El fuerte incremento del uso de las zapatillas de la mano de la tendencia "athleisure", término usado para referirse a la indumentaria diseñada para hacer deportes pero que se usa en otros ámbitos, comenzó a desplazar al calzado de cuero en todo el mundo y en algunos países, como Estados Unidos, ya causa desbarajustes en la industria del cueros y alimentaria.

En Estados Unidos, las hamburguesas y la industria del calzado tienen una especie de relación simbiótica: la segunda compra muchos de los cueros sobrantes de la primera, como un subproducto del ganado que se explota para obtener la carne que termina en restaurantes y tiendas de comestibles, como explica la revista Quarzy.

Ese cuero se usa para todo tipo de artículos, pero la industria del calzado es su mayor comprador, a tal punto que en el mercado norteamericano representa el 55% de la demanda, según señala Bloomberg.

Hasta ahora esa relación iba bien pero de un tiempo a esta parte el equilibrio comenzó a romperse, ya que en todo el mundo -y en EEUU en particular- se está consumiendo más carne y menos zapatos de cuero.

En esa línea, Horacio Moschetto, secretario de la Cámara de la Industria del Calzado, ratificó a Télam que "hay una tendencia global a la baja de consumo del calzado de cuero y un aumento de las zapatillas" y afirmó que esa fue la problemática que expusieron varios países en un congreso del sector celebrado hace pocos días en Europa.

En EEUU, la consecuencia se traduce en que hay un exceso de cuero y precios a la baja a medida que la oferta crece fuera de escala con la demanda, detalla Bloomberg.

Se imponen en Argentina

Tal como ocurrió en todo el mundo, en la Argentina también se incrementó la producción y la venta de calzado deportivo aunque el panorama es muy distinto a lo que ocurre con la industria estadounidense, ya que la mayor parte del cuero de nuestro país se exporta.

"Acá se comercializa sólo el diez por ciento de la faena porque el 90 por ciento de los cueros (terminados o semi terminados) se exporta", explica a Télam Ariel Aguilar, presidente de la Cámara Industrial de las Manufacturas del cuero y afines (CIMA).

En 2017, la Cámara de Productos y Comercio del Calzado y Afines (Capcica), confirmó el avance del calzado deportivo, que pasó de una relación con el calzado de 30-70% a 40-60%.

Mientras en EEUU la demanda de cuero aún no se terminó de recuperar de las sequías que en 2014 afectaron su industria, en 2015 en la Argentina se marcaba un nuevo récord de producción: 125 millones de pares de calzado, cifra que hoy cayó a 100 millones de pares.

En tanto, en 2016 la producción nacional de calzado deportivo fue de unos 21 millones de pares, según las estadísticas de Capcica, la entidad que reúne a los fabricantes locales.

De hecho, según un estudio de la consultora internacional Euromonitor, dado a conocer el año pasado, los argentinos ocupaban el segundo puesto en el ranking regional de los que más gastan en la compra de zapatillas, sólo detrás de los chilenos.

En particular, en EEUU los altos precios del cuero impulsados por la reciente sequía provocaron que varios fabricantes recurrieran a otros materiales sintéticos y pese a que hoy esos costos se nivelaron, estos fabricantes no volvieron a comprar esa materia prima, y por ello, en el último año las ventas comenzaron a caer bruscamente. En esa línea, Bloomberg señala que los compradores más comprometidos con la ecología eligen alternativas de cuero como factor contribuyente.

Pese a que el falso cuero o cuero sintético avanzó mucho y cada vez son más los diseñadores de lujo que lo usan bajo el lema ecologista, Moschetto advierte que esa visión está muy en boga en Europa, donde "hay normas técnicas y de trazabilidad muy estrictas, pero no es lo que ocurre en los otros mercados".

En la Argentina, por ejemplo el consumo de materiales sintéticos no tiene que ver con elecciones ecológicas sino con las posibilidades económicas, sobre todo de los consumidores. "Acá hay un tema de poder adquisitivo, más que ecológico", opina Aguilar.

Combinan con toda vestimenta

Más allá de estos motivos, los nuevos códigos de vestimenta ahora admiten el uso de zapatillas en casi todas las ocasiones, a tal punto que grandes casas francesas como Louis Vuitton y Balenciaga presentaron las suyas en la pasarela parisina, aunque son las de las marcas deportivas líderes las que dominan esta tendencia mundial.

"El alza del consumo de zapatillas frente al calzado de cuero tiene dos factores fundamentales: uno es el desarrollo de materiales inteligentes, hechos a partir de nuevas tecnologías textiles y el segundo está estrechamente relacionado con el costo, porque estas tecnologías permitieron bajar los costos frente al cuero", explica el titular de la Cámara del Calzado.

Otro factor innegable es que la influencia cultural de la zapatilla deportiva sigue en alza y crece como un símbolo de estatus tanto para hombres como para mujeres. En este contexto, cada vez es más fácil ver por qué los zapatos canibalizan las ventas de otros tipos de calzado, como los tacos altos o los zapatos de vestir, generalmente hechos de cuero. Basta dar una mirada rápida en las casas de deportes y los locales de ventas de zapatillas (en cualquier lugar del mundo) para percibir que la mayoría de los pares expuestos en metros de paredes no son de cuero.


Incluso en la realeza
 

Incluso la realeza abraza la tendencia de las zapatillas: la princesa de Mónaco, Charlotte Casiraghi, se presentó en el evento de Mont Blanc, firma de la que es embajadora, con zapatillas de la marca Vans en color negro, el broche de oro perfecto y descontracturado para un traje de sastrería y camisa blanca.