Un incendio intencional, supuestamente provocado por un perturbado mental quemó ayer la sacristía de la cripta de la Basílica de la Sagrada Familia lo que obligó a desalojar a 1.500 turistas que visitaban el templo y generó alarma por el riesgo de destrucción de obras originales de incalculable valor de su creador, Antonio Gaudí.

El fuego, que no causó daños en la nave central del templo, se declaró a las 10.45 horas de la mañana hora de España (5.45 de Argentina) y fue controlado rápidamente, se localizó en la sacristía de la cripta, que, junto a la fachada de la Natividad, es Patrimonio de la Humanidad y quedó ennegrecida por el humo, aunque no hubo mayores desperfectos.

Sólo cuatro trabajadores del templo tuvieron que ser atendidos por los equipos de socorro debido a la inhalación de humo, y la Sagrada Familia pudo reabrir sus puertas horas después, tras realizarse todas las verificaciones necesarias.

La policía local detuvo como supuesto autor del incendio a un hombre de 65 años, José María L.S., quien, según diversas fuentes oficiales, tiene problemas mentales. El individuo, de nacionalidad española y vecino de Barcelona, fue acusado también de un delito de hurto porque al momento de la detención llevaba encima una pequeña campana de cobre y plata usada para la consagración y cinco juegos de llaves de las alcancías para limosnas.

El hombre, que tiene dos antecedentes policiales por hurto y es un habitual de las ayudas sociales, llevaba en sus bolsillos mecheros y varios trapos con un spray de aceite con los que, al parecer, prendió el fuego.

El sospechoso fue retenido por un pequeño grupo de turistas que, en el momento de los hechos, visitaban la sacristía, donde está enterrado el genial arquitecto catalán, Antonio Gaudí.

El presidente del Patronato de la Sagrada Familia, Joan Rigol, apuntó que el hombre, quien al ser arrestado negó con reflexiones inconexas que hubiera provocado el incendio, es una persona con las facultades mentales perturbadas.

La cripta de la Sagrada Familia, recientemente reformada, quedó ennegrecida por el humo, que también entró en la nave central, lo que obligó a desalojar a los 1.500 turistas que visitaban el templo, uno de los íconos de Barcelona más conocidos mundialmente.

Aunque la entrada al templo es de pago, el acceso a la cripta, situada bajo la nave central, es libre, dado que se trata de la parroquia del barrio donde se celebran misas a diario.

El mobiliario y la indumentaria de los sacerdotes que había en la sacristía, de unos cuarenta metros cuadrados, quedaron totalmente calcinados.

En un primer momento, se temía que para poder extraer el humo acumulado en la cripta fuera necesario romper algunas de las vidrieras originales de Gaudí, si bien finalmente se logró airear la estancia subterránea -que recibe luz exterior a través de los vitrales- mediante enormes ventiladores y el hueco de una ventana.

La Sagrada Familia, el monumento más célebre de la capital catalana, recibe al año más de dos millones de visitas.