Sin lugar a dudas, abrir las puertas de madera lustrada de la única casa que sobresale la línea de construcción de esa cuadra en la calle Abraham Tapia es, literalmente hablando, hacer un viaje en el tiempo. La vivienda por sí misma es casi una "sala de museo" que conserva paredes de adobe, techo de palos y caña y pisos de ladrillo cocido de la época colonial. Además de moviliario intacto de uso familiar de distintas décadas. Ese tesoro que invita a adentrarse y conocerlo se completa con una original propuesta, por demás identitaria, para propios y ajenos: una vinoteca super completa con sala de degustación, un patio con una parra de finales del siglo XIX y una librería especializada en temas de viajes y turismo. Abrió hace apenas un mes y ya tienen la propuesta oficial de, por sus características, integrarse próximamente como un punto de paseo obligado en la Ruta del Vino de San Juan.


La casa original fue construída en 1890. Sus primeros dueños, la familia Coria, se la vendió a Antonia Pérez y Diego Flores. Allí se desarrollaron como agricultores pero también fue el techo que cobijó a la familia -sus seis hijos, uno de ellos viviendo en una ampliación en el fondo- hasta hoy. De hecho, una de las nietas de ese matrimonio, Eunice Flores, es quien la acondicionó recientemente para volver a darle vida, después de años y años de tenerla alquilada o cerrada, luego del fallecimiento de los abuelos.


"La Vieja Casona" -tal como la han nombrado sus dueños, Eunice Flores y Marcos Vallejos, dos expertos en el ámbito turístico- recobró movimiento hace poco, gracias al aporte económico del programa para Emprendedores Turísticos que propone desde el 2016 el gobierno de San Juan para todo aquel que quiera mejorar o potenciar un proyecto que promueva distintos sitios de la provincia. En este caso, la ayuda en cuestión, consistió en un subsidio del 60 por ciento por parte del Ministerio de Turismo y Cultura, un 20% aportado por el Municipio de Rawson -que es el departamento que alberga a la casona- y el 20% del dinero restante es premisa que se hagan cargo de los mismos emprendedores, quienes reconocen que de otro modo no podrían haber abierto las puertas. Recibieron casi 100.000 pesos con el requisito fundamental de utilizar esos fondos para la adquisición de moviliario, no para insumos ni materias primas. En este caso, los propietarios compraron aires acondicionados, una heladera, vajilla y copas, exhibidores, computadoras, entre otros.


Ellos mismos se ocuparon de hacer los trabajos de restauración y pintura del lugar. Tardaron 4 meses para dejarlo cómo querían: con los pisos de ladrillo cocido brillantes, las paredes de 60 centímetros y techos de palos y paja cómo los originales. De hecho, en el salón principal se puede ver cómo se compone el adobe ya que dejaron una "ventanita" o tragaluz con vidrio -dónde antes había una chimenea- y a través de la cuál se puede corroborar las capas de barro y pasto que componen la construcción, toda una curiosidad para quienes vienen de afuera y para los sanjuaninos también. Las puertas son originales, salvo la de ingreso. 


"Remite a la Casa de Sarmiento por algunos detalles de edificación. Para nosotros fue interesante rescatar parte de la historia de San Juan, de la arquitectura tradicional, de una casa que sobrevivió en pie a más tres terremotos.

Pero a su vez, darle un nuevo sentido, valorando la producción local y brindando la posibilidad de vivir una experiencia no sólo con la vitivinicultura vino sino por medio de los objetos", cuentan quienes siempre tuvieron en mente la idea de ofrecer un espacio típicamente sanjuanino. Por eso, además de dotar el lugar con cientos de vinos de diferentes bodegas, cepajes y varietales, entre otras bebidas alcohólicas que también venden, más productos típicos de San Juan (como dulces, conservas, frutos secos, aceite de oliva), cristalería y accesorios del vino, que se combinan con una serie de elementos distribuidos en las distintas habitaciones a través de los cuáles se puede hacer un viaje imaginario en el tiempo como lámparas antiguas, algunos muebles de antaño, una campana de hierro, la máquina de coser de la abuela Antonia, sifones y botellones, planchas a carbón, la máquina de escribir con la que el abuelo relataba sus rutinas, valijas antiguas y muebles perfectamente mantenidos.


Más allá de lo comercial, allí sueñan hacer degustaciones y eventos de maridaje para grupos limitados. Y por qué no, incluir espacios de lectura, ya que uno de los fuertes del lugar es un rincón con libros de interés general sobre San Juan, sobre vinos, sobre literatura local (tienen ejemplares de la editorial Poderosa Lectura, quienes les proponen a autores sanjuaninos armar sus libros artesanalmente con cajas de cartón en las que se comercializan los vinos). Eso no es todo, como es la única librería especializada en Turismo, tienen publicaciones técnicas para profesionales, pero además material sobre fotografía, guías de turismo, mapas y hasta relatos de viajeros. 
 
 
El dato


"La vieja Casona" está en Abraham Tapia 1300 Sur, en Rawson. Exactamente al lado del Club UVT.


Para hacer consultas o reservar degustaciones dirigidas para grupos de turistas o interesados hay que contactarse con los teléfonos 2645429117 y 2644731294 ó por e-mail a: laviejacasonavinosylibros@gmail.com. Además se los encuentra en las redes sociales: Facebook como laviejacasonavinosylibros y en Instagram como @la_vieja_casona.


Abre sus puertas de martes a sábados de 10 a 13 y de 18 a 23 horas y los domingos de 11 a 14 horas.
Además de la venta de productos, alquilan bicicletas de paseos.

Fotos: colaboración "La Vieja Casona"