Y la despedida también será con el público sanjuanino. Les Luthiers incluyó a la provincia en su gira de despedida y programó cuatro funciones, tres de las cuales están agotadas hace días. La última vez que estuvieron aquí fue en 2017, también en el Teatro del Bicentenario con cinco funciones. 

Con "Más tropiezos que Mastropiero" el genial grupo creado en 1967 bajará el telón este año, con Jorge Maronna, Carlos López Puccio, Horacio "Tato" Turano, Martín O"Connor, Tomás Mayer Wolf y Roberto Antier en escena. Un show que fue escrito especialmente pensando en los nuevos integrantes, para que no tuvieran que estar haciendo el rol que en las antologías supieron cubrir Daniel Rabinovich, que murió en 2015 y Marcos Mundstock, que falleció en 2020; además de Carlos Nuñez Cortez que se retiró en 2017.

Uno de los históricos de la formación, Carlos López Puccio habló con DIARIO DE CUYO sobre este final, de etapa personal y de uno de los grupos más singulares de la historia cultural argentina. 

-¿Cómo vive esta despedida?

– Es un espectáculo que no se había pensado como despedida, habíamos empezado a escribirlo Jorge y yo. Cuando supimos que Marcos no iba a poder volver, pensamos con Jorge qué hacer, si seguíamos haciendo antologías como hace 9 años, que ya no nos daban ganas porque estaba el elenco nuevo haciendo espectáculos viejos donde, de alguna manera, están siempre faltando Daniel y Marcos, así que nos planteamos "Hacemos algo nuevo o cerramos".

-¿Y cuándo dijeron "hasta aquí llegamos"?

-Una semana después de estrenar este espectáculo, nos dimos cuenta que sería el último. Nos dijimos qué bueno sería terminar con un éxito en vez de, como venía apuntando, languidecer con el pasado. Fue una resolución que tomamos muy íntimamente. Jorge y yo estamos grandes y no queríamos afrontar la desaparición de ninguno de los dos en el futuro, como nos venía pasando; preferimos asegurar una despedida con los que estábamos, porque Les Luthiers es algo muy divertido y hemos vivido toda la vida con él, pero se constituyó en una especie de máquina más grande de lo que la gente ve y ya no nos sentíamos ni con ganas ni con capacidad de mantener esta pequeña empresa. 

.¿Cómo fue perder a Rabinovich y Mundstock?

-A uno a esta edad se le van los compañeros, forma parte de la vida, pero Daniel fue mi mejor amigo en Les Luthiers, su desaparición fue un golpe muy duro afectivamente. Con Marcos nos hicimos amigos pero más tarde, los dos éramos más amigos de Daniel que entre nosotros mismos. La muerte de él nos acercó más. Además de socios y compañeros de escenario fuimos compinches, cómplices, nuestras familias se armaron en la misma época… Compartimos tantas cosas que la perdida más esencial fue la afectiva. Después, la artística, fuimos tratando de reemplazarla como se pudo; ninguno es reemplazable. Este espectáculo es la despedida, además, porque es un espectáculo escrito pensando en el elenco actual, en sus enormes posibilidades.

-¿Y no pensaron seguir con el grupo?

-Sí, pero era una posibilidad complicada. El nombre Les Luthiers es de los cinco integrantes originales y sus descendientes. Es algo que hay que resolver entre todos. Pero además hay un tema y es que nunca hubo otros libretistas más que Marcos, Jorge y yo.

-Además, hay un sello difícil de imitar…

-No tanto en el sello como en las normas de calidad, algo que un humorista que trabaja para televisión o un standapero no tiene o es un estándar muy distinto. 

-¿Cuáles serían?

– Hay un código sabido de que el espectáculo siempre es una unión de humor y música que no es caprichosa, sino que forma parte de la acción dramática. El humorista tiene que saber de música. Además es un humor sin golpes bajos, sin malas palabras, y eso aunque parezca fácil, es difícil de lograr. A nosotros nos costó mucho tiempo aprenderlo y mucho esfuerzo mantenerlo y evitar complicidades de bajo nivel. Creemos, con orgullo, que nuestro humor está estructuralmente bien construido. Dicen que nuestro humor es inteligente y es todo lo inteligente que se puede. 

-¿Cómo ve personalmente el aporte que hicieron a la cultura argentina? 

-Sería un poquito soberbio de mi parte decir que aportamos al cultura argentina… pero sí hay un "color Les Luthiers" que mucha gente ha tomado, hemos entrado en una gran parte del público, no es toda la Argentina ni mucho menos, pero para muchos Les Luthiers forma parte de su vida en dichos, expresiones, en alegrías compartidas con amigos y familia. Cuando nos dieron el premio Princesa de Asturias (2017), ahí dijimos "Ah, no éramos unos payasos divertidos, sino este trabajo tiene reconocimiento". Uno no tiene conciencia cuánto reconocimiento tiene, no alcanza con saber cuántas entradas se vendieron, porque vender muchas entradas las vende cualquiera; hay que saber qué significó. Y el jurado de Princesa de Asturias dijo algo así como que éramos el espejo crítico de la realidad. Y para nosotros nos pusieron en un nivel muy alto y más arriba de lo que creíamos.

-¿Siente que podría haber sido más masivo? No es un producto fácil para todo el mundo… 

-Sí y no. Yo creo que el humor nuestro está constituido por capas superpuestas. Hay un nivel de humor que un chico lo puede entender, hay niveles más arriba que cualquier adulto lo entiende y después hay mensajes, guiños para gente más preparada, más alerta. Nosotros trabajamos mucho con la burla del rito de la cultura y hay que haber vivido ese rito, participado de eso. Les luthiers tal vez podría haber sido mayor en números, pero sé que hay gente que no le gusta Les Luthiers, hay estratos culturales que no disfrutan de nuestro humor, así que estamos muy contentos de toda la mucha gente, y no solamente en Argentina porque hemos estado en unos quince países y en todos hemos tenido muy buen público. 

-¿Qué le da más nostalgia en esta despedida?

-Y… muchas cosas. Les Luthiers ha sido mi actividad principal a lo largo de 55 años, a cualquiera que decide jubilarse de una actividad tan larga y que le ha dado tanta satisfacción, le da nostalgia. Seguramente voy a extrañar el andar por ahí, no sé cuantos cientos de teatros conozco, sé que hicimos cerca de 8 mil funciones y yo estuve en todas. Hay un cambio, en algún momento hay que decir, "bueno me jubilo". Y en mi caso seré bastante feliz recordando y orgulloso de lo que hice. 

-Y de esas épocas que estaban los históricos juntos ¿Qué espectáculo recuerda especialmente?

-Tengo algunos hitos, me acuerdo de "Mastropiero que nunca", en el ’77, porque eran 10 años después de que se fundara. Estábamos buscando una línea , hubo un cambio de rumbo, fue la primera vez que escribimos un espectáculo de arriba a abajo. Este fue el modelo de los espectáculos que vendrían después. Fue un gran momento. Otro fue en 2008 cuando pensábamos que nuestra carrera se iba a terminar, estrenamos "Lutherapia", ya medio cansados, porque habíamos decidido hacer antologías, y fue una feliz revelación. 

-¿Cuál fue la clave para mantenerse vigentes? 

-Es un producto muy valioso porque es muy escaso, uno no encuentra cosas parecidas alrededor. Y sintoniza mucho con el género que hemos inventado. La clave fue ofrecer un producto tan escaso. Es como juntar oro en un río de California, uno tiene que sacar pepitas de a poquito hasta que un día tiene un lingote, eso forma parte del trabajo y del mérito de lo que hacemos. 

– ¿Es el final o podrían volver con otro show?

-Honestamente no creo que haya otra cosa. Va a ser una despedida. Ni siquiera estamos seguros cuál será la última función, pero lo que sí sabemos es un que no haremos una recontra despedida. Estamos convencidos de que la despedida ya empezó, que se está desarrollando. No va a haber una más. 

 -¿Qué hará después? ¿Se convertirá en espectador? ¿Volverá a dirigir el coro? 

– El coro es mi otra gran pasión, sería una posibilidad. Siempre lo amé y lo voy a seguir amando. Me costaba mucho trabajo porque Les Luthiers demanda mucho y el coro también. En principio me voy a jubilar, entre comillas, y voy a ver qué hago con el tiempo libre. 

 El Dato 

Más tropiezos de Mastropiero. Les Luthiers. Gira despedida. 17, 18, 19 (agotadas) 21.00 y disponibilidad limitada para 20 de agosto, 19.00 hs en Teatro del Bicentenario. Entradas: $7.000 a $12.000. en Tuentrada.com y boletería del TB.