Por el simple hecho de ser cuna de un mito, paisaje de milagros y fe, escenario de una historia de vida cargada de amor y maternidad en pleno desierto o como cada uno quiera verlo, Vallecito es un atractivo indiscutido para los turistas. Basta tan sólo remitirse al número de visitantes (al menos en épocas "normales'', no de pandemia), para corroborarlo. De hecho, se calcula -aunque no hay registros, hasta ahora- que el santuario de la Difunta Correa ha llegado a albergar fácilmente los 2 millones de personas en los últimos años: de ellos aproximadamente un 70 por ciento son sanjuaninos, el resto, foráneos, entre los que se incluye argentinos pero también viajeros y promesantes de todas las latitudes del mundo.


Lejos de conformarse con ese público ya cautivo, los propios lugareños decidieron organizarse para poder ofrecer otras aristas para entusiasmar a los visitantes, seducirlos con alternativas poco conocidas y a su vez, tentar a otros que jamás fueron a este paraje emblemático. Desde el desayuno que a diario se sirve en el hotel Terraza Vallecito (ver El hotel despierta el hambre) hasta la venta de delicias caseras más circuitos bicitours y caminatas, entre otros proyectos en los que están trabajando, son parte de este esquema que se pone en funcionamiento desde hoy y que se irán incrementando de a poco.


A decir verdad, estas iniciativas fueron fomentadas desde la Fundación Vallecito -con el apoyo del Ministerio de Turismo y Cultura- como una salida laboral justamente ante la parálisis generada por el aislamiento de la pandemia, con muchos meses sin visitantes y por ende, sin ingresos para los vecinos que subsisten de la venta a los turistas. Es por eso que durante buena parte del 2020 se trabajó para ayudar, asesorar y acompañar a más de 50 lugareños en el proceso de conformar la Cooperativa Vallecito Ltda. para poder vender servicios a la administración del lugar pero también para hacer sus propios emprendimientos. A esta altura de las circunstancias ya han dado varios pasos. Y están listos para largar.


"Más allá de ocuparnos de la necesidad de que los lugareños contaran con un ingreso dinerario, trabajamos mucho en la identidad del lugar, en los saberes e historias que tienen para ofrecer, pero también en un aspecto muy interesante como la posibilidad de darle una utilidad y un sentido solidario a la enorme cantidad de donaciones que se reciben en el lugar. Por ejemplo, para poder colaborar con el proyecto turístico, se han reutilizado y acondicionado 20 bicicletas donadas, las que en lugar de herrumbrarse en los depósitos, ahora tienen un provecho con peso social. También han podido llevar a cabo la iniciativa porque buena parte de los accesorios -como banderines y calcos que indican que son donaciones de la fundación- han sido aportadas por un promesante, Guillermo Putelli, que quiso sumarse'', cuentan Pablo Pastor (quién está al frente de la Fundación Vallecito), Cecilia Berón y Analía Lépez, parte del equipo que orquestó y colaboró con la creación de la cooperativa.



Una vuelta en bici, mucho para conocer


Si hay algo que hay en cantidad y variedad en torno a la Difunta Correa -pero a que su vez son siempre bienvenidas- son las demostraciones materiales de fe y agradecimiento que la gente ha ido depositando en distintos puntos del paraje, a lo largo de los años. Semejante caudal de elementos con un valor popular y hasta dinerario, más las historias de los lugareños sirvieron de base para que armaran varios recorridos que puede hacerse en bicicleta o caminando y que va contando y repasando los hitos históricos y culturales. Justamente un grupo de vecinos jóvenes es quien se encarga de acompañar el recorrido y rememorar los relatos que se han ido escuchando de generación en generación.


Una de las alternativas lleva por nombre "Circuito del Agradecimiento'', un paseo que tiene una duración de 40 minutos aproximadamente y que pasa obviamente por "Loma de las ofrendas'', un poco más abajo del santuario principal, donde están emplazadas 14 capillas, entre las que se encuentra la que levantó el arriero Flavio Ceballos en agradecimiento a Deolinda por haberle encontrado el ganado perdido, una noche de temporal. Se dice que éste fue el primer oratorio o altar -antes había una cruz en el lugar donde los viajeros rezaban y dejaban limosnas- y que allí comenzó la fe porque fue donde se inició la tradición de dejarle a la difunta, placas en honor a su devoción. En cada una de esas capillas, donadas por los promesantes, se guardan y se exhiben las distintas ofrendas según las temáticas, como ser los trajes de novias y de las fuerzas militares, los camiones, los trofeos obtenidos por los deportistas creyentes, entre tantísimos otros objetos. También se da una vuelta por la iglesia en honor a la Virgen del Carmen que se construyó gracias al sacerdote Ricardo Báez Laspiur, párroco de Cristo Rey de Caucete que supo ser parte de la fundación y que llevó allí una imagen que fue donado desde el Vaticano. Allí está la placa más antigua, que data de 1895.


