El porta esponjas es uno de los elementos comunes en todas las cocinas de los argentinos. Sin embargo, su reinado parece estar llegando a su fin.

A pesar de ser poco común, el nuevo método para guardar las esponjas que elimina bacterias y las deja como nuevas después de cada uso consiste en dejarlas dentro de una bolsa plástica con bicarbonato de sodio.

Este truco no solo ayuda a mantener la esponja seca, sino que también combate los malos olores y los gérmenes que suelen acumularse con el uso diario.

Para qué sirve este método

Cuando termines de lavar los platos, enjuagá bien la esponja y escurrila para sacarle el exceso de agua. Después, dejala dentro de una bolsa plástica limpia y agregá una cucharada de bicarbonato de sodio.

Dejá la bolsa abierta o hacé algunos agujeritos para que circule el aire. Así, la esponja se mantiene seca y lista para el próximo uso, sin ese olor desagradable que suele aparecer después de unos días.

El bicarbonato de sodio sirve para sacar las bacterias de la esponja y que se mantenga seca sin malos olores.

Por qué el porta esponjas perdió terreno en las cocinas

A pesar de su practicidad, el porta esponjas acumula agua en la base, llenándose de numerosas bacterias. Según especialistas en limpieza, la humedad constante favorece la proliferación de gérmenes y puede hacer que la esponja dure menos tiempo.

Con el método de la bolsa y el bicarbonato, la esponja se conserva más tiempo, sin olores y sin suciedad acumulada. Es una solución fácil, barata y efectiva para quienes buscan mantener la cocina impecable.

Consejos para una esponja siempre limpia

  • Cambiá la esponja cada dos o tres semanas, aunque uses este método.
  • Si la esponja tiene mal olor o cambia de color, reemplazala de inmediato.
  • Podés reforzar la limpieza sumergiéndola en agua hirviendo una vez por semana.