A diferencia de otros años, las próximas semanas de receso escolar (previstas entre el 13 y el 27 de julio), serán al menos diferentes de otras vacaciones de invierno. Da la sensación que la cuarentena volvió este momento en general tan esperado y añorado por grandes y chicos, en un tiempo sin tantas expectativas, especialmente si se tiene en cuenta que las salidas y espacios públicos están limitados lo mismo que las posibilidades de encontrarse con muchas personas por los cuidados impuestos por el coronavirus. Sin embargo, el licenciado en Psicología Lucas Malaisi, las reivindica como un espacio de descanso y de juego libre más vigente que nunca. Por un lado, para aliviarse de lo vivido hasta ahora por la pandemia y por otro, para tomar fuerzas para encarar lo que vendrá, protocolos de por medio, con la vuelta a las aulas. 

– ¿Cómo analizas las vacaciones en el contexto de la pandemia?
El aislamiento por esta pandemia de coronavirus ha impuesto una situación totalmente atípica, que demanda de las familias una adaptación para poder mantener una estabilidad y un bienestar. Bienestar que es relativo y dinámico porque sus integrantes no siempre están en estado de completa quietud, sino que van respondiendo a los estímulos y las realidades económicas, sociales, familiares y a toda una serie de situaciones que exige la rutina y las responsabilidades. En algunas familias esta adaptación ha sido más fácil, en otras, ha sido más problemática. En ese contexto están las vacaciones que por supuesto no serán las mismas. Antes, cuando los chicos iban a la escuela físicamente, el receso representaba un cambio en la rutina familiar, significaban terminar al menos por unos días con el tener que levantarse temprano, ir a la escuela, estar con los compañeros en el aula, tener responsabilidades al volver a casa. Pero hoy ese contraste no se da porque los chicos han permanecido y permanecen en sus casas con sus familias, por lo tanto el efecto de las vacaciones no va a ser tan marcado, sólo va a ser vacaciones en el sentido de las tareas. De lo que no tengo dudas, es que las vacaciones si van a ser para los propios padres, por la presión y las dificultades que han tenido al tener que hacer las veces de maestros. Aunque estas vacaciones quizás no se sientan como siempre, pero sí hay que aprovechar este tiempo de descanso. 

– ¿Hay que aprovecharlo para terminar las tareas que quedaron inconclusas o no hay que hacerlas?
Se tiene que dar un receso de las tareas. Quizás haya familias muy responsables que quieran aprovechar cierta parte para tratar de terminar con algunas tareas escolares pero es muy importante hacer el corte, generar un tiempo de descanso y de desenchufe de todas las actividades escolares. Si bien es importante transmitir a los hijos el valor de la responsabilidad, también es fundamental respetar el descanso y el tiempo libre, sin obligaciones. Por supuesto que esto no es a rajatabla ni una regla general, sino que cada familia puede administrar ese tiempo como mejor le convenga. 

– ¿Es importante descansar para la próxima etapa escolar que se avecina, quizás tan estresante como la escuela a distancia?
Creo que al regreso a la escuela se van a tener que cumplir muchas reglas que pueden ser estresantes pero eso no es negociable, bajo ningún aspecto. Lo que sí, estoy seguro que al retomar las clases habrá que tener otros tiempos. Desde el punto de vista psicológico y emocional creo que no hay que pretender "recuperar el tiempo perdido’, tratando de que los chicos aprendan todo lo que quizás quedó pendiente. Es conveniente aceptar lo que nos pasó y sí, en cambio, brindarles una oportunidad de que expresen lo que sienten, cómo vivieron la pandemia, que se escuchen, que puedan contar qué aprendieron. Todo eso es muy importante para que este aislamiento no sea una experiencia que quede en el olvido, sino que podamos crecer en base a esta situación a la que me animo a llamar exquisita ya que muy pocas o ninguna generación había tenido hasta ahora, la oportunidad de vivir una experiencia así. Es un desafío del cual se pueden aprender muchas cosas. Yo propongo dar al menos una semana de adaptación en la que esté como agenda permitir que los chicos jueguen, se expresen y empezar con tareas muy simples, nivelatorias, para no sumar más estrés al que ya tienen acumulado. 

– ¿Hay que hablar con los chicos sobre la pandemia?
Absolutamente, sin ninguna duda es bueno hablar y dejar que los niños se expresen. Por parte de los adultos y docentes habrá que responder las preguntas que podamos responder, las que no, sencillamente decirles que no sabemos pero vamos a estar para acompañarlos. 

– Mientras tanto, ¿cómo se los puede ayudar con los sentimientos de extrañar el entorno social de la escuela?
Si bien hay que considerar las posibilidades de cada familia, el ideal sería, en estas próximas vacaciones, intentar responder a las necesidades de socialización y de juego con sus pares los niños. Sería interesante que, respetando las medidas y protocolos propuestos, las familias pudiesen buscar el modo en que los chicos se junten con uno o dos compañeros o amigos que tanto han extrañado todo este tiempo. Para eso, es muy importante hacer redes entre los padres, comunicarse para que puedan juntarse a jugar y tener la oportunidad de conversar, de divertirse. A los niños les ayuda muchísimo estar contacto. 

– En todo este tiempo de cuarentena, la mayoría de los chicos han cocinado, jugado con todo tipo de tecnología, hecho manualidades, durmieron muchas horas, etc, etc. ¿Qué se les puede ofrecer que sea diferente?
Es muy importante dejar espacio para que los chicos se aburran, es clave. Porque a partir del aburrimiento surge la inventiva, surge la creatividad. Cuándo el niño dice: ¿qué puedo hacer? y no tiene respuesta, inventa sus propios juegos. Así era antes de que aparecieran los videojuegos o los juegos enlatados en el celular y hasta los juegos de mesa, de los que hoy hay un exceso y los que lamentablemente no dan la posibilidad de crear nada. Es muy importante recuperar el juego libre, ese que surge del aburrimiento y que permite que la mesa sea el cuartel de bomberos y una silla, el auto, gracias a la imaginación. A través del juego libre los chicos elaboran situaciones traumáticas, desarrollan habilidades intelectuales, sociales, emocionales y la creatividad. Seguramente, por lo vivido por la pandemia, puede que haya niños a los que les esté costando digerir emocionalmente estas circunstancias y es, a través del juego libre, como lo pueden elaborar. Por otro lado hay una actitud bastante sobreprotectora de los padres de no permitir que sus hijos se aburran, cuando en realidad ciertas cuotas de aburrimiento son necesarias. 

 

Especialista en emociones

  • Lucas Malaisi es licenciado en Psicología y especialista en Psicoterapia Gestáltica, Evaluación Psicológica y BioNeuroEmoción. Tiene experiencias de trabajo como psicólogo en ámbitos hospitalarios, académicos e institucionales. Actualmente dedica todo su tiempo a capacitar docentes y padres en todo lo que respecta a la Educación Emocional como fundamental para el desarrollo de las personas. De hecho esta temática es tan fundante para él que es el director académico de una diplomatura al respecto, es el presidente de una fundación sobre el tema y el autor del Proyecto de Ley de Educación Emocional.