Para eso se provee de bicicletas (hay de carrera, mountain bike, de paseo y hasta una doble), cascos, bandas reflectivas e incluye un seguro de accidentes personales. No se requiere entrenamiento ni un buen estado físico porque se ha diagramado para que tenga una baja intensidad. Se hace desde hoy, todos los días viernes, sábados, domingos y feriados a las 9:30 y a las 18 horas. Se requiere de un mínimo de 4 personas para poder salir.


En este marco de actividades se ha diagramado un recorrido similar al del circuito del Agradecimiento, al que le llaman la Caminata Grande que sólo se diferencia obviamente porque se hace a pie y en otros horarios. Entre otros lugares, hay paradas obligatorias como la casa de la familia Mercado -ubicada frente a la estación de servicio sobre la ruta 140- porque cuentan que fue José, uno de sus antiguos moradores, el primer poblador estable de Vallecito, quien instaló una posta y venta de agua y productos a los primeros promesantes y viajeros que llegaban al lugar. También la Escuela República del Paraguay, creada por la iniciativa de una vecina (Juana Salvatierra) y su hija Carmen, que fue una de las docentes ad honorem; al principio funcionó en un precario rancho pero ahora tiene un edificio con modernas instalaciones. El Reloj del Sol -único en su tipo en la provincia que señala la hora a través del trayecto del sol y que fue diseñado por los primos Jorge (ingeniero) y Claudio Malamacci (astrónomo)- al final de la Senda del Peregrino. El paseo propone llegar a la ruta vieja (que unía San Juan con Córdoba y pasaba por detrás de la Difunta Correa), la represa, el barrio Frías, entre otros puntos de interés.


Se estima que en el mes de marzo, se incorporarán otras propuestas como un bicitour por Vallecito con más kilómetros de pedaleada por lugares históricos y culturales además de puntos significativos para la comunidad, visita a productores y artesanos locales. Durará una hora por lo menos. Otra opción es el alquiler de bicicletas para recorrer a gusto el lugar, especialmente los senderos naturales del cerro Pie de Palo.


El dato


Hay algo fundamental a la hora de hacer uno de estos paseos y es, especialmente en tiempos de pandemia, reservar los lugares con anticipación. Esto puede hacerse, al menos por ahora, sólo en Vallecito. Para eso, han instalado un puesto de la Cooperativa en la zona del estacionamiento -a metros del ingreso, en la zona de los primeros comedores-. También se puede contactar con Ivana Suárez (264-5221824) y Javier Mercado (2644555433), que son los responsables de este servicio. Otros lugares de venta de los bicitours son el hotel (2644444288) o en el punto de venta de la Fundación Vallecito en la zona comercial.


Si bien al cierre de esta edición todavía no estaba definido el costo de los paseos, trascendió que podrían rondar los 300 pesos, en cualquiera de sus alternativas.

Atractivo y protocolo. En los paseos se hace un recorrido por los principales hitos históricos y culturales del paraje, como las capillas donde se exhiben donaciones de los promesantes. Este paquete como otros tantos servicios y espacios del lugar aplican protocolos de sanitización para respetar las medidas higiénicas impuestas ante el Covid.

Orgullo para multiplicar

No hay funcionario ni personal en la cartera de Turismo ni tampoco habitante de Vallecito que no mire con alegría y orgullo lo que sucede en la Difunta Correa. Sienten que han logrado generar herramientas para poner en valor el pueblo. "Se apuesta al trabajo cooperativo o asociativo en la Difunta Correa y otros destinos como la Quebrada de Zonda, Ischigualasto, San Expedito inclusive, porque los miramos como destinos sostenibles, no sólo en lo ambiental, sino fundamentalmente en lo socio-cultural y económico. Para sectores emprendedores o de pequeños comerciantes o de zonas alejadas o de gente que de otro modo no podría sobrevivir, el unir fuerzas es el camino en el ámbito del turismo y la cultura. Esta forma de trabajo que se lleva a cabo en Vallecito, por supuesto con la ayuda de la provincia, es una gran alternativa y una gran demostración de solidaridad, de compañerismo, de ansias por mejorar todos. Hoy el mundo busca es un turismo más humano, no tan asociado al consumo sino al desarrollo local, inclusive al concepto de que el lugar abra las puertas de su casa para mostrar el sentido de pertenencia, de identidad y la intención de compartir una experiencia y un intercambio enriquecedor. El contexto de pandemia nos dio la oportunidad de mirar desde otro lugar las necesidades y las posibilidades'', explicó la ministra Claudia Grynszpan, quien confirmó que para el paraje Difunta Correa hay un proyecto ambicioso, a largo plazo que incluye un espacio para el astroturismo, otro para fomentar los circuitos deportivos, un alojamiento al aire libre para camioneros, un ecomuseo, entre otros detalles que prometen mantener la estética del lugar dotándolo de nuevas alternativas. Mientras se busca cómo financiarlo, ya se está trabajando desde el Ministerio de Obras Públicas en la conexión del agua potable que aún no se resuelve en el lugar. Actualmente se están reparando parrilleros y el objetivo es aumentar, como en cualquier otro destino, la permanencia y el pernocte del turista.

El hotel despierta el hambre


Así como el paraje Vallecito estuvo paralizado por el Covid durante 10 meses, el hotel también, pero con el mes de febrero llegó la reapertura que, para sorpresa de los huéspedes, lució un tanto distinto. Si bien se hicieron algunos trabajos eléctricos y el vidriado de una parte de la galería para convertirla en sala de lectura y de arte, fundamentalmente este espacio no fue sometido a grandes cambios en esta etapa. Sólo una limpieza profunda y la reubicación de los muebles en cada habitación (vale aclarar que todas cuentan con aire acondicionado, tv satelital, wi fi, pantalla para calefaccionar y sólo en algunas, frigobar). Además, en algunos espacios comunes y pasillos, se ubicaron algunas obras de arte con Deolinda Correa y su bebé amamantando como protagonistas, realizadas por los promesantes. Estas donaciones, como tantas otras, se han vuelto parte del mobiliario del complejo.

Sabores del desierto. Semitas con chicharrones, tostadas de pan casero en horno de barro, tabletas,
dulces de uva y tomate, tés de yuyos son las incorporaciones que se ofrecen en el desayuno del hotel
y que también se pueden comprar para llevar a casa. Estos insumos son vendidos por la cooperativa
de trabajo.


Lo que sí se ha incorporado en el hotel y es quizás el mayor atractivo por estos días, es un suculento y tentador desayuno campestre servido en vajilla terracota con el logo de la Difunta Correa. La novedad es que en vez de los alimentos comunes e industrializados que solían servirse, ahora hay tostadas de pan casero, medialunas y semitas con chicharrones y una de las estrellas de esta primera comida del día, las típicas tabletas rellenas con dulce de membrillo o arrope de uva, acompañada por manteca y dulces de estación (por estos días ofrecen dulce de uva y de tomate casero). Para beber, además del vasito de jugo de naranjas exprimido, se puede optar por leche, café y té. Justamente en esta última opción, han incorporado una carta de infusiones con los yuyos de la zona como burro, incayuyo, ajenjo y la explicación del poder curativo de cada uno. El detalle es que a la mesa llega un rústico cacharrito de madera con hebras de los diferentes yuyos para poder experimentar con los sentidos: oler y observar cómo son las raíces y hojitas. 


Ese desayuno es otro de los servicios que se le compran a los integrantes de la cooperativa, quienes a su vez, venden todos estos productos para poder repetir la experiencia gastronómica con "aire de campo'' en la casa. Es que hasta el momento, estos desayunos son servidos a quienes se alojan en el hotel y eventualmente a algunos visitantes con ganas de comer algo rico. No hay servicio de comidas ni meriendas por el momento.


El hotel, según la responsable, Carolina Herrera, tiene 76 plazas distribuidas en 33 habitaciones singles, dobles y hasta quíntuples.

Hotel abierto. Después de diez meses de inacción, volvió a abrir sus puertas el Hotel Terrazas,
con pequeños cambios de ambientación. Tanto la pileta como los lugares comunes
están habilitados para usarse en burbuja.