Vicky Dávila, como gran artesana que es, tenía casi todo resuelto en su trabajo. Cada fin de semana se trasladaba desde San Juan hasta Mendoza para vender sus obras en la Feria de Artesanías de la Plaza Independencia. Claro está que cuando comenzó la cuarentena por el avance del coronavirus, se quedó sin trabajo y sin la posibilidad de vender sus productos que iban desde bijouterie hasta obras pintadas que tenían como base plásticos reciclables. Y aunque a esto se sumó un problema de salud, la fuerza de voluntad, la creatividad y las ganas de salir adelante ordenaron nuevamente las cosas. 


"Un día antes de que se decretara la cuarentena me hicieron un implante coclear que demanda muchos días de recuperación y adaptación. Primero pensé que me había tocado en un período donde no se podía hacer nada, y apenas me sentí bien retome mis mandalas sobre CD"s, que es lo último que estuve haciendo. Con eso hacía móviles, porta sahumerios, entre otras cosas, pero me encontré con que estaba como bloqueada. Entonces esperé unos días y mientras tanto decidí pintar mi casa, cambié esos pequeños espacios por los grandes. Lo primero que hice fue pintar un mandala gigante en mi comedor, y eso me llenó de satisfacción. Continué por la alacena y otros lugares con diferentes motivos. Con este tipo de pintura sólo había tenido una experiencia cuando un familiar me pidió que le pintara algo sobre unas manchas en la pared del frente de su casa que no salían con nada, pero eso fue todo", cuenta Vicky.

 
Las cosas no quedaron ahí, por el contrario esto la motivó a seguir buscando otras superficies para volcar su creatividad. Así aparecieron unos cerámicos que también fueron intervenidos, y salieron de ese ambiente personal y privado a las redes sociales. Ni hablar que los cerámicos fueron comprados de inmediato. Tan insólito, y hasta raro, fue todo, que el comprador necesitaba 20 en total, justo la cantidad que Vicky había intervenido. El destino final era colocarlos en el marco de una ventana que daba a la calle.


Casi a la par, la arquitecta Selva Martínez le pidió que pintara cerámicos que darían otra vista a unos baños. Uno grande que comprendía un cuarto en cada unidad y otros pequeñitos para acompañar el motivo. Así comenzó un cambió de paradigma en su quehacer artístico.


"Rosi, una amiga, me convocó para pintar un mandala en la pared de ingreso a su casa, pero llegado el momento advertimos que no tenía coincidencia con el resto de la decoración y decidimos buscar otra cosa. Tenía muchos detalles latinoamericanos, por eso nos abocamos a buscar algo que tuviera este mismo sentido. Encontramos un muralista chileno que nos gustó mucho y de él tomé algunos elementos para combinar. Hice el dibujo, lo plasmé en la pared y la verdad que las dos quedamos muy contentas con el resultado", cuenta Vicky que ya está realizando otra obra en una casa muy moderna con estructuras más geométricas.


Vicky no dudó en enfrentarse a estos desafíos. Las escalas y conceptos eran distintos de los que estaba acostumbrada a hacer, pero el talento pudo más.


"Me salió en forma natural porque nunca había trabajado estos tamaños y lo más sorprendente es que sólo dibujo en papel y luego lo traslado a escala. Primero pensaba como iba a hacer para llevar eso chiquito a un tamaño de dos metros por un metro aproximadamente, no sabía, pero hice el centro y las líneas empezaron a caer solas y a encajar en cada lugar. Disfruto tanto hacerlo que estoy cada vez más entusiasmada", cuenta sorprendida.

En la actualidad Victoria realiza pinturas en paredes de viviendas -según el gusto del cliente y el estilo de construcción-, interviene muebles del hogar, pinta cerámicos o todo aquello a lo que alguien quiera darle un toque diferencial. Es que también en la cuarentena descubrió lo bello que era intervenir muebles cuando lo hizo con la alacena y campana de su cocina. Le cambió la cara. Así inició el camino de intervenir desde sillas, bancos o lo que cada uno prefiera.


"Otra cosa curiosa es que una persona me llamó para saber si me animaba a pintar en una pared grande, sin haber visto nada de lo nuevo que hacía. Parece que cuando uno vibra empieza a atraer todo lo que vibra en la misma sintonía. Es increíble". asegura.


Así las cosas comenzaron a cambiar. Victoria encontró un nuevo camino, que seguramente no será el último, no sólo para reinventarse si no para dar un toque de arte a cada hogar. 

 
EL DATO
>> Victoria Dávila
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