La reciente firma del convenio entre el Ministerio de Familia y Desarrollo Humano de San Juan y la Fundación Manos Abiertas permitirá reabrir la Casa de la Bondad, un lugar destinado al acompañamiento y cuidado integral de personas en la etapa final de su vida. La presencia del gobernador Marcelo Orrego en la recorrida realizada hace unos días por las instalaciones reafirma el compromiso del Estado con una causa que trasciende lo sanitario y alcanza lo más profundo del espíritu humano en relación a la dignidad en el último tramo de la existencia.
El cierre de la institución durante más de dos años había dejado un vacío significativo en la red de contención provincial. Por eso, este acuerdo no es solo administrativo. Es una decisión política y moral que coloca nuevamente a la persona en el centro de las políticas públicas. La incorporación de profesionales de la salud, junto al trabajo de más de cien voluntarios, permitirá que la Casa recupere su misión de ofrecer amor, acompañamiento y atención integral a quienes ya no tienen otra opción más que el consuelo.
En este hogar se entiende que cuidar no es únicamente aliviar el dolor físico, sino también brindar consuelo emocional, espiritual y humano. Los llamados ’patroncitos‘ reciben atención médica, contención afectiva y una dosis cotidiana de cariño que, según quienes trabajan allí, ’se llama amor‘. Es un espacio donde se respeta cada creencia, donde el silencio y la palabra adquieren valor sanador, y donde la vida, incluso en su fragilidad, sigue siendo celebrada con ternura.
La reapertura de la Casa de la Bondad simboliza la unión entre el Estado y la sociedad civil en torno a un objetivo común, acompañar con compasión a quienes más lo necesitan. En tiempos en que la velocidad y la indiferencia parecen imponerse, este lugar recuerda que la empatía y la solidaridad siguen siendo las fuerzas que sostienen a una comunidad.
La Casa de la Bondad no es solo un edificio que vuelve a abrir sus puertas. Es un refugio de humanidad, una lección viva de amor al prójimo y una oportunidad para que San Juan reafirme su compromiso con la vida, hasta el último instante.
