Es la planta ornamental ideal para el jardín, formar hermosas borduras, macizos o simplemente en una maceta (que serán todavía más llamativos con la llegada de su singular floración).


Las plantas de lavanda pertenecen al género de Lavándula, que está constituido por más de 60 especies de lavandas, cada una diferentes entre sí en donde, pese a que su color púrpura es el más conocido, la lavanda al estar extendido por todo el mundo la podemos encontrar en diversas tonalidades desde blancos a azules y rosados. La Lavándula dentata es un subarbusto perenne, pertenece a la familia de las lamiáceas, resistente y con capacidad de crecer con bastante rapidez en la mayoría de los lugares en donde se planten.


Por si fuera poco, y al igual que todas las especies del género, sus hojas emiten un aroma muy agradable para el olfato humano, pero no tanto para los insectos que causan daños a las plantas. 


Desde tiempos pasados, la planta de lavanda se ha utilizado para tratar diferentes enfermedades, desde la ansiedad hasta las migrañas y el insomnio, e incluso enfermedades cutáneas como lo son el acné, las náuseas y hasta para el dolor en los dientes.


Crece hasta alcanzar una altura de 30 a 45 cm, con hojas de color verde grisáceo. Las flores, son púrpuras, de hasta 1,5 cm de largo. Si estas pensando en un arbusto de tamaño medio, con floración y aroma, no dudes de la lavanda.


Requerimientos 

Ubicación
Tiene que estar en el exterior, a pleno sol. Cuantas más horas de luz directa tenga, mejor estará. Necesitará tener un diámetro de entre 30 y 40 cm., es importante es que la planta cuente con buena aireación.



Tierra
Maceta: no es necesario complicarse mucho, con turba negra mezclada con perlita a partes iguales estará bien. Le puedes poner una primera capa de arena de río previamente lavada o similares para mejorar aún más el drenaje. Jardín: crece en suelos calcáreos. Se adapta muy bien a los que, además, son pobres en nutrientes.

Riego
Por experiencia te diré que resiste fenomenal la sequía, pero por el contrario le teme al encharcamiento. Si está en el suelo la tienes que regar de tanto en cuando el primer año para que enraíce, pero a partir del segundo se mantiene bien por sí sola. Así que, en base a esto, te aconsejo regarla unas 2 veces por semana en verano, y cada 7 o 10 días el resto del año. A partir de la segunda temporada que esté contigo, ve espaciando los riegos.


En maceta
El riego en maceta ha de ser más seguido que el de jardín, puesto que la tierra se seca con mucha más rapidez y las raíces no pueden crecer más que lo que el espacio del recipiente les permite. Por lo tanto, deberás regar unas 3 veces por semana durante el verano y cada 5 o 7 días el resto. Tolera el agua calcárea, pero es preferible regar con agua de lluvia siempre que se pueda.



Abonado
Si tienes tu Lavándula dentata en maceta abónala en primavera y verano una vez al mes con abonos ecológicos, como el guano, por ejemplo. En el caso de que la tengas en el jardín, no es necesario abonarla, aunque se puede hacer una vez al mes.


Poda
Tras la floración hay que recortar los tallos, si se puede, unos 20 cm. Si es un ejemplar muy joven aún, que no ha alcanzado su altura adulta no lo podés. Sólo es necesario que se realice de manera limitada, a su vez, se tiene que mantener la forma correcta del arbusto.

Multiplicación
Se multiplica por semillas y esquejes en primavera/verano. Para hacer esquejes: tienes que cortar trozos semi-leñosos sin flores, impregnar la base con enraizantes y plantarlos luego en macetas individuales, con vermiculita.


Rusticidad
La Lavándula dentada resiste el frío y las heladas de hasta los -6ºC, y las temperaturas máximas de hasta los 40ºC.