Buenos Aires, 2 de enero.- La llegada del hombre a la luna, hace cuatro décadas, habría tenido como testigo inesperado a una nave extraterrestre, relata uno de los astronautas estadounidenses que protagonizó la hazaña en un libro de próxima publicación en Bolivia.
‘Es el secreto mejor guardado por la NASA en medio siglo de
carrera espacial‘, dijo el sábado el periodista y escritor
boliviano Eduardo Ascarrunz, autor de la novela histórica ‘El
Salar de Maravilla‘ que contiene el relato del astronauta Edwin
‘Buzz‘ Aldrin sobre el supuesto encuentro con un ovni.
En una entrevista con Reuters, el autor dijo que obtuvo la
revelación de Aldrin hace diez años, pero sólo se decidió a
publicarla, con la aprobación del astronauta, cuando consideró
que la opinión pública mundial estaba preparada para la
novedad.
Aldrin fue el segundo hombre que pisó la luna el 20 de
julio de 1969, minutos después de que lo hiciera Neil
Armstrong, en la histórica misión Apolo XI que completaba el
también estadounidense Michael Collins.
Según la obra, que se refiere tanto al ovni como a una
serie de visitas posteriores de Aldrin al salar de Uyuni, en el
altiplano boliviano, los astronautas reportaron al centro de
control de la NASA en Houston, Estados Unidos, que una supuesta
nave ‘semiesférica‘ los escoltaba al llegar a la Luna.
‘Aquí estamos los tres… ellos están aquí, debajo de
nuestra nave… hemos encontrado unos visitantes‘, dijo
Armstrong a Houston, recibiendo como respuesta el pedido de que
sea más preciso, relató Aldrin.
Se produjo luego el siguiente diálogo, de acuerdo con el
testimonio del astronauta:
Aldrin: ‘Te estoy diciendo que aquí afuera hay otra nave
espacial. Ellos están al otro lado del cráter‘.
Houston: ‘¿Ustedes han conseguido filmar?‘
Aldrin: ‘Ningún filme por el momento, las cámaras están
fotografiando otros objetivos. Ellos están ahí abajo, están
acercándose a la Luna junto a nosotros, viéndonos‘.
Houston: ‘¿Que los están viendo?‘
Aldrin: ‘Sí, no estamos solos‘.
Con la revelación de Aldrin, ‘el 20 de julio de 1969 tiene
un significado más importante aún que el hecho de haber logrado
que el hombre posase sus pies en la luna: ese día, a la hora
del descenso, Armstrong, Aldrin y Collins constataron que los
seres humanos coexistimos con otras criaturas en el Universo‘,
dijo Ascarrunz.
Agregó que la NASA probablemente impuso el secreto para
evitar que el suceso ‘echara sombra al superobjetivo de la
misión Apolo XI: llegar a la Luna antes que su gran contendor
en la carrera espacial, la entonces Unión Soviética‘.
El autor reveló que obtuvo el relato de Aldrin cuando ubicó
al astronauta -por intermedio del periodista estadounidense Bo
García y de una funcionaria de la embajada del país
norteamericano en La Paz- para que confirmara que había
identificado al salar de Uyuni como el origen de un destello
que observó desde la Luna.
‘Una vez pasada la parafernalia de los héroes del espacio,
Aldrin estableció que el punto refulgente resultó ser el salar
de Uyuni, que visitó luego y donde conoció a un sabio
aymara-quechua que le dijo haber seguido el viaje a la Luna
desde el medio del inmenso plato de sal y por una radio
portátil‘, dijo.
Ascarrunz indicó que Aldrin le confesó haber visitado
varias veces el salar a partir de la década de 1970, en algunos
casos acompañado por su padre, para conversar largamente con el
sabio andino e incluso hospedarse en la cueva prehistórica que
éste utilizaba como vivienda.
‘Enterado de las visitas periódicas de Buzz Aldrin al
salar, le pedí, Bo García mediante, que me hiciera partícipe de
sus relatos al sabio. Lo hizo, en cinco cuartillas‘, dijo el
autor, mostrando copias de los mensajes de correo electrónico
que intercambió con Aldrin.
Añadió que ‘gracias a esa anécdota, tomó cuerpo ’El Salar
de Maravilla’, que en lo fundamental aspira a ser la punta del
iceberg del destape de la cultura andina, guardada, con más
celo que la NASA, durante casi quinientos años en el entorno
del salar‘.
El salar, de 12.000 kilómetros cuadrados de extensión y a
casi 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, es conocido
como una de las principales atracciones turísticas de la
empobrecida Bolivia y como el mayor reservorio mundial de
litio.
El Gobierno izquierdista boliviano, presidido por Evo
Morales, ha dicho que impulsa planes para explotar e
industrializar el litio, fabricando baterías que se espera se
convertirán a corto plazo en piezas clave de los automóviles.