La sacaron de los pelos del baño, le ataron las manos, le dieron una trompada, le rasguñaron la cara. Y por si ese maltrato no fuera suficiente, le metieron el caño de un revólver en la boca para que entregara lo que buscaban: dinero. Ese violento ataque sufrió el miércoles en la noche una repostera de 50 años cuando fue sorprendida junto a una empleada por tres delincuentes armados en su casa de Capital. Los sujetos aprovecharon que un portón y la puerta del frente estaban abiertos y amenazaron a la dueña de casa para escapar con $7.000, $30.000 en joyas y ‘Ñega’, su perra chihuahua, precisó la víctima, Adriana Acosta.
Todo ocurrió a las 22.15 en la casa que habita Acosta con su familia en Salta, antes de Benavídez. A esa hora, la repostera acababa de despedir a un vecino y se metió al baño, mientras su empleada Mercedes Flores (59) se quedó en la cocina. En ese momento, un sujeto con una media en la cabeza sorprendió por la espalda a Flores, le tapó la boca y la llevó al costado de la heladera, mientras dos cómplices enfilaban hacia el baño.
‘Uno de ellos me sacó de los pelos, me ató las manos hacia atrás con un cordel y me tiró sobre el sillón. Me pedía plata, me sacó con fuerza unos anillos y una pulsera de oro de las manos y me llevó al patio’, dijo Acosta, entre lágrimas.
El delincuente siguió exigiendo dinero y la víctima le ofreció su Ford Escort, pero lo rechazó. No conforme, el ladrón le pegó una trompada en la nariz, la arañó y le metió el arma en la boca, señaló la repostera.
Luego llevaron a la comerciante a su pieza y cuando escuchó a Flores quejarse porque la estaban asfixiando, Acosta entregó sus ahorros. De una cómoda, los ladrones sacaron anillos, cadenas, pulseras, un reloj de oro y $7.000 que la víctima tenía ahorrados para pagar unas cuentas. Con el botín en mano, uno de los sujetos desató a la repostera y antes de huir agarraron a la perra. ‘He vuelto a vivir, casi me han matado estos guachos. Que miedo por Dios’, relató la mujer.
