Fácilmente podría decirse que un luthier es una persona que construye en forma manual instrumentos musicales de cuerda, y es así, pero en la práctica el significado es mucho más amplio. Es que el oficio demanda de un grado de sensibilidad especial, de un talento natural, de muy buen oído, y muchos factores de percepción que hacen de eso una actividad especial. Si a esto se suma que la aparición de máquinas que producen en serie abarató los costos de los instrumentos y los luthier tendieron a desaparecer, el oficio cobra aun más importancia.

Si además el artesano acaba de cumplir 24 años, dejó su carrera de abogacía para marcharse a la única escuela de luthería que quedó en América del Sur y que está en Tucumán, el valor crece.

Se trata de Alejandro Zogbe, un sanjuanino que descubrió su pasión cuando cursaba tercer año de abogacía, a través de un médico que construía tumbadoras, instrumentos que se usan para bailar conga, el baile típico de Cuba. "Me llamó mucho la atención lo que hacía, al punto que en Zonda encontré una pita (tipo de penca), con forma de tambor, la corté, la sequé e hice algo que en realidad se llama Djembé, otro instrumento de origen africano", cuenta Alejandro.

Su única formación musical la obtuvo a través de su oído, hasta que decidió empezar a tomar clases de percusión con el conocido Guillermo Illanes (Gokú).

"Comencé con un cajón que era muy malo así es que investigué como hacer uno y lo hice. Al profe le gustó y me dijo que me veía condiciones para construir instrumentos", dice.

Así fue que buscó una escuela de lutheria ya que lo único que sabía, de acuerdo con la información que le brindó Guillermo es que había una en Tucumán.

Como toda escuela del rubro, allí enseñaban a construir cordófonos (instrumentos de cuerda), y la idea le encantó.

A diferencia de otros alumnos, él llegó a la escuela con marca propia "Toca madera", nombre con el que salen sus cajones a la venta en Mendoza, Córdoba, San Juan y Tucumán.

Toda una evolución teniendo en cuenta que la producción de cajones comenzó con conocimientos obtenidos a través de internet y de talento propio.

"Todo era prueba y error, prueba y error, hasta que salía lo mejor posible. iba probando con distintos tipos de madera hasta que encontraba la que mejor sonaba. Después de vender el primero se empezó a correr la voz entre los que tocaban o averiguaban quien hacía determinado instrumento porque les gustaba como sonaba y así empecé a vender", cuenta.

Ahora los estudios que cursa en Tucumán le han abierto un horizonte ya que si bien allí aprende a hacer instrumentos de cuerda, tiene materias como botánica, dibujo técnico, teoría y solfeo, física acústica que le permiten interpretar mejor a la madera.

También ha incorporado los bongó y a fin de año presentará su primera guitarra, luego llegará el violín, la viola, el bajo y todo aquello que tenga madera y cuerdas.

"Mi idea es terminar en Tucumán e irme a estudiar a Cremona, Italia, la meca de la luthería, lo máximo que un luthier puede aspirar", indica.

La gran mayoría de los luthier vienen de familia, ya que es un oficio que se transmite de generación en generación, aunque en este caso no tuvo ningún antecedente.

"Comencé utilizando las herramientas que tiene mi papá (Héctor), que es un hobbista. Es un hombre que le encanta hacer cosas, que arregla y da solución a todo aunque se dedica a la actividad comercial. Después tuve que empezar a comprar las mías y aunque mi papá se resistía me ayudó y me ayuda mucho, dice.

En la escuela de luthería no superan los 20 alumnos por año y el título es de técnico luthier aunque están luchando por transformarla en una carrera de grado.

"Me pasan cosas muy lindas con esto porque me encuentro con bandas que usan una cajón que hice yo y me da orgullo. Por ahora lo único que uso para las ventas es el boca a boca y el facebook. De este modo tomo contacto con los músicos", dice Ale.

Un artesano, que además de talento, suma estudios para seguir en una carrera que solo tiene como pilar el reconocimiento de los músicos, que son quienes deciden qué instrumento suena bien.