Se cansó de caminar, de preguntar, de repetir una y otra vez los mismos datos a quien se lo pidiese. Para Horacio Rodríguez (71), nada sobra en su situación y lo único que espera es una noticia, un llamado, alguien que le dé un motivo para poder respirar y descargar su angustia. Horacio es el padre de Daniel Ramón Rodríguez Rojo, un sanjuanino de 35 años que está radicado desde hace cuatro años en Concepción, Chile, el epicentro del devastador terremoto de la madrugada del sábado.
"No sabemos nada, es imposible comunicarse, ni con él ni con la familia de la mujer. Ya me recorrí todos los lugares en San Juan donde me dijeron que podía conseguir información, pero nada. Mi situación es desesperante", dijo Horacio.
Daniel se fue a vivir a Chile por motivos laborales y personales en 2006. Al tiempo conoció a Marcela González, su pareja trasandina, y de esa relación nacieron Daniela, de 3 años, y Ezequiel, de uno.
Daniel trabajó en una inmobiliaria, luego se puso una pequeña imprenta y actualmente es empleado administrativo en una clínica médica. Vive en una casita de la calle Alvaro Bazán 1635, de la villa San Andrés, en Concepción, a unos 20 minutos en auto del centro. Si bien al principio Daniel se comunicaba frecuentemente con su familia, con los años los llamados se hicieron más espaciados. "La última vez que hablé con él fue hace un mes. Nosotros no queremos pensar nada, ni bueno ni malo. Sólo queremos saber algo", agregó Horacio.
Concepción es la ciudad más golpeada por el terremoto de 8,8 grados en la escala Ritcher que sacudió al vecino país, allí donde se cayó un puente al río Bio Bio, donde un edificio color blanco se partió en dos y donde se vino abajo hasta la casa de la gobernación. Precisamente, ayer la alcaldesa de Concepción, Jacqueline Van Rysselberghe, criticó el tiempo que el gobierno se tomó para enviar un contingente desde Santiago para ayudar en las labores de rescate.
"Yo no aguanto más. Ya decidí que voy a esperar hasta mañana (por hoy) y si no tengo noticias, me voy a ir (a Chile) como sea y por donde sea. Yo estuve hace un tiempo, para el cumpleaños de tres de mi nieta, y si dependía de mi ya me hubiese ido. Pero lo que pasa es que mis otros dos hijos no me dejan, por mi edad y porque tienen miedo de que me pase algo. Pero estar acá, sin saber nada de Daniel, es desesperante", dijo Horacio.
Y agregó que "sabemos muy bien que la situación en Concepción es muy mala… Ojalá que todos estén bien. Nosotros los estamos esperando. La esperanza es lo último que se pierde".
