“Cansada de entrenar, pero feliz. La verdad es que me sorprendió a mí también. En verdad, si nos remontamos a la historia, yo dejé de jugar hace ya 23 años. En esos 23 años habré tocado la raqueta dos o tres veces y nunca quise volver a jugar”, le cuenta con entusiasmo a Infobae. Aquel sueño que truncó una peritonitis aguda, un problema de salud que la obligó a estar inclusive internada a los 19 años, esconde también un capítulo de agobios psicológicos que la llevaron a expulsar el tenis de su vida. La luz en su sendero deportivo se reactivó repentinamente y asegura que su pausada carrera está por escribir un nuevo capítulo en Estados Unidos.

Vanucci se destacó en Infantiles, Menores, Cadetes, Juveniles y llegó a dar algunos pasos profesionales hasta que detuvo su trayectoria. Escaló al número 1 argentino de su categoría en singles, lo que la puso bajo la tutela de –nada más y nada menos– que el legendario Guillermo Vilas y de otra figura de fuste en esta disciplina como lo es Tony Pena.

— ¿Estás volviendo a entrenar tenis para volver a jugar profesionalmente?

— Desde que dejé de jugar al tenis y me retiré nunca más quise volver a la cancha de tenis. Le tenía como pánico. Tenía como todavía temas sin resolver. Me costaba. Empezó como algo que mi terapeuta me dijo: “Tenés que volver a la cancha”. Y le dije: “Pero no sé si puedo”. Y bueno, es ahí donde está precisamente lo que tenés que resolver. Y empecé a entrenar como una forma de terapia y una cosa llevó a la otra. Terminé entrenando todos los días: tres horas a la mañana y dos horas a la tarde. Y sí, vuelvo…

Antes de terminar su frase hace una inflexión en su tono. “¿Querés conocer la historia real?“, plantea casi como si fuese una pregunta a ella misma. ”La historia posta es un poco heavy, pero nadie la sabe. Lo que se dijo públicamente de mí en cuanto al tenis es que me retiré como número uno de la Argentina por problemas de salud, que si bien fue cierto, me retiré por un problema de salud, pero también me retiré por…. Muchas veces cuando somos deportistas, el deportista individual, en este tipo de deportes hay mucho tipo de de abuso en torno a todas esas cosas, entonces es como que utilicé como excusa el problema de salud, sabiendo que me podría haber recuperado al año y podría haber vuelto al circuito. No quise volver. Lo agarré como excusa y dije: ‘No va más’. No podía más con con lo que estaba pasando. Así que decidí dedicarme a cualquier otra cosa. Y durante todos estos años creo que se pueden llamar de supervivencia. Haber hecho televisión, teatro o cosas como las que hice, que estoy muy agradecida porque me dieron mucho, fue más supervivencia, pero creo que siempre fui una tenista y siempre lo llevé en la sangre. El tema es que después no podía volver a la cancha de tenis, ni siquiera ver un partido de tenis“.

Victoria dejó cuando estaba dando sus primeros pasos oficiales y su vida tomó otro rumbo. Los movimientos tectónicos que la empujaron fuera del deporte la trasladaron a las pantallas, las tapas de revista, el teatro; por momentos, una vida privada televisada. De la “cancelación”, como ella define algunas de las etapas, a ser chef. Pero eso fue “superviviencia”, repite una y otra vez. La luz del deporte se apagó por los manejos despreciables del insaciable mundo profesional que por momentos cree educar autómatas ganadores y no juveniles en crecimiento. La crianza de sus hijos y la terapia la invitaron a destapar la herida, a sanarla. “No quería jugar para que alguien se quiere adueñar de mi talento, o hacer plata con mi talento”. Y por eso volvió a las canchas…

“Desde que pasó uno de los últimos escándalos en mi vida dije necesito terminar con este patrón que se repite. Mi terapeuta me dice que hasta no romper con lo que ya sabés que tenés que romper, va a ser muy difícil de que estas cosas no sigan en tu vida. Así que todo arrancó como una terapia de volver de a poco al tenis. Empecé una vez por semana y las primeras veces no podía respirar, no quería saber nada. Entraba al auto y no quería volver. Mis mismos hijos fueron los que me incentivaron a decir seguí jugando, no frenes, no quiero que frenes. Así que seguí jugando y a medida que iba jugando un poco más de a poquito lo iba superando“, recuerda sobre ese camino que se inició hace cuatro meses y hoy la utopía camina rumbo a una realidad.

— ¿Estás en la puerta de cumplir un sueño postergado?

— Es un sueño. Para mí es Victoria vs. Victoria ahora en la cancha. Pero sí es un sueño que se me apagó la luz porque no supe manejar la situación. Cuando sos muy jovencita no tenés las herramientas emocionales para saber manejar ciertas situaciones. Sin embargo, hoy, con más madurez, con ayuda y viendo las cosas con otra perspectiva, no solo tengo una mentalidad de deportista, sino que está fortalecida. Me di cuenta que me estoy divirtiendo nuevamente, estoy amando al tenis nuevamente y que quiero volver.

— ¿Existe una chance real de jugar en el circuito?

— Vino mi coach y me dijo “tenés que volver porque estás teniendo un nivel de tenis muy bueno”. Pero, ¿cómo sería volver hoy al tenis? Evolucionó en estos 23 años de una manera terrible y yo era jugadora de polvo de ladrillo. Estados Unidos es algo completamente distinto y tengo que cambiar todas mis técnicas. Y bueno, hagámoslo, me dijo. Cambiemos todas las técnicas. Estoy como jugadora americana en el circuito en este momento. Acá tenés desde el ranking uno hasta el ranking siete. ¿Qué significa? El primero son los que recién empiezan, quieren jugar en ligas menores y sumar puntos. Después 2.5 y 1, que son las primeras 100 del mundo. Vinieron mis entrenadores y me dicen: Ya pasaron varios meses, ya cambiamos las técnicas, ya estás acostumbrándote a la cancha rápida, que era muy difícil para mí acostumbrarme a la cancha rápida y cambiar todas las técnicas. Ustedes piensan que yo estoy en nivel, pero esto lo tienen que decir y lo tienen que certificar,les dije. La confederación más importante del mundo está en New York que la maneja Billie Jean King. Dijimos: llegó la hora de mandar la solicitud para que ellos digan en qué nivel estoy. La pregunta del millón era cuál es mi nivel hoy día, yo hace 22 años que no juego. Bueno, dijeron que mi nivel es 2.5 para que sume puntos. Mi primer slam es ahora el 15 de septiembre y después tengo otro en octubre en Nevada. El tenis es sumar puntos, pero hay realidades. Tengo mentalidad ganadora, voy sabiendo que tengo que entrenarme para poder estar en el 1 y jugar los principales torneos. Pero estoy haciendo de lo imposible algo posible: tengo 42 años y estoy jugando contra chicas de 20.

Vanucci asegura que la Universidad de Utah es la que “está bancando absolutamente todo”, ya que le permiten contar con terapias físicas, nutricionista y otros tópicos fundamentales en la vida del deporte profesional para poder alcanzar su sueño. Un espejo sobre este caso podría verse en el ex futbolista Diego Forlán, quien a los 45 años jugó el Challenger de Montevideo en el exigente circuito masculino a fines del año pasado.

— ¿La Federación Norteamericana es la que te habilita en este caso?

— Yo juego bajo bandera norteamericana y los que decidieron el nivel son precisamente USTA (United States Tennis Association). Hoy a la mañana recibí la noticia de que estoy en el nivel 2.5 y que me autorizan ya a jugar. Y no solo eso, sino que me otorgaron un wild card. Por ejemplo, el wild card se le dio a Martina Navratilova una vez que se retiró para que juegue profesionales de vuelta en dobles. No perteneces a los 20 ó 30, pero tenés 42 años y por el nivel de tenis que tenés, podemos darte un wild card para que participes, porque considera la USTA que puedo estar para jugarlo. Entonces acá no es que hay chamuyo. El deporte viste cómo es: jugas bien o mal. Sos regular o irregular. Sos básico o no sos básico. Jugás en primera o en segunda. Acá no tenés oportunidad de mentir. Te aceptan o no te aceptan. Es muy riguroso porque no cualquiera puede agarrar y decir me quiero anotar en este torneo porque yo considero que soy una ex tenista profesional y que estoy volviendo. Acá te tienen que probar, te tienen que ver, tenés que jugar para ellos y ellos van a tener un comité en el cual van a decidir.

— ¿Y cuál es tu objetivo real hoy en día?

— Siempre fui una mujer muy ambiciosa. Para mí no tiene nada de malo: la ambición bien guiada puede ser algo maravilloso. Si bien todo arrancó como algo terapéutico y para tratar de agarrarle de vuelta amor al tenis, y poder volver a jugar, me parece que hoy en día también se transformó todo en el núcleo de mi casa, que son mis dos hijos. A mis hijos les encanta verme jugar. Estoy entrenándome con chicas de 18 años, de 20 años, que juegan para niveles universitarios en los Estados Unidos, que son semi pro. Ya el hecho de poder jugar con ellas, estar al mismo nivel que ellas, ganar muchas veces.. Esta vez yo soy la dueña de mi juego. Si yo soy la dueña de mi juego, y no tengo más esas voces, no tengo más esos fantasmas, y sé que puedo hacerlo, ¿por qué no probar? ¿qué pierdo? Si te pones en mi lugar decís, puedo tener el lujo de jugar en los Estados Unidos con un wild card. Sabiendo las realidades, porque soy ambiciosa, pero no soy tonta. Quiero ver hasta dónde puedo llegar. Igual yo nunca hubiese soñado esto. De por sí hoy la noticia del wild card cuando me levanto y la veo en el email… Ya de por sí esto es un logro enorme, que me dejen jugar. E un gran logro y ahora solamente quiero seguir y ver hasta dónde puedo llegar. Reitero: tengo 42 años y competiré contra chicas de 20 ó 30 años. Suena irrisorio, pero a la vez, hasta acá llegaste, vamos a ver hasta dónde hemos podes llegar.