El Kuelgue nació hace casi dos décadas, luego de que un grupo de amigos que se "colgaban" haciendo música decidieran tomarse en serio el juego de cantar y contar, con toques de absurdo y letras profundas. Desde entonces, su impronta -que enriquecieron con estética propia- se coló por las hendijas del mainstream musical y empezó a ascender hasta ocupar su lugar en la escena. Tanto, que fue la banda elegida para telonear a Paul McCartney en 2016 y además logró materializar su proyección fuera del país. Pero además El Kuelgue -liderada por Julián Kartun- pudo profetizar en su tierra y signo de eso es haberse convertido en una de las bandas más escuchadas en plataformas y ni hablar de su llegada al mítico Luna Park, con entradas agotadas. "Un debut histórico" que tuvo lugar el 15 de septiembre, donde hicieron la presentación de Hola Precioso. Se trata del quinto disco del combo, que el próximo viernes sonará en San Juan. Del presente y también de su faceta de actor -que, entre otras cosas, lo llevó a encarnar a Spinetta en la serie El amor después del amor (Netflix)- habló con DIARIO DE CUYO.

– ¿Todavía se sienten los aplausos en el Luna Park?
– Sí, el fin de semana pasado hicimos el Luna lleno, un lindo momento de la banda poder hacer este clásico…

– Shows que en la bio se marcan como hitos ¿no?
– Sí y es espectacular que el presente de la banda permita hacer un show así, en un lugar histórico donde tocaron artistas que nos encantan, nacionales e internacionales.

– ¿Y cómo es esto de hacer vuelo, con pocas escalas, Europa, Luna, San Juan?
– Me parece que es parte del camino, es la idea seguir sumando, seguir llevando nuestro espectáculo a lugares donde les interese y les dé curiosidad el trabajo que hacemos. Y además de los momentos de creación y grabación, a nosotros básicamente nos gusta tocar. Los shows son un lugar donde nos sentimos cómodos y disfrutamos mucho el vivo, entonces donde haya un público que quiera recibirnos, ahí iremos.

– Por ahí cuando las bandas van creciendo buscan otros círculos, escenarios más grandes…
– Puede ser, pero hay grandes bandas que siguen girando y me parece que es un lindo ejemplo. En nuestro caso, por ahora estamos en un momento donde también queremos salir a tocar las canciones nuevas.

– Son casi 20 años de trayectoria. ¿Qué pasó entre visita y visita?
– Se siguió tocando, se siguió componiendo, seguimos cada uno evolucionando en su instrumento, se fue profesionalizando… Ahora es una troupe bastante grande, viajamos con nuestras puestas de luces, con criterios estéticos que por ahí antes no estaban tan pensados, le empezamos a dar vuelo a la estética en general.

– El Kuelgue siempre tuvo su impronta, ¿lo decidieron o se dio naturalmente?
– Sí, es una estética que tiene que ver con el juego y la improvisación y un poco desde la lírica más sesuda y combinar géneros musicales… Pero creo que hace un par de años empezamos a afinar un poco el lápiz en cuanto a lo estético, el audio, las luces, el vestuario, el guion incluso, porque la lista de temas tiene matices, como si fuese un arco dramático.

– ¿Y qué hay detrás de eso? ¿Qué se quiere comunicar?
– Siempre hay algo que comunicar, incluso cuando tiene que ver con el absurdo. Pero es un espectáculo, hay entretenimiento más allá de unas canciones que nos pueden llegar a representar, es juego, un poco salir de la solemnidad y los lugares comunes.

– Esa fue una llave que abrió puertas. ¿Los criticaron también?
– Seguramente, pero está bien ¿no?, es parte del juego exponerse y entonces estás sujeto a críticas, comentarios. Hay gente a la que le gusta, otra a la que no, pero también se trata de eso, como una gran prueba piloto para ir mejorando.

– ¿Cuán difícil es hacerse un lugar en la escena?
– Es difícil, tiene que ver con constancia…

– ¿Creer en el proyecto, sostenerlo contra viento y marea?
– Totalmente. Tiene que ver con eso, creer en lo que uno hace. Hay que confiar y ser perseverante, no parar de tocar. Hay muchísima oferta, pero también hay muchísimo público, hay público para todo y sobre todo con lo democrático que es el sistema ahora, con internet, que permite acceder muy fácil a la música, al cine o teatro que a uno le guste…

– Las redes, las plataformas, han acortado caminos…
– Sí, sí, totalmente, fue el factor directo para poder llegar a diferentes lugares. Fue bueno para nosotros incluso cuando estábamos empezando, que mandábamos canciones por Messenger o las subíamos a Napster y hacían llegar nuestra música a diferentes partes del mundo. De repente viajar y que la gente supiera tus temas, es impresionante. Fuimos beneficiados y afortunados de que el proyecto haya nacido en esa época. 

– De igual modo hay cosas que se mantienen, como la mística del vivo…
– Sí, es parte del proceso que disfrutamos muchísimo, porque algunos venimos del palo de teatro, de la zapada. Es relindo ese momento, como si fuera la muestra de fin de año, uno se prepara, arma guion, ensaya esta obra que ve la luz cuando se apagan las luces.

– Hablando del teatro, tu otra pasión, ¿cuánto del Julián actor hay en el músico y cuánto del músico en el actor?
– ¿Sabés que no había pensado cuánto de músico hay en el actor? Supongo que mucho, porque en lo actoral hay mucho musical, hay tiempos, pausas… Pero en el músico hay mucho de actor también. Yo no estudié música, lo que sé es por el ejercicio que hice cuando estudiaba actuación, así que supongo que tiene que ver con un recurso más de la actuación. En general siempre me gustó eso, cómo los actores tienen diferentes recursos, algunos más desarrollados que otros, y a mí me gustan la comedia y el canto.

– Que en tu caso van de la mano…
– Tal cual, por suerte por ahora pueden convivir bastante bien.

– ¿Y cómo fue encarar a Spinetta en la serie sobre Fito Páez?
– La verdad es que me gustó, el resultado, tiene relindo montaje, está bien contada, la música… cuando la vimos me encantó. Era un tema delicado, como un gran miedo porque son ídolos de muchas generaciones, pero la verdad es que quedó buena y formar parte fue espectacular.

– También se barajó la posibilidad de que fueras Charly. ¿Te hubiera gustado más?
– No, no, me encantó Spinetta. Y Charly hubiera sido más difícil, imaginate… ¡¿Cómo hacés a Charly?! No, creo que le vino perfecto a Andy (Chango).

– Tu padre, Mauricio, es un reconocido dramaturgo y director teatral ¿Hubo devolución? 
– Sí y le re gustó (risas).

– ¿Complica a veces llevar ese apellido?
– Nooo, más bien es un beneficio. 

– Quién te dice que dentro de 40 años la serie sea sobre Julián…
– Nooo, no, no (risas). Soy un personaje muy poco significativo… Y ni sé si estaré vivo, aunque andá a saber ahora con la tecnología. Que quede la música mejor, pero que se escuche lo último que hicimos, no lo primero…

– ¿Renegás del pasado?
– No, por ahí hay canciones que hicimos hace 10 o 15 años que también tocamos, pero me gusta lo último, es lo que más disfruto.

– ¿Tu filosofía de vida va por "lo mejor está por venir"?
– Totalmente. Mañana es mejor. 

 

> EL DATO
EL KUELGUE. Viernes 29 de septiembre, 22 hs en Quattro Club (Av. Rawson 1490 sur) Entradas $8.000, en venta en entradaweb.com.ar