Los cinco jueces de la Corte Suprema de Justicia se reunirán hoy para elegir su presidente por los próximos tres años al vencerse, a fin de este mes, el mandato de Carlos Rosenkrantz y hay incógnita porque ninguno de los tres potenciales elegibles no tiene, a priori, la mayoría asegurada y podría definir el voto por sí mismo.

La discusión será virtual, a partir del mediodía, y buscará una mayoría de al menos tres votos, para designar al presidente del máximo tribunal de Justicia.

Según las estimaciones dentro del Palacio, los ministros Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y hasta el mismo Rosenkrantz tienen chances de ocupar el cargo, obteniendo el apoyo de dos de sus colegas, ya que pueden votarse a sí mismos.

En el caso de Lorenzetti, con casi una docena de años como presidente, le jugaría en contra el desgaste de ese largo mandato, como a Rosenkrantz una no muy buena valoración de su gestión actual.

Rosatti, según coinciden las fuentes, tendría las mayores chances por sus antecedentes políticos (intendente de Santa Fe y ministro de Justicia), su sólida formación jurídica y cierto aire "renovador" que valorarían los miembros de la Corte para esta coyuntura.

Con las postulaciones de Rosatti, Lorenzetti y Rosenkrantz cobran especial relevancia los votos de Elena Highton y Juan Carlos Maqueda, ambos sin pretensiones de ocupar la presidencia, según dejaron trascender.

La decisión de Highton y Maqueda, si es consensuada, definirá el próximo presidente para los próximos tres años en la Corte y en el mismo trámite el perfil que vaya a tener.

El mensaje de los equipos de los ministros para esta instancia decisiva se centró en que la gestión de los expedientes que tiene el alto tribunal es más importante que la elección del presidente pero que solo la Corte, sin la injerencia de otros poderes, será la que defina la nueva conducción.

"El próximo presidente necesita tres votos, nada más", simplifican en el Palacio de Tribunales para sacarse de encima las presiones pero también como un modo de reafirmar la autonomía de la Corte.

Si bien es cierto que el nuevo presidente necesita tres votos y ningún acuerdo externo, en la elección del titular se tiene en cuenta la consideración pública sobre candidato o candidata, sus orígenes y vínculos políticos y el nivel de articulación y apoyos que tenga dentro del colectivo judicial y del gobierno.

Lorenzetti es el que más vínculos posee por fuera de la Corte en base a su perfil dialoguista y a sus casi doce años gestionando el alto tribunal, una antigüedad que hoy se lee más como desgaste que como experiencia aprovechable. En el caso de Rosenkrantz, que aspira a la reelección, el resto de los ministros le cuestionan que no supo articular con los sectores que conforman el Poder Judicial, como los gremios, los jueces e incluso el mismo poder político, tal vez por falta de práctica ya que su carrera la desarrolló mayormente en el sector empresario.