Las plantas son seres vivos y por tal razón no todas tienen el mismo comportamiento. Algunas han pasado períodos bajo condiciones extremas, entonces están mejor preparadas para resistir las adversidades.
Las heladas pueden poner fin a nuestros sueños de tener una planta o árbol en el jardín. Algunos métodos y cuidados antes de la llegada de las heladas.
El daño por frío se ve en las lesiones producidas sobre los tejidos, células de flores, hojas, tallos y raíces, en algunos casos letales para toda o una parte de ella. En otros casos ocasionan manchas que deterioran su estética. Estos daños permiten la entrada de agentes patógenos que son los encargados de provocar su destrucción total.
Un ejemplo es la enfermedad llamada tuberculosis en los Nerium Oleander, sobre la herida producida por el frío intenso afecta a su floración y produce agallas en los tallos y verrugas de corcho en las hojas. Por supuesto las medidas preventivas serán quienes nos salvarán la planta y nos ayudarán a reducir los daños.
Protección de ramas y tallos
En árboles y arbustos, el mayor daño que puede producir la helada es la destrucción de los tejidos de las cortezas de ramas y troncos, que harán que la planta se reduzca significativamente en su tamaño, además de provocar en ella un stress muy importante. Es común encontrar jacarandá ramificados desde la base y que no logran nunca formar su tallo grueso y resistente.
La protección debe desarrollarse desde el concepto de captar temperatura durante el día, a través de la retención del calor del sol, que luego se retendrá en las horas frías de la noche.
¿Qué debemos colocar?
Para los arbustos muy ramificados desde la base, paja seca amontonada junto a sus ramas, dentro y alrededor de ellos, ni muy suelta ni compactada. Dejar las hojas del arbusto afuera, de lo contrario fermentarán y se pudren.
Para los troncos y tallos gruesos se podrán hacer tubos con mayas antiheladas o en su defecto con las bolsas negras de residuos, llenos de rollos de papel de diario, atados cada 30cm. como si fuera matambre. Esto debe estar bien compactado para que no se desarme con los vientos y el agua no entre. Las ramas deben quedar afuera de los cilindros de papel para evitar la fermentación. Esto es ideal para especies tales como: Jacarandá, Lapachos, Tipas, Iberá pitá, Timbó, Ceibo, Paltas, Alcanforeros, Casuarinas, etc.
Protección del follaje
La protección del follaje se hará con las capuchas de polietileno transparentes o el tejido antihelada. Cuanto más cubramos la planta más efectiva será la protección. Aquí también se produce el efecto de conservación de una temperatura más elevada dentro de esa capucha, de modo que cuando corre viento la protección debe estar hasta el suelo. Tampoco debe tener roturas para que no nos lleve el aire caliente que guarda bajo el resguardo. Este método es bueno para plantas de tamaño chico o mediano, para trepadoras sensibles como Jazmines celestes o Santa Ritas, arbustos como Rosa China y otras florales como Prímulas, Agapantos, Alegrías del Hogar.
Otras formas de prevención
*Mulching Es el aporte de elementos orgánicos que cubren el suelo alrededor de las plantas, efectivo para la protección de ramas bajas o plantas cuyas yemas de crecimiento están cerca del suelo, como las herbáceas y las gramíneas. Es el más indicado para las plantas con raíces u órganos de reserva superficiales sensibles, los que al protegerlos con el aporte de estiércol, paja, compost, pinocha, papel de diario y hasta tierra vegetal, se ven resguardados de las bajas temperaturas.
Las plantas sensibles que han sufrido daños sobre hojas y tallos deberían ser tratadas con un fungicida preventivo, con aplicaciones cada quince días hasta que los tejidos se sequen o normalicen
*No a las podas: Es contraproducente la eliminación de los tejidos dañados en forma temprana. Los cítricos no deben ser podados hasta la primavera avanzada.
Aquellas plantas que el frío les ha deteriorado ramas, se podarán por fuera de la zona de cicatrización que la planta genere, lo que se producirá después del reinicio de la actividad fisiológica, con el advenimiento de los días cálidos.
*Riegos:El agua por su mayor peso específico que el aire, conservará mejor la temperatura que el aire. Por lo tanto si se realizan riegos durante las horas de calor del día, esta agua que se incorpora al suelo ayudará a mantener una temperatura mayor en la zona, como también lo hace cualquier espejo de agua cercano. El riego en exceso es contraproducente, ya que en el suelo se deben conservar los espacios para la entrada de oxígeno hacia las raíces.
Ninguno de los sistemas mencionados tienen una efectividad absoluta, estos logran conservar unos pocos grados por encima de la temperatura del ambiente externo. De modo que no debemos confiar en que las plantas valiosas o no, pero muy sensibles, logren escapar a un daño que las afecte severamente.