En estos días nos vimos "Abzurdahmente" atraídos por una problemática que ha sido llevada al cine pero que está más cerca de lo que a veces pensamos, mostrando una cruda realidad que puede alcanzar a un porcentaje importante de adolescentes. Ellos viven inmersos en un mundo con un exceso de información que supera su capacidad de discernir y elegir acertivamente un estilo de vida adecuado para alcanzar la anhelada "felicidad", muchas veces buscada a través del logro de la perfección y el control. Bajo un clic, un enter, un tuit, un whatsapp, "un mundo de auriculares".

Encontramos escenas de la vida cotidiana sobre la problemática adolescente, la dificultad de los padres para llegar a ellos, amores obsesivos y peligrosos; transitando una delgada línea entre la normalidad y la enfermedad. Revista Oh! consultó al Centro Vitta, una institución abocada al tratamiento de los trastornos alimentarios en San Juan, atendido por un equipo de profesionales expertos y responsables en abordar estas patologías que afectan con extrema sensibilidad a quienes la padecen y también a su entorno.

"La adolescencia es una etapa compleja del desarrollo en la cual convergen un número importante de cambios físicos y psicosociales. Las demandas a cumplir pueden ser fuente de disminución en la confianza y la autoestima. Y es común la sensación de falta de control sobre los otros aspectos de la vida. Es así como muchos adolescentes pueden enamorarse, por ejemplo, y confundir el sentirse más atractiva con una dieta para estar mejor y bien. Y en esta sutil confusión se observa una conducta ambivalente entre la dependencia y autonomía donde muchas veces la valoración está puesta en la mirada del otro, donde se haga lo que se haga nada alcanza para "agradar" (dependencia) y sentirse valiosa por lo que se es (autonomía)", aclara la Lic. Liliana Coria.

La incidencia en los adolescentes

Las patologías de este tipo tienen mayor incidencia en la adolescencia aunque la edad de comienzo es cada vez más temprana.

Así como ha aumentado el alcoholismo, la drogadependencia y la promiscuidad sexual, la anorexia, la bulimia y los demás desórdenes alimentarios son conductas que aparecen también en una edad en la que, si no hay un sistema de cuidado, es fácil caer en conductas adictivas.

Aunque la anorexia es una enfermedad que demanda mucha atención, la mayor preocupación de los distintos organismos internacionales de salud al referirse a trastornos alimentarios, es la patología con sobrepeso y obesidad mórbida con las consecuencias que ello conlleva, puesto que se presentan desde la niñez. Son las patologías alimentarias más numerosas.

El porqué del desorden

Generalmente los trastornos de la conducta alimentaria se desencadenan a partir de un desequilibrio emocional, donde la persona que lo padece busca equilibrarse a través de la enfermedad. Siempre encontramos un disparador emocional mixto, interno y/o externo, que el sujeto lo vive como una amenaza para su integridad personal y lo regula con un problema. Acá cabe el adagio "cuando la solución es el problema".

Cuando el sujeto logra la regulación emocional con un trastorno alimentario, surge en él un sentido de pertenencia a la enfermedad, como algo muy propio, difícil de abandonar ya que afectivamente es lo único que tiene. En el caso de la anorexia hay una relación tan fuerte entre el sujeto y el ser delgado, que dicha delgadez se constituye en una especie de fidelidad. El paciente con anorexia manifiesta en su relato la imposibilidad de abandonar el ayuno, la restricción alimentaria o las conductas compensatorias, aunque ello implique riesgo de muerte.

En todo trastorno alimentario (TCA) se altera el eje neuroendocrino ocasionando deterioro físico (afecciones metabólicas, endocrinológicas, cardiovasculares, etc.) y psíquico (aislamiento, irritabilidad, cambios bruscos del humor, etc.). En su conducta se manifiesta excesiva preocupación por el peso y la imagen corporal, en cuya apreciación subjetiva generalmente distorsiona el volumen de su figura. Un trastorno alimentario puede ir desde la restricción obsesiva (anorexia) a comer excesivamente (bulimia, trastornos por atracón, etc.).

Aproximadamente, sólo el 25% de los adolescentes tiene vulnerabilidad para adquirir estas patologías, sin esta vulnerabilidad no desarrollan estas enfermedades. Es muy importante no quedarse con la mera idea de que solo se trata de un problema alimentario, este síntoma suele ser la punta del iceberg, debajo del cual se encontrarán las respuestas. Es fundamental la consulta con un equipo interdisciplinario especializado en el tema para poder obtener un diagnóstico certero. Por ello, resultará conveniente que sea abordado por profesionales idóneos que consideren al portador de la patología como un todo inmerso en un entorno familiar y social.


La familia cumple un rol fundamental

Es allí donde el paciente "manifiesta" su sintomatología a veces con cambios bruscos en el humor, conductas como el aislamiento o introversión y su actitud con la alimentación. También amigos y allegados a su entorno pueden notar su negativa a comer, argumentan que se atragantan con la comida y que tienen miedo de ahogarse, otras veces dicen que comen bien y que "se comieron todo en casa de una amiga, shopping, escuela… a pesar de su bajo peso.