"Los cuenteros del padre Juan". Ese fue el título que eligieron para su libro unos treinta alumnos de sexto grado de la Escuela Nueva Juan Fanzolato. Fue en homenaje al sacerdote, cuyo nombre lleva la institución. Se trata de una recopilación de poesías y cuentos elaborados por los chicos. La idea comenzó como una planificación escolar para tratar de generar mayor compromiso con la lectura, la ortogragfía y la comprensión de textos. El resultado cautivó a los chicos, a tal punto que la tarea sirvió como disparador para homenajear con esta obra a la Patria, en su Bicentenario y con un concurso literario alusivo para el próximo 18 de mayo.
La historia de los pequeños escritores comenzó a principios del año pasado y promete no tener fin, porque todos tienen ganas de seguir escribiendo en su nueva etapa de escuela secundaria.
Los niños, en su mayoría de 11 años de edad, comenzaron a leer unos 20 libros de un par de editoriales dedicadas a la publicación de textos escolares cuyos contenidos, entre otros temas, están los cuentos y leyendas.
Uno de los primeros libros que llegaron a las manos de los niños fue "Mi planta Naranja Lima", del escritor José Vasconcelos. Esta obra trata sobre la historia de un niño que llega a convertirse en escritor en su edad adulta.
Lila Vega es la profesora encargada de llevar a cabo este proyecto escolar para que los niños "se deleiten en la lectura y de esa forma se introduzcan en el mundo de la escritura en las que elaboran sus propias producciones. De esta manera tienen las herramientas para convertirse en pequeños y potenciales escritores". Agrega que "esto es posible gracias al apoyo de las autoridades de la escuela, que encabeza la directora Cristina Salcedo".
La maestra relata que el trabajo de los pequeños escritores "es una forma de que ellos se conozcan así mismos, cada uno con sus características".
Para llegar a estos resultados los pequeños tuvieron un proceso de escritura e hicieron muchos textos en borradores. El trabajo fue a lo largo del año.
La tarea de descubrir el mundo de la literatura y conocer que se pueden hacer producciones y ser plasmadas en un libro emocionó a los chicos.
En ese trabajo cotidiano de leer, interpretar y desarrollar un género literario, uno de los alumnos, Leandro Martínez, cuenta a modo de ejemplo que vio como una facilidad el hecho de tener que imaginar un cuento. Y, algo que también ayudó mucho al niño fue el producir textos en grupo con sus compañeros. Mientras que a Marcelo Arrieta, lo que más le gustó fueron los cuentos, es por eso que prefiere incursionar por ese género. En el caso de Agostina Escudero, le llamó mucho la atención el libro "Mi Planta Naranja Lima", "era triste, pero me gustó mucho la historia" cuenta.
Precisamente, el contenido de este texto sirvió como estímulo para que los chicos se introdujeran al mundo de la literatura. Además, con otros textos motivadores que los hicieron pensar en las diferentes etapas de la vida de una persona y en los valores para desarrollar, cuenta la maestra. Entre tantos libros estudiados están "Historia de un amor exagerado", "El complot de las flores+, "El tiempo vuela", "Encuentro con Flo", "Que sea la odisea", "El tesoro subterráneo", entre tantos otros.
El trabajó que comenzó con la lectura de la docente siguió con la lectura individual de cada alumno. Luego continuó con el trabajo en grupo. Los libros iban rotando entre los chicos. Entre las tareas también estaba la de elegir un personaje de los textos que leyeron. Y de esa forma escoger temas sobre los cuales escribir. Trabajaron mucho con el diccionario, la forma correcta del vocabulario, conocer palabras nuevas, entre tantos otros detalles.
Los chicos eligieron poesías dedicadas a sus madres como cuentos con distintas temáticas para la confección de un libro. Las correcciones fueron muchas para brindar excelencia en el trabajo, por eso los chicos aprendieron a ser muy dedicados en sus tareas.
Para llegar a tener el libro en sus manos, las actividades fueron arduas. Es que la comunidad educativa se caracteriza por ser de bajos recursos. Entonces hubo que recurrir a la confección artesanal. Cada uno consiguió lo que fueron las tapas de los ejemplares, pasar los textos en computadora para llegar al producto final, entre otros puntos.
Los ejemplares no se vendieron, cada alumno se quedó con uno de ellos. Es que de un trabajo escolar surgió el sueño en el cual los chicos trabajan: la de ser los nuevos escritores sanjuaninos del siglo XXI. A ellos se suma la nueva promoción, que trabaja para homenajear a la Patria en su Bicentenario, con la aspiración de ser los quienes escriban la historia argentina.