Aunque el sol es la principal fuente de vitamina D, lo cierto es que también es la causa por la que más enfermedades de la piel se manifiestan. Cuando llega el verano lo que más nos apetece es coger la toalla y tostarnos al sol mientras vemos progresivamente como aumenta nuestro tono de piel. Pero con esto hay que tener cuidado ya que el deseo de estar bronceado cuanto antes (¡con los riesgos que conlleva!) puede convertirse en una obsesión también llamada tanorexia.


En los últimos años han aumentado los casos de daños graves en la piel por anteponer la estética a la salud. No hay manera de exponerse al sol de forma totalmente segura, por ello es importante tomar precauciones durante todo el año y, sobre todo, en verano cuando el peligro es mayor.


Para despejar todas las dudas sobre la exposición al sol, los expertos han elaborado una lista sobre el bronceado y aclaran lo que hay detrás de cada uno.


Mitos sobre el bronceado que debes tener en mente antes de exponerte al sol


1. La crema solar impide el bronceado. La misión de la protección solar es evitar los daños del sol en la piel, pero no supone una barrera para su pigmentación. La producción de melanina también se genera con la crema solar, pero de manera más segura, evitando la quemadura solar.


2. Cuanto más tiempo de exposición, más bronceado. Es una de las creencias más extendidas y es totalmente falsa. La producción de melanina que es lo que hace que la piel adquiera un color más oscuro, depende de la genética de cada persona y del capital solar, es decir, el tiempo máximo que una persona puede exponerse al sol a lo largo de su vida. Por lo tanto, una persona de piel clara, por mucho tiempo que tome el sol, no conseguirá estar morena y se quemará con facilidad, que es lo que debemos evitar.


3. Los aceites aceleran el bronceado. Este tipo de productos no sólo no aceleran el bronceado, sino que pueden suponer un peligro para la piel ya que, en su mayoría, tienen un factor de protección muy bajo. La sensación de "broncearse" puede provenir de la mayor desprotección de la piel y, por lo tanto, del enrojecimiento que, sin embargo, es una quemadura y, en ningún caso, bronceado.


4. La crema solar resistente al agua no necesita aplicarse de nuevo.Aunque muchas cremas solares del mercado se presentan como resistentes al agua, siempre pierden algo de eficacia. Por ello, tras el baño es importante seguir las pautas de aplicación.


5. A menor SPF, mayor bronceado. Cuanto menor sea el factor de protección de la crema solar, mayores son los daños en la piel ya que el tiempo de exposición sin riesgo se reduce. Broncearse no depende ni del número de horas al sol, ni del menor uso de cremas solares, sino del tipo de piel que tenemos.


6. Las quemaduras se convierten en moreno. Las quemaduras en la piel no sólo no la broncean, sino que son un daño que perdura en el tiempo, contribuye al envejecimiento cutáneo e incluso puede derivar en el peor de los casos en cáncer de piel. Además, es frecuente que la exposición al sol produzca cambios en lunares y provoque aparición de nuevas manchas que, en su mayoría no son peligrosas, pero que es conveniente revisar y, en su caso, consultar cuando estos presenten cambios, tanto en color, como en forma o tamaño.


7. Comer zanahoria contribuye al bronceado. Aunque es cierto que tomar betacarotenos no es sinónimo de bronceado, si se recomienda su consumo ya que ayuda a preparar la piel a la exposición al sol ya que la hidrata, le proporciona poder antioxidante y estimula la producción de melanina, responsable de aportar un mayor color a nuestra piel. Lo ideal es incluir en nuestra alimentación alimentos como la zanahoria, el tomate, el maíz, el brocolí, el germen de centeno, la acelga, el berro, la col rizada, las endibias, la escarola, la espinaca, el hinojo, las hojas del puerro y el pimiento rojo, además del damasco, el durazno, el mango, el pomelo y la papaya que aportarán betacarotenos y, por tanto, proporcionarán beneficios a nuestra piel unas 6-8 semanas antes de exponernos de forma responsable al sol.


 8. Tomar el sol en las horas centrales del día aumenta y acelera el bronceado. En las horas centrales lo único que aumenta es el riesgo de quemadura solar, y debemos evitar la exposición directa al sol entre las 12h y las 16h del día.


9. En los días nublados no hace falta aplicar protección solar.La ausencia del sol o de sensación de calor en días nublados lleva a pensar que la radiación no es tan fuerte y, por lo tanto, a desprotegerse ante ella. Sin embargo, deben tomarse las mismas precauciones que en días soleados pues la incidencia de la radiación solar es la misma.

*Sabiendo ahora todo lo que se esconde tras los mitos sobre el bronceado, lo más importante es proteger al máximo nuestra piel (eligiendo el mejor protector en función de nuestra piel) y no obsesionarnos con el tono.

Por: María inés Montes
Fuente: Style, Fashion & Beauty