Las horas van pasando y la preocupación va aumentando. La falta de novedades sobre el paradero del submarino ARA San Juan y sus 44 tripulantes, a una semana de su último contacto, hace pensar que en caso de encontrarse en el peor de los escenarios –esto es, que no hayan podido asomar a la superficie para renovar el aire del submarino- ya se esté entrando en etapa crítica, como dijo ayer el vocero de la Armada, Enrique Balbi.

La clave, entonces, es el oxígeno, porque el submarino es un ambiente cerrado, que necesita ventilarse cada tanto. Para ello, la embarcación debe acercarse a la superficie y asomar el snorkel para liberar los gases de los motores y renovar el aire del ambiente.

 

“Si el ambiente se cierra, hay que estar controlando la atmósfera para que el nivel de oxígeno que va bajando se vaya reponiendo y para que se vaya removiendo el anhídrido carbónico que se va produciendo”, explicó el doctor Gustavo Mauvecin, presidente del centro de medicina hiperbárica.

 

Por eso, explicó el especialista, no se puede precisar a ciencia cierta cuánto puede llegar a durar el oxígeno. “Se va a empezar a consumir el oxígeno, pero existe la posibilidad de inyectar oxígeno artificialmente, con oxígeno gaseoso de alta presión y químicamente con unas candelas”, explicó el médico.

Y remarcó que los submarinistas “son personas capacitadas y entrenadas para vivir en condiciones normales y anormales dentro de un submarino”.

Uno de los recursos que tienen dentro del submarino para consumir la menor cantidad posible de oxígeno es mandar a la tripulación a dormir o que permanezcan en reposo.

“El oxígeno no baja automáticamente, va bajando de a poco. El cuerpo empieza a cansarse más fácil, uno tiende a quedarse más tranquilo”, explicó Mauvecin.