mirada me permite imaginar una ciudad real en la que me muevo a diario. Luego eso lo puedo conseguir desde una escultura, un dibujo o una fotografía", agrega.

Relatos visuales para detenerse a contemplar, a mirar, a imaginar, y quizá a despertar el interés por transitar las calles y veredas con una actitud diferente a la de todos los días.