Buscar el sentido y por qué no la dimensión más profunda de las palabras libertad e independencia, es lo que, de alguna manera, se propondrá Nahuel, un joven artista plástico a quien un poderoso y excéntrico empresario le encarga la realización de una obra conmemorativa de la Declaración de la Independencia Argentina en 1816. Este poco experimentado pintor no sólo necesitará entender estos conceptos sino que pretenderá vivenciarlos en carne propia para poder eternizarlos en el mural del hall central del edificio de la multinacional y así cumplir con el pedido por el cuál le prometieron una paga.
Claro que decir que se lo propondrá a sí mismo es una forma no literal, ya que tendrá cómplices: las decenas de miles de sanjuaninos que el próximo sábado 27 llegarán hasta el predio del Autódromo El Zonda -más los que la verán por la televisión- para disfrutar del espectáculo final de la Fiesta Nacional del Sol (FNS). Ellos no serán sus únicos aliados. Habrá en el escenario diferentes personajes que le harán vivir situaciones, esas mismas por las que coincidentemente pasó, pasa y quizás pasará la humanidad, en su lucha permanente por ser libre.
Por eso no será extraño encontrar al pintor justamente en la sala de reuniones de la Casa de Tucumán donde hace 200 años 29 representantes de las Provincias Unidas declararon la Independencia Argentina con un ‘grito de libertad”; recinto que dará lugar -con recursos técnicos y teatrales que lo irán transformando- a todo el desarrollo del guión que lejos de ceñirse a un racconto histórico de hechos lineales, por el contrario, planteará grandes temas que motivan a los hombres de distintas épocas (inclusive hay referencias a la actualidad reciente) y de diferentes culturas a resignificar el valor de la libertad, como muestras y logros de verdadera independencia. Para eso se valdrá por ejemplo de palabras textuales de próceres argentinos y de líderes mundiales pero también de las estrofas del mítico cancionero de Charly García.
Este es el leitmotiv del musical ‘1816, el Grito Sagrado”, compuesto por seis escenas en dónde más de 300 artistas desplegarán todos sus talentos para la actuación, el canto, el baile e inclusive el teatro aéreo, entre otras sorpresas que deparará la noche y que no fueron develadas por la directora general del espectáculo, Irene Ferrerya.
Sí en cambio, en exclusiva para Revista OH! de DIARIO DE CUYO, reveló partes de un guión que añora emocionar por sobre todas las cosas.
‘No queríamos hacer de la Fiesta Nacional del Sol un acto escolar, sencillamente por tratarse del Bicentenario de la Independencia. Por eso, con Ariel Sampaolesi -NdR: el otro autor del guión y a su vez el director teatral del espectáculo- empezamos a pensar en aquellos sucesos en los que la humanidad toda coincide en su afán por ser libre. Llegamos a la conclusión que las grandes luchas históricas e inclusive actuales del hombre que quiere independizarse, del hombre trabajador, del hombre invisibilizado, en cualquier latitud del planeta pasan por las 3 T: defender la tierra, dignificar el trabajo y tener un techo. Además hay un factor más: preservar la memoria y desarrollar su pensamiento. Con todos estos elementos se consigue la libertad. Así con estos planteos armamos una historia que remite a la historia de la humanidad toda, no sólo la argentina, con un contenido ideológico fuerte pero a la vez conmovedor”, resume el show Irene Ferreyra.
Una epopeya, miles de trazos
El prólogo que servirá para poner al público en tema, casi como una especie de contextualización, recurrirá al recurso técnico del ‘trailer de película”, una secuencia rápida de muchas de las escenas que verá a lo largo del espectáculo final. Vale aclarar que no será una filmación sino que apelará a la actuación y el baile en vivo.
A medida que transcurran las escenas, siempre con el fondo de la sala de reuniones de la Casa de Tucumán, sólo Nahuel -no así su novia Bom Boom, por ejemplo, que aparecerá interactuando con él- verá una serie de personajes, fantasmas y peripecias que, entre la imaginación y la fantasía, le irán delineando su concepto de independencia para poder volcarlo en la obra pictórica. Entre otros, allí se encontrará con cuatro pintores de renombre -Salvador Dalí, Pablo Picasso, Diego Rivera y el acuarelista argentino Antonio González Moreno, autor de la pintura más difundida sobre la Declaración de la Independencia Argentina (la que fue reproducida incansablemente para las figuritas escolares)- que irrumpirán para cuestionarlo sobre qué va a pintar, si va a ceñirse al pedido de quien le paga o va a responder a lo que le indique su criterio y su talento. Estos representantes de distintos movimientos artísticos que lograrán inquietarlo acerca de sus límites profesionales a su vez lo impulsarán al joven a comenzar una búsqueda para encontrar alguna respuesta que lo inspire.
No sólo con ellos debatirá. También tendrá que darle explicaciones de su creatividad a quien lo contrata qué básicamente quiere saber si el mural va tomando forma o no.
Según contó Ferreyra, en su afán por iluminarse y obtener una idea para darle color a la libertad, este personaje será testigo el enfrentamiento de los poderosos (entre ellos el terrateniente, el dirigente, hasta el buitre) y los desterrados que toman cuerpo en los trabajadores, en los pueblos originarios, en el hombre que vive en la calle. ‘La lucha de clases por un pedazo de tierra es un símbolo de la libertad. De algún modo en esta escena se hará una evocación a la Patagonia Rebelde”, da como referencia. Inclusive, en otro momento, observará a los que son perseguidos por sus ideologías, sus conocimientos, su creatividad hecha letras, en una obsesión por destruirlas.
No conforme con todo lo visto hasta ahora, el pintor necesitará seguir inmiscuyéndose en realidades. Y así presenciará las demandas del pueblo ante los congresales de Tucumán que debaten los alcances de la tan anhelada emancipación.
A esta altura de las circunstancias, y prácticamente llegando al final del espectáculo, Nahuel, tendrá qué decidir qué imágenes, de todas las vistas, de todas las que le tocaron su conciencia y sus sentimientos, le servirán para pintar el mural que describa la libertad, su libertad.
‘Este es el modo que elegimos contar en esta Fiesta del Sol un concepto que se renueva y se resignifica diariamente y por todos, ya que la independencia no quedó acabada en 1816”, da una pista de lo que se verá en el escenario central del Autódromo El Zonda-Eduardo Copello.