Preestrenó con una ovación de 13 minutos en el reciente Festival de Venecia 2025. La expectativa es tremenda y no es para menos: el clásico surgido de la literatura, con decenas de recreaciones en todo el mundo desde la versión muda en 1910, ahora está en las manos del multipremiado creador de El espinazo del diablo y La forma del agua (entre tantas otras), más que un cineasta, “un autor visual”, “un creador de mudos”, como le llaman. ¿El nuevo Dr. Víctor Frankenstein? Podría decirse que sí, si por su criatura se entiende a esta versión de uno de los “monstruos” históricos de la pantalla, nacido de la imaginación de la escritora Mary Shelley… con una gran diferencia: Él sí ama lo que ha creado. Frankenstein es quien regresa al cine al realizador mexicano Guillermo del Toro -o Guillermo del Toro es quien regresa al cine a Frankenstein, como se prefiera- y lo cierto es que los avances ya está haciendo que muchos se froten las palmas.
Protagonizada por Jacob Elordi (el “monstruo”), Oscar Isaac (como Víctor Frankenstein) y Mia Goth (Elizabeth), la historia promete un nuevo giro: El Frankenstein de Del Toro de ningún modo pretende ser un film de terror.
El 23 de octubre llegará a salas de cine en Argentina (limitado, para pocas salas) y el 7 de noviembre estará disponible de manera global en Netflix. Y a la espera del debut, un vuelo rasante por esta apuesta que promete.

¿Qué tiene de distinta la versión de Del Toro?
Desde su concepción, aquí el monstruo tiene voz, conciencia y una narrativa propia. Y, además, podría decirse que hay dos frases (al menos) que lo definen todo. “Mi creador contó su historia. Yo contaré la mía”, dice la criatura; que ya avanzado el film, también exclama de manera ardiente “Si no me dejas amar, entonces me entregaré a la ira”. No son solo dos frases. Sintetizan la mirada del realizador.
Del Toro pone verdaderamente el foco en su propia creación: un ser sensible, capaz de sentir amor, dolor y abandono, a quien ser un marginado lo que lo lleva a la locura y a la violencia… Una crítica social que también abordó, a su estilo, la precuela de Guasón.
Con esto, subraya la crítica, el mexicano no pretende señalar con el dedo hacia afuera, más bien habla de la condición humana: somos seres imperfectos, rotos, fallados e incluso, lo dijo sin pelos en la lengua, “santos e hijos de p… el mismo día”.
No es de extrañar teniendo en cuenta que varias de sus criaturas –como en El laberinto del fauno o Pinocho- no son más que “metáforas de lo humano”. Piezas de un gran rompecabezas sobre el ser humano que Del Toro va armando por entregas, en lenguaje cinematográfico.

Claro que en esta elección, el cineasta no descuida al científico y arma a un Dr. Frankenstein particular, obsesionado con la belleza, la perfección y la idea de convertirse en un Dios creador.
Los anteriores “Frankensteins” del cine
La versión de Guillermo del Toro llega justo 10 años después de la última realizada por Paul McGuigan, llamada Víctor Frankenstein. Entre esa de 2015 y la primera -un cortometraje en cine mudo, de J. Searle Dawley, que data de 1910- hay 16 películas, que han reflejado distintas épocas e incluso hasta una “evolución” en la manera de retratar el personaje creado por Shelley.

Entre las más famosas está Frankenstein, de 1931, con el icónico Boris Karloff como el monstruo y encuadrada en el género “Terror”. Fue dirigida por James Whale, quien en 1935 también hizo otra muy popular, La novia de Frankenstein, con estética gótica y humor negro. El hijo de Frankenstein, de Rowland V. Lee, de 1939, marcó la última vez de Karloff como la criatura, y también quedó para el recuerdo. Más sangrienta es la apuesta de Terence Fisher, de 1957, La maldición de Frankenstein.

De los últimos tiempos se destacan Frankenstein de Mary Shelley, fiel adaptación al libro, estrenada en 1994, dirigida y actuada por Kenneth Branagh y con Robert de Niro como la criatura y Elena Bonham Carter como Elizabeth; y Victor Frankenstein, de Paul McGuigan; que en 2015 la enfoca desde Igor.
Y, a modo de extra, vale destacar el homenaje animado que le hizo a Frankenstein el gran Tim Burton, con Frankenweenie, en 2012.
El original
Mary Shelley publicó la novela Frankenstein, o The Modern Prometheus, en Londres, 1818, cuando tenía apenas 20 años
La edición inicial fue anónima, se hablaba solo de “el autor de Frankenstein”. La primera edición con su nombre llegó en 1831, incluso con prólogo escrito por ella misma.
Vale aclarar que Shelley no le puso nombre a la criatura, justamente para acentuar ese rasgo de ser “un nadie”, aunque a menudo se lo nombre como Frankenstein, que en realidad es el apellido de su “creador”.
Fue un libro revolucionario, no solo por la temática, considerada “una de las primeras novelas de ciencia ficción”, sino porque además lo escribió una mujer, en una época dominada por autores masculinos.

