Personaje. Si algo le faltaba a Argentina era tener al Tula y su mítico bombo en la concentración.

 

 

El Tula y el bombo que le regaló "el General Juan Domingo Perón" llegaron a la concentración argentina de Bronnitsy para refrendar su condición de "número uno, el primero en alentar a un seleccionado con un instrumento como éste en el mundo", algo que efectuó por primera vez en el Mundial de Alemania 1974. "La verdad es que sigo a la selección desde 1974 con este bombo que me regaló Perón y viajo solo. Tengo 78 años y las fuerzas suficientes como para hacerlo", contó el Tula.

Ataviado con una camiseta argentina con el número 1 en la espalda que refiere con una especie de epígrafe al "Bombo de Perón", que también es el título de un libro de su autoría, el Tula se ufana de sus correrías por el mundo y de las personalidades que conoció. "Le llevé este bombo a Juan Pablo II para que lo bendiga. Era un gran Papa. Es el que siempre estuvo en cada acto de Perón y el que siempre alienta a Rosario Central", puntualizó.

"Por eso soy el número uno. Y el dos es Manolo, el español, que se copió de mí en el Mundial de 1982 que organizaron ellos. Antes de mí nadie llevaba bombos a la cancha y ahora lo hacen en todo el mundo, soy un pionero", resaltó mientras estiraba esa sonrisa que hace de su característica flacura una marca registrada. Porque el Tula es una marca en el orillo que lleva ya no el fútbol, sino el pueblo argentino.