Luego de investigaciones de inteligencia, la Fiscalía pudo establecer que José Aldemar Rojas Rodríguez, autor material del atentado con carro bomba en la Escuela General de Cadetes Santander de la Policía, en Bogotá, fue por más de 20 años explosivista de la guerrilla del ELN, responsable del acto terrorista que dejó 20 muertos y 68 heridos.

Rojas nació el 13 de mayo de 1962 en Puerto Boyacá, pero tenía su residencia en la vereda Boja, de Cubará, departamento de Boyacá. La zona limita con el departamento de Arauca -con fuerte presencia del ELN- y la frontera con Venezuela.

Realizando actividades delictivas en la milicias, Rojas había perdido su mano derecha. Ingresó al ELN en 1994, con el alias de 'Mocho' -por su amputación- o 'Kiko'. Fue cabecilla de varios frentes, entre ellos el Adonai Ardila Pinilla, que delinque en los departamentos de Arauca, Boyacá y Casanare.

En 2012 aparece en el orden del frente Domingo Laín Sáenz como enlace directo de alias 'Culebro Viejo' cabecilla de la estructura. En 2013 es responsable del frente "Domingo Laín Sáenz", según la información que reveló este viernes el ministro de Defensa, Guillermo Botero.

Asimismo, fue instructor de explosivos en varias zonas del país para el ELN, incluso en territorio venezolano donde se refugian algunos milicianos de esta guerrilla. Tenía orden de captura como rebelión y concierto para delinquir con fines terroristas.

Él era el propietario de la camioneta gris Nissan Patrol, modelo 1993, con la que ingresó a la escuela de forma violenta desde la puerta de carga y se estrelló contra una pared del alojamiento femenino, detonando 80 kilos de explosivos de pentolita en lo que parece un acto suicida, sin precedentes históricos en el país.

La camioneta tenía su último reporte ante las autoridades de tránsito en la ciudad de Arauca, con ocasión de la revisión tecnicomecánica, el pasado 27 de julio de 2018.

En rueda de prensa, el Gobierno Nacional también rectificó que Rojas Rodríguez nunca hizo parte de la extinta guerrilla de las FARC. En medio de los diálogos de paz, quiso vincularse como miembro de ellos para obtener beneficios en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), pero fue rechazado por el mismo secretariado de las FARC.

Tras el atentado, el rastro de su nombre apareció de inmediato dado que la camioneta utilizada había sido adquirida por él mismo unos 10 meses antes del hecho.

Por último, las huellas dactilares de su mano izquierda les permitió a los médicos forenses confirmar que él fue el autor material del ataque.