En 1908 se registró la primera movilización en Estados Unidos, cuando unas 15.000 mujeres marcharon por las calles de Nueva York, exigiendo entre otras cosas una jornada laboral más reducida, mejores salarios y derecho a votar.

Con motivo de celebrarse el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, recientemente hubo una muestra pictórica en el Rectorado de la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, que causó indignación, mezclada con tristeza, en la feligresía de la vecina provincia y en gran parte de la población. Un Cristo crucificado, representado como una mujer desnuda, con cabeza de burro, y otra obra imitando a la Virgen María, pero con forma de vulva, fueron entre las que más rechazo provocaron en los fieles en general. Finalmente, esas obras fueron violentadas por un grupo de manifestantes, causando momentos de tensión y de equívocos, en lo que se pretendió fuera una muestra artística, pero que derivó en agresiones y desmanes. 


Trato de contemplar las razones del colectivo feminista, para empoderar el rol de la mujer en la sociedad. De comprender su lucha por ponerla en una posición de igualdad, frente de los supuestos privilegios del hombre, que innegablemente han existido por siglos.


Síndrome del impostor

Una informe sobre el "síndrome del impostor", por el cual la persona que lo padece se siente indigna de los logros que obtuvo en la vida, atribuye mayormente a las mujeres que llegan a cargos ejecutivos, como principales víctimas del mismo. "Es un fenómeno que suele afectar más a las mujeres que a los hombres por la inequidad que, aun en la actualidad, enfrentamos en el mundo laboral" afirma una experta en liderazgo.


"Como otros trastornos relacionados con la igualdad de género, el origen se encuentra tanto en la educación recibida, como en la persistencia de sesgos, creencias adquiridas y la certeza de realizar un esfuerzo adicional para mostrar el valor de lo que hace", sostiene la mencionada profesional.


"Los estereotipos de género interiorizados desde la niñez tienen mucho que ver al respecto. Tradicionalmente se ha enseñado a los niños que sean fuertes y competitivos y a las niñas que debían ser de bajo perfil, cuidadosas, sutiles y acompañar al hombre en sus éxitos profesionales".


Esto es innegable y soy consciente de que a los hombres nos resulta difícil ponernos en ese lugar, porque estuvimos justamente en posición de privilegio. De modo que bienvenida la lucha. Pero al radicalizar sus modos de manifestar, las "ultras" no hacen más que desmoronar su legítimo objetivo, cuando por ejemplo se exhiben impúdicamente ante los demás. O pintando lugares públicos considerados "de derecha", como puede ser las paredes de la Escuela Normal Sarmiento, de nuestra provincia, defecando u orinando las escalinatas de la Catedral Metropolitana, o con esta muestra a la que hacemos mención en Mendoza.


La primera movilización

Desde ya que hay una enorme cantidad de mujeres que no coinciden con esta manera de luchar. Por lo tanto no se sienten representadas. La lucha por ubicar a la mujer en un plano de igualdad con el hombre, si bien hoy tiene mayor trascendencia y ruido, viene desde tiempos lejanos. Ejecutada por mujeres que exhibieron madurez e inteligencia, en lugar de cuerpos expuestos con vulgaridad.


Especialmente desde principios del siglo XX, las mujeres fueron tomando conciencia de esa opresión social que las relegaba a un segundo lugar. En 1908 se registró la primera movilización en Estados Unidos, cuando unas 15.000 mujeres marcharon por las calles de Nueva York, exigiendo entre otras cosas una jornada laboral más reducida, mejores salarios y derecho a votar. Y así comenzaron a sucederse otros movimientos similares en otras grandes urbes. Sin embargo, se advertía un innegable sesgo ideológico, en aquellos años y más aún hoy. Varios autores ven en la actualidad, detrás de estos movimientos, la mano interesada de la "nueva izquierda latinoamericana", que iría en búsqueda de la destrucción del matrimonio, por ende de la familia, que es la causal determinante del triunfo del "patriarcado", opresivo, por sobre la mujer. Y como el matrimonio es el paso previo a la necesidad de tener una casa, es decir acceder a la propiedad privada, hay que atacar a esta. 


A Simone de Beauvoir, filósofa y escritora francesa, nacida en 1908, autora del libro "El segundo sexo", que es un ícono del feminismo, hoy le llamaría la atención al ver a las feministas actuales salir a la calle para derribar algo que en Occidente hace rato dejó de tener vigencia: el patriarcado.


Deformación social

En países de Medio Oriente es donde todavía se practica esa deformación social, llegando recientemente al colmo de ejecutar una mujer, en Irán, por no portar el velo y castigar a quienes reclamaron esa enormidad. Pero en occidente esa costumbre social ha sido superada. La pareja heterosexual es la estructura que históricamente ha dominado las relaciones de la especie humana, desde hace más de 300.000 años y constituye una armazón sólidamente construida, a pesar de las iniciativas que tienden a su desaparición.


La búsqueda de igualdad es legítima, pero los métodos a veces no son los apropiados en cuanto puedan ignorar y agredir, los derechos de quienes creen en los valores de la relación hombre-mujer, como eje estructural de la creación de la raza humana. 



* Primera ley de derechos civiles para la mujer

Debe recordarse que la primera ley de derechos civiles para la mujer dictada en la Argentina proviene de 1926, cuando en el Congreso sólo había varones. Así como fue un varón, el autor del primer derecho a votar en nuestro país, que fue don Federico Cantoni, en nuestra provincia. Y Carlos Menem impulsó, en 1991 durante su primera presidencia, la ley de Cupo Femenino por el cual nuestras cámaras pasaron a tener mayor presencia numérica en el Congreso. Hay otros varios ejemplos. No hizo falta la presión del feminismo, para que un varón otorgara esos derechos. 

Por Orlando Navarro
Periodista