Señor director:


Sobre la institución familiar soplan hoy todos los huracanes ideológicos del pensamiento único y del poder, que tiene muy claro que ella, esa sociedad natural basada en el amor, es el principal bastión de resistencia contra toda tiranía, y que su destrucción nos convierte en indefensos átomos a merced del capricho de las élites. Y esto que escribo no es una teoría: es algo tan obvio, que basta ver la multiplicación de abortos, la caída en picado de la natalidad; la imposición "legal" de la ideología de género, y las infinitas clasificaciones caprichosas hasta un desviado feminismo que pretende destruir cualquier sociedad medianamente cohesionada.


En septiembre de 2017, el papa Francisco refundó el Pontificio Instituto Juan Pablo II, en base a la necesidad de "una renovada conciencia del evangelio de la familia y de los nuevos desafíos pastorales a los que la comunidad cristiana está llamada a responder".


Con esa familia cristiana, la Iglesia ha respondido y con muy buenos resultados a todos los desafíos pastorales que se le han presentado a lo largo de toda su historia.


El Pontificio Instituto Juan Pablo II era un medio de formación centrado en profundizar en el sentido cristiano de la familia, desde una perspectiva teológica y de fe. A la vez ha ofrecido durante todos estos años, una valiosísima ayuda para resolver crisis de familias en todo el mundo.


Algunos de los promotores del cambio han argumentado la necesidad de afrontar "otros modelos de familia", teniendo en cuenta los cambios antropológicos, culturales, sociológicos, etc., que influyen hoy todos los aspectos de la vida y que, según ellos, requieren un enfoque diversificado sobre la realidad de la familia. Y añaden, en su lógica, que la práctica pastoral de la Iglesia no se puede limitar a considerar la familia solamente con formas y modelos del pasado.


 
José Domingo Martínez   DNI 7.124.659