El baqueano, un trabajador del campo argentino


En tributo a nuestros trabajadores de ascendencia u origen criollo, rescatamos aquellas habilidades u oficios que tienen que ver con su idiosincrasia. Esta cultura exterioriza una serie de destrezas que la tornan valiosa en el acervo autóctono americano. Desde prematuras épocas históricas nuestros paisanos han ejercido ciertos oficios, practicándolos con honradez orgullo y pericia. Ellos son personajes ignorados, que con sus notables destrezas ayudaron en nuestras gestas libertarias o asistieron en cuanta circunstancia se los requirió y aún continúan vigentes. Así por ejemplo tenemos a los baqueanos, esos hombres que, con gran precisión, conocen las más recónditas arterias, pasos y vericuetos que enmarcan nuestra geografía. En San Juan existen baqueanos que son verdaderos cartógrafos. Saben de sendas cordilleranas, aguadas, mirando el cielo pronostican el tiempo y poseen una memoria prodigiosa. Otra actividad se refiere a los rastreadores. Dicen los historiadores que esta práctica la heredaron de los indígenas, que seguramente fueron los mejores de América. Entre nuestros comprovincianos hubo rastreadores famosos, que hicieron del oficio un arte. Sarmiento describe con vivacidad a Calívar, aquel sabio hombre que descubría con certeza el rastro de personas o animales. Los domadores constituyen otro quehacer en el amplio espectro de las maestrías criollas. La tarea de amansar caballos requiere no sólo de coraje, también de agudeza y paciencia. Los domadores para desempeñar su cometido requieren la asistencia de los llamados apareadores, hombres que están a su lado, colaborando permanentemente. El poeta León Benarós en uno de sus versos nos pinta esta práctica, evocando a un domador llamado Juan Chivico: "Más que por la poca paga, por el gusto del oficio, un caballo hacía de un potro, sin dejarle ningún vicio...''. En la esfera artística igualmente existen numerosos ejemplos. Los tusadores son aquellos expertos artesanos encargados de fabricar las crines del caballo. Igualmente nos beneficiamos de los trenzadores, que con infinita paciencia y tino obtienen del cuero fresco vacuno excelentes sogas. Constan, además de las mencionadas, innumerables habilidades más, tales como los paliadores, reseros o boyeros.



Por el Profesor Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